El teatro como horizonte, como anhelo y como frustración. Y un grupo de actores atravesados por el amor, las contradicciones y los miedos. Justo ahí se sitúa “Bajo un cielo de verano”, la obra del Centro Experimental Rosario Imagina que se estrena hoy, a las 22, en el teatro La Manzana, San Juan 1950. La puesta con libro y dirección de Rody Bertol subirá a escena todos los sábados de septiembre, octubre y noviembre, con un elenco integrado por Juan Nemirovsky, Gisela Sogne, Alejandro Ghirlanda, Soledad Murguía, Diego Bollero, Sofía Dibidino Ballario y Natalia Trejo.
“Hay muchas cosas que suceden en la obra, pero nosotros ponemos el acento en tres: el amor, la amistad y el teatro”, dijo Juan Nemirovsky, uno de los protagonistas de la puesta. “La historia gira en torno a un elenco que se reúne para representar su obra, «El secreto de la felicidad», y también para festejar el inminente fin de año. La acción está situada en un pueblito del interior en los años 60. Esa noche, en el patio de un club donde se representa la obra, surgen una serie de sucesos que llevan a estos personajes a buscar una respuesta, una salida a sus vidas. La obra está relatada desde un presente, desde un hoy, y una voz nos trae el recuerdo de esa noche, hace 50 años”, se explayó el actor.
Nemirovsky se pone en la piel de Alfredo, el líder del elenco, el que escribió y dirigió la obra. “Alfredo convive dentro de ese grupo con su novia, una amante, su hermana y su mejor amigo. Dentro de ese elenco se debaten todos los vínculos, y hay envidias, amores, desamores y rencores como en cualquier grupo humano. También hay un cruce muy particular de historias de amor, porque todos los personajes están en la búsqueda de algo no correspondido. El único amor que los mantiene unidos y a través del cual se pueden vincular es su pasión por el teatro, que es lo que los sostiene como grupo”, explicó el protagonista.
“Bajo un cielo de verano” fue pensada como “una pieza de cámara, porque es muy impactante visualmente”, aseguró Nemirovsky. “También la ubicamos en el género de la comedia dramática. En la pieza que los personajes representan hay comedia, pero a su vez, la obra, en la búsqueda de los protagonistas, es un drama. Además hay un suceso que bordea lo trágico y que cambia el curso de esa noche para siempre”, adelantó.
Otra característica que marca a la puesta es su técnica de teatro dentro del teatro, que según Nemirovsky implica un gran desafío actoral. “Lo más difícil fue lograr actuar como actuaría el personaje dentro de la obra que se representa. Uno tiene que ver un cambio radical en el cómo actúa, es un registro de actuación totalmente diferente”, afirmó. “Por otro lado también es divertido, porque cuando interpretamos la obra que los personajes representan hacemos un paso más de comedia, en el cual jugamos con todas las peripecias posibles que puede tener una función, haciendo hincapié en el amateurismo que tenían esos tipos en un pueblo y en esa época”, agregó.
Si bien la obra está basada en un relato desde el presente hacia el pasado, se buscó específicamente que la puesta no estuviese teñida por la nostalgia. “En un primer momento teníamos miedo de caer en ese lugar, pero después, en el proceso y en el constante trabajo, nos dimos cuenta que, más allá de que hay una mirada hacia el pasado, los personajes son tipos y minas que están en un momento de plenitud muy grande, entre los 20 y los 30 años, haciendo teatro en su pueblo y debatiéndose su futuro y su felicidad”, apuntó el protagonista. “Eso nos permite escapar de la visión de que esto es un recuerdo, y mostrar a los personajes en la plenitud del momento. Nos pareció importante que el recuerdo sea vivido por el espectador”, enfatizó.
El Centro Experimental Rosario Imagina, que dejó su sello en los montajes de “Los invertidos” y “La familia argentina”, se aventuró a otra mirada en “Bajo un cielo de verano”. “En esta obra hablamos del teatro, pero la novedad es que no lo hacemos sólo desde un lugar de actores, o del teatro para que sea entendido solamente por gente del teatro”, apuntó Nemirovsky. “Esta vez hay una apertura para que un espectador de cualquier índole se vea identificado. Esta obra refleja el momento en que cualquier persona está en el camino de descubrirse”, concluyó.