En La Bombonera se vivía un clima especial. El regreso de Carlos Bianchi como entrenador y la presencia de Román Riquelme en el palco oficial así lo determinaba. Que Boca enfrente a Quilmes aparecía como una mera circunstancia. Todas las miradas estaban sobre ellos. Pero la historia tuvo un giro inesperado. Es que finalmente el defensor Guillermo Burdisso se robó el protagonismo. ¿Cómo? Marcó dos goles para darle el triunfo al xeneize por 3 a 2 tras ir perdiendo por 0-2 en un partido que estuvo plagado de emociones.
El Cervecero pegó de arranque. Metió dos manos de nocaut en los primeros 10 minutos y se puso 2-0 con un cabezazo del uruguayo Olivera y una buena definición de Menéndez aprovechando los errores del fondo de Boca.
El local fue un cúmulo de desaciertos en la primera media hora: marcó mal en el fondo, tuvo problemas de traslado (Leandro Somoza fue silbado en cada pelota que tocó) y no llegó nunca a inquietar a Emanuel Trípodi.
Las miradas de los simpatizantes boquenses, por entonces, se repartían entre lo muy pobre que veían en el campo de juego y la ilusión, casi como un talismán, que generaban la presencia de Bianchi desde su puesto de conductor y Riquelme en el palco presidencial junto a Daniel Angelici.
Pero sobre el final del primer tiempo el once xeneize esbozó una mejora y en su única jugada criteriosa descontó. El Burrito Martínez habilitó bien a Pol Fernández, quien la cruzó aún mejor para que Erviti, sin marcas, pusiera el 1-2.
Fue un anuncio de lo que iba a pasar en el segundo tiempo, en el que Boca asumió un protagonismo excluyente, lo metió a Quilmes en su área y llegó al empate con un gran cabezazo de Burdisso, tras un centro.
El empate puso La Bombonera en estado de ebullición y desde allí la táctica no existió. Fue una puja de voluntades entre los que querían ganar y los que querían mantener la igualdad, con las pulsaciones a mil y la mente casi nublada.
En ese contexto llegó un pasaje clave. Se lesionó Cellay, lo reemplazó Ribair Rodríguez y en la primera jugada Caruzzo le cometió penal a Menéndez, se tuvo que ir por doble amarilla y pareció que Quilmes se llevaba el premio mayor.
Pero Orion, que no destaca por ser un gran atajador de penales, se quedó con el remate de Cauteruccio (de floja tarea) y enseguida Burdisso, tras un córner desde la derecha hizo un golazo de volea y consiguió su primer tanto en primera con los pies, ya que antes los hizo todos de cabeza.
Los minutos finales fueron el ir sin sentido de Quilmes y el aguantar como sea del local para redondear un triunfo a “lo Boca”.