Brasil sale a la cancha. Se presenta en el Mundial con dos objetivos: revalidar su chapa de
candidato y dejar atrás la floja campaña realizada en Alemania 2006. En el inicio del camino hacia
su sexto título, el elenco dirigido por Dunga se medirá frente a Corea del Norte, por el grupo G.
El partido empieza a poner a prueba la decisión del técnico brasileño Dunga de armar para el
Mundial un plantel de pocas estrellas y dejar afuera a astros como Ronaldinho y Adriano.
En los días previos al debut, crecientemente cuestionado por la prensa de su país, Dunga
cerró las puertas de los entrenamientos de su equipo. Así intentó sembrar dudas sobre el equipo
titular y las armas tácticas que utilizará ante los norcoreanos.
Pese al secreto, camarógrafos que obtuvieron imágenes de la última práctica de Brasil
aseguraron que el regreso del arquero Julio César —considerado como uno de los mejores del
mundo y ya recuperado de los dolores en la espalda—, será el único cambio frente al equipo
titular que goleó por 5-1 a Tanzania, en el último
amistoso previo al Mundial.
Un triunfo en el debut es importante para Brasil, ya que, al menos en teoría, Corea del Norte
es su adversario más débil en el Grupo G, integrado además por Costa de Marfil y por Portugal.
Uno de los problemas que enfrentan los brasileños es el escaso conocimiento acerca del rival
norcoreano, cuyo principal astro es el delantero Jong Tae-Se, quien es conocido como el
“Rooney asiático”.
El atacante apuesta a que el seleccionado de su país pueda repetir hoy, más de cuatro décadas
después, la hazaña lograda en el Mundial de Inglaterra 1966, cuando Corea del Norte derrotó 1-0 a
la favorita Italia.