Treinta y un personas murieron y al menos 94 resultaron heridas en ataques explosivos en la región de Xinjiang, en el oeste de China, según medios estatales. Fue el acto de violencia más letal ocurrido en años en la región, donde una minoría musulmana de etnia no china resiste al dominio del régimen comunista. Este impidió ayer la difusión de imágenes de las víctimas y sólo se vieron fotos y grabaciones de autoridades en control de la situación. Asimismo, casi toda la información provino de medios oficiales.
Los explosivos fueron lanzados desde dos vehículos en un mercado al aire libre en la capital regional de Urumqi. A su vez, uno de los coches explotó, según la agencia estatal de noticias Xinhua. El Ministerio de Seguridad Pública chino calificó el ataque como "un incidente terrorista serio y violento", y el jefe de seguridad regional, Meng Jianzhu, prometió represión contra "la arrogancia del terrorismo".
China ha culpado de una serie de ataques violentos en los últimos meses a los separatistas de Xinjiang, hogar de la etnia uigur, musulmana y que es diferente culturalmente a la etnia han, la mayoritaria y dominante en China.
"El aire estaba lleno de olor a pólvora y el se escuchaban sollozos", relató un testigo a Reuters. "Hubo demasiadas (víctimas), gente mayor que estaba en el mercado". El propietario de un negocio dijo a Xinhua que había oído una decena de explosiones en el mercado, cerca del parque Renmin en el centro de Urumqi.
Xinjiang ha sido desde hace años lugar de actos violentos. Activistas de derechos humanos y grupos uigures en el exilio acusan a las políticas represivas del gobierno chino de haber avivado el conflicto. En las últimas semanas, China ha intensificado la represión contra los uigures, encarcelando a decenas de personas por acusaciones como repartir propaganda y poseer armas.
"Había dos vehículos que conducían como locos hacia el mercado", dijo otro testigo por teléfono a Reuters. "El mercado era un caos total. Los vendedores corrían por todos los lados. Fue definitivamente un acto terrorista", relató.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hong Lei, dijo que el ataque "debería ser condenado en conjunto por el pueblo chino y la comunidad internacional". En un microblog en chino, la embajada de Estados Unidos dijo que ofrecía sus condolencias a las víctimas del "violento ataque", pero se negó a calificar el incidente como acto terrorista.
El presidente chino, Xi Xiping, dijo que la policía "aumentaría las patrullas y los controles de seguridad sobre posibles objetivos terroristas y evitaría efectos secundarios". El ataque fue el más mortífero de una serie reciente de atentados contra lugares públicos en China. En marzo, 29 personas murieron acuchilladas en una estación de tren en la ciudad del suroeste de Kunming.
China acusa a los militantes islamistas de Xinjiang de realizar estos ataques. Los grupos separatistas de Xinjiang buscan establecer un Estado propio, llamado Turkestán Oriental. Xinjiang es una región rica en recursos y está localizada estratégicamente en las fronteras de Asia central. La región vivió fuertes disturbios en 2009, cuando miles de personas tomaron las calles de Urumqi.