Sunchales. — El afiliado de la Asociación de Trabajadores de la Industria
Lechera de la República Argentina (Atilra) que resultó herido de gravedad en el enfrentamiento que
se produjo la semana pasada frente a la sede gremial rosarina sostuvo que, si bien no puede
identificar a quien le disparó, "la bala vino desde arriba de la sede gremial y tiraron a matar" y
que "la zona fue liberada por la policía".
"Se trató de una emboscada pensada para esperarnos y
atacarnos sin piedad", dijo Pablo Rízzolo, uno de los 30 manifestantes santiagueños que conformó la
columna de los amarillos y recibió un balazo a los pocos minutos de comenzar la riña.
El manifestante, que recibiría hoy el alta médico y sería
autorizado a viajar a Santiago del Estero, su ciudad de origen, fue trasladado al Hospital
Centenario y luego a la clínica de alta complejidad "Diez de Setiembre" de Sunchales por pedido
expreso a sus compañeros.
"Tenía miedo de permanecer en Rosario; no me sentía seguro
después de ver un enfrentamiento tan encarnizado", lanzó a La Capital, desde la sala 105 de
la clínica que Atilra posee en la capital nacional del cooperativismo.
"El martes de la semana pasada nos invitaron a participar
de una manifestación en Rosario. Nos organizamos y salimos en colectivo hasta Sunchales, donde nos
encontramos con otros compañeros y seguimos viaje hacia Rosario. Llegamos alrededor de las 8,
desayunamos y después partimos a la casa local del gremio con los compañeros de otras ciudades. La
idea era demostrar fuerza pero dialogar, como en otros tantos conflictos", señaló.
"Cuando llegamos a una esquina nos dimos cuenta de que
estábamos emboscados —continuó—. Ahí empezaron a tirarnos con piedras, disparos con
pistolas y bombas. Intentamos retroceder y en ese momento giré hacia la izquierda y sentí que me
faltaba el aire. No podía hablar y respiraba con dificultad. Quería pedir ayuda y no podía, más
allá de que estaba entre tanta gente".
Rízzolo se tocó el pecho y se dio cuenta de que estaba
herido, tenía sangre en la mano. A través de señas, le mostró la herida a un compañero y lo
auxiliaron. Tuvo suerte, a media cuadra había una ambulancia que lo trasladó al Hospital
Centenario. Allí lo entubaron, le pusieron un drenaje y empezó a respirar bien. Según su relato, a
las 24 horas estaba mejor. En ningún momento perdió el conocimiento.
Durante la madrugada del viernes fue trasladado a la
clínica sunchalense. "Les pedí a mis compañeros que me sacaran de Rosario porque tenía miedo,
todavía estaba con el recuerdo del enfrentamiento y no me sentía seguro en ese lugar. Además quería
estar en la clínica de nuestro sindicato porque es nueva y tiene un excelente servicio y
atención".
Sobre lo acontecido aseguró que "se siente impotencia por
la forma en que actuaron los de Rosario; no íbamos con la intención de agredirnos. A los sumo
hubiéramos llegado a pelear a las piñas, pero jamás imaginamos un enfrentamiento así".
"De todos modos y según me informaron
—aseguró—, no eran compañeros de la lechería, era gente contratada para agredir. Las
balas fueron disparadas desde arriba, de un balcón o una terraza".
La bala calibre 22 que hirió a Rízzolo ingresó en la zona
superior del esternón, le comprometió un pulmón y se alojó en el omóplato izquierdo. Según
informaron los médicos, no será extraída a menos que en el futuro le ocasione molestias. El informe
médico indica que permanece estable, con drenaje pleural, con suero y alimentación parenteral
—administración endovenosa de líquidos y nutrientes—, debido a la dificultad para
ingerir alimentos. Pero su evolución es favorable y se estima que hoy podría recibir el alta.
Rízzolo es personal administrativo de la distribuidora de la empresa Sancor
en la capital santiagueña.