Boca está en llamas. No encuentra el rumbo. Repite problemas, tropiezos inexplicables y su conductor Carlos Bianchi ni siquiera se apoya en el terreno de la autocrítica para imaginar una reacción posible. El equipo xeneize fue una auténtica sombra y ayer sufrió un humillante 3 a 0 ante Atlético de Rafaela, en la mismísima Bombonera.
Fue otro duro golpe para un conjunto que todavía no hizo pie. Que camina mareado. Que en cada paso desnuda una preocupante confusión y un nivel de juego que se aleja mucho de sus pretensiones. Mauricio Gómez, a los 36' de la etapa inicial, y Federico González y Guillermo Pol Fernández, a los 9' y 27' del segundo tiempo, anotaron en la victoria de la Crema.
El elenco de la ribera porteña manejó la pelota en gran parte del primer tiempo, pero careció de profundidad, y ante la primera adversidad (0-1 en contra) se desmoronó anímicamente, no tuvo respuestas y se mostró vulnerable.
Por su parte, la visita se mostró firme en defensa, marcó bien a los delanteros y sacó provecho de las situaciones que tuvo a su favor.
Cuando el partido era dominado por Boca, llegó el primer gol de la visita. El Cata Díaz cometió una infantil mano a unos 30 metros del arco, Gómez ejecutó el tiro libre, la pelota se desvió en Castellani, descolocó a Orion y se metió.
En el complemento, los santafesinos aguantaron bien los primeros embates y, a los 9', lograron el segundo gol, que fue casi un golpe de nocaut. Bastía puso un pase profundo para Royón, que agarró muy mal parado al fondo xeneize, González apareció solo en el área y definió con tranquilidad.
Bianchi movió el banco y mandó a la cancha a Chávez y Acosta pero ya era muy difícil levantar a un equipo partido y con pocas ideas.
Y a los 27' llegó el tercero de Rafaela, en otra contra punzante, y fue convertido por un jugador surgido del semillero xeneize, Pol Fernández. Así Boca quedó tendido, desconcertado entre su impotencia y sus limitaciones.