Boca ganó, pero quedó demostrado que su pelea es otra. Sobre todo porque con el triunfo de Racing ante River quedó a cinco puntos de la punta y ahora todos los cañones apuntan a llegar a la final de la Copa Sudamericana. Por lo pronto, ayer dio una muestra clara de sus intenciones. Porque cuando casi todo el mundo futbolístico ironizaba con la chance de que no le hiciera fuerza a Independiente y así complicarle más la vida a River, el equipo no se hizo eco de esas habladurías y cumplió con su parte. La de ganarle 3 a 1 al Rojo y dejarlo prácticamente afuera de la pelea.
Y lo hizo con total justicia. Porque casi no se habían acomodado cuando Diego Rodríguez se mandó un macanón que aprovechó Calleri para marcar la apertura del partido a los 4’. Lo del arquero de Independiente fue un verdadero mamarracho. Recibió cerca del área un pase de Zárate y en vez de sacarla por el lateral, se encerró solito hacia su propio arco y el delantero no hizo más que presionarlo hasta meterse con pelota y todo adentro. Obviamente que el gol tempranero fue como un baldazo de agua fría a las intenciones de Independiente, que hasta ese momento se había insinuado mejor. Hasta Mancuello, la figura del equipo, pareció sacudido por el error de su compañero.
La sensación era que Independiente estaba paralizado. Lo tuvo Fuenzalida ingresando por la derecha, pero definió desviado. También el Ruso Rodríguez se lució ante una corajeada de Calleri.
Montenegro y Pisano perdían siempre con el despliegue del pibe Cubas y la buena circulación que le imprimía Castellani. Con la cosa planteada así, era poco esperable una reacción de Independiente. Más bien se intuía alguna réplica de Boca. Pero la reacción que no se vio luego del tanto de Calleri, llegó apenas iniciado el segundo tiempo con un remate de Pisano. Todo hacía presagiar un aluvión rojo, pero Bellocq le tiró tierra a su propio equipo haciéndose expulsar tontamente. Así y todo lo tuvo Mancuello dejando parada a la defensa xeneize. Pero el que aprovechó los descuidos fue Boca. Primero fue Carrizo el que le dijo a Calleri “tomá y hacelo” y Gigliotti cerró el partido con un cabezazo. Mientras Boca piensa en el superclásico del jueves, ayer ganó para demostrar que está vivo.