La noche en Rosario ya venía pesada, pero el tiroteo del sábado pasado frente al boliche Al Diablo que terminó con cinco adolescentes heridos de bala, uno de ellos de gravedad, fue la gota que colmó el vaso. Al margen de la investigación judicial (ver aparte), las reacciones del Ejecutivo y el Concejo no se hicieron esperar. De arranque, el secretario de Gobierno municipal, Fernando Asegurado, adelantó ayer que la Intendencia exigirá a los boliches que se habiliten de ahora en más, y progresivamente a los que ya están en funcionamiento, "que instalen de dos a tres cámaras de videovigilancia" en las inmediaciones, a su cuenta y cargo. Varios concejales también prometieron impulsar cambios integrales en la ordenanza que regula los espectáculos públicos y, en especial, la actividad nocturna. Con matices, parece haber consenso en que el debate no puede demorarse.
La idea es exigir que se instalen cámaras de seguridad en los alrededores de los locales que tienen "actividades nocturnas bailables y de convocatoria masiva".
La colocación de los equipos, anticipó Asegurado, correrá por cuenta de los dueños de los boliches, pero estarán "conectados al centro de monitoreo" municipal y aprovecharán "la conectividad y fibra óptica que hay en buena parte de la ciudad", así como "los recursos humanos y la tecnología de mantenimiento" de que dispone la Intendencia gracias a sus propios dispositivos de videovigilancia.
En principio se les exigiría como requisito de habilitación a los locales que vayan a abrir sus puertas. A los que ya funcionan, "se les dará tiempo para la incorporación según el lugar donde estén, los antecedentes y el fin de su habilitación", entre otras cosas.
Aunque se trata de un número fluctuante (porque no siempre están realmente con sus puertas abiertas) en Rosario hay habilitados de 40 a 60 bares con amenización musical y unos 20 boliches bailables, dijo el director de Inspección municipal, Gregorio Ramírez.
Si se contemplaran dos cámaras por local, de mínima deberían sumarse a la videovigilancia urbana más de cien nuevos equipos, el doble de los que ya integran el sistema de cámaras públicas.
El titular de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica, Carlos Mellano, se mostró conforme con la iniciativa. "Todo lo que sirva para prevenir y apuntalar la seguridad es bienvenido, de hecho muchos locales gastronómicos ya las tienen", dijo, aunque admitió que habrá que estudiar luego "los costos y la implementación".
Ayer no se había definido aún si esa exigencia saldrá por decreto o contará con el aval del Concejo. "Se está estudiando legalmente", dijo Asegurado, quien a la vez sostuvo que, "por supuesto, si sale por ordenanza siempre será mejor".
También Ramírez aspiró a que Concejo y Ejecutivo trabajen a la par para afrontar la problemática de la noche en toda su complejidad y pidió una rediscusión "madura e integral" de la ordenanza 7.218, que rige la actividad.
Por ejemplo, para que Inspección tenga potestad de aplicar sanciones más severas ante faltas graves reiteradas o para que por ley se impida que boliches clausurados logren reabrir sólo cambiando de dueño y razón social. También para prohibir que alguien con antecedentes comerciales conflictivos en el rubro de la noche obtenga habilitación para un nuevo local.
De hecho, la concejala radical María Eugenia Schmuck ya lleva presentados dos proyectos vinculados a la temática. El primero, en agosto pasado, para instalar videocámaras "en el exterior de todos los boliches bailables". Otro junto a Jorge Boasso, en diciembre último, para encarar una reforma integral de la norma 7.218.
En esencia, esa reforma (que alcanza al Código de Faltas) debería apuntar a que ante una seguidilla de faltas graves no haya que esperar el dictamen del Tribunal para dictar un cese definitivo, sino que sea facultad del propio municipio, y a que después de dos clausuras de un boliche su titular (persona o sociedad) quede impedida de abrir otro local nocturno en la ciudad.
"Es un debate que se viene en las próximas reuniones de comisión porque la problemática no admite dilaciones", dijo Schmuck.
También su par del PRO Rodrigo López Molina pidió que el cuerpo discuta el tema, pero además le pegó fuerte al municipio "por profundas fallas en el ejercicio de su poder de policía".
"Tanto lo que pasó ahora con el boliche Al Diablo, como lo de hace una semana en Rioja al 1200 o hace un mes en Yamper son prueba de que en la noche de Rosario reina el descontrol", disparó, convencido de que "la mejor norma que regule la actividad sin un buen poder de policía no sirve para nada".
Otro tema a debatir será, nuevamente, si como desea el oficialismo se mantienen las "áreas de radicación promovidas" para boliches (hoy, por ejemplo, la Fluvial, algunas en el norte, la desembocadura de arroyos y el entorno del Scalabrini Ortiz) o se delimitan "áreas de radicación exclusivas", como propone López Molina.