El fútbol otorga gestos sorprendentes y jornadas inesperadas. Los ejemplos se multiplican en cada partido. Detrás de cada cotejo hay un montón de historias y la de ayer de Santiago Biglieri bien puede inscribirse como una de las más coloridas. Es que el volante-delantero estuvo en duda durante la semana por una molestia muscular, fue probado ayer por la mañana en la concentración auriazul y recién después de esa evaluación supo que tenía chances de ir al banco. Un par de horas más tarde, saltó a la cancha en el segundo tiempo, metió el segundo gol del trascendental triunfo canalla sobre los tucumanos, y también le regaló una asistencia a Leonardo Monje, que el chileno dilapidó increíblemente.