Boca Juniors y San Lorenzo protagonizaron anoche un clásico muy mal jugado en el que ninguno de los dos contó con la menor elaboración de fútbol y el resultado no podría haber sido otro que 0 a 0.
Boca Juniors y San Lorenzo protagonizaron anoche un clásico muy mal jugado en el que ninguno de los dos contó con la menor elaboración de fútbol y el resultado no podría haber sido otro que 0 a 0.
Boca, con un Juan Román Riquelme que se apagó en el complemento, careció de profundidad, no tuvo asociaciones ni respuestas individuales y prolongó su presente de absoluta opacidad.
San Lorenzo, que a 20 minutos del final sufrió la expulsión de Romagnoli y en el tiempo agregado la de Ortigoza, se apoyó en la solidez del colombiano Valdés, contó con la vitalidad de Buffarini y se llevó un resultado que lo mantiene en carrera.
En el primer tiempo Boca se situó en campo del adversario, mientras que San Lorenzo esperó atrás para salir de contraataque.
La circulación del equipo local comenzó siendo prolija, con la conducción de Riquelme muy lejos del área rival, por lo que San Lorenzo con eficaces aportes de Valdés, en el fondo, y de Ortigoza, en el medio, no sufrió sobresaltos.
San Lorenzo encontró espacios para salir, pero le faltó resolución en el campo del oponente, aunque contó con tres aproximaciones importantes, mientras que Boca tardó media hora en volver a acercarse a Torrico, en un centro de Riquelme que cabeceó Gigliotti arriba del travesaño.
Los primeros minutos del complemento se jugaron muy lejos de las áreas y la primera acción de interés recién llegó cuando se apreció una aparición de Romagnoli por derecha cruzando hacia el medio la pelota que rechazó Orion.
La mejor escena para Boca ocurrió en un contraataque que comenzó Riaño y continuó Riquelme, quien con una apertura hacia la derecha buscó a Erbes, que se apuró al rematar y rechazó Torrico. Después no pasó nada más.