Lo mataron a don Méndez. Fue ayer, pasada la 1.30 de la mañana, en su humilde vivienda de Pasaje 4 al 1700, en el barrio Coronel Aguirre de Villa Gobernador Gálvez. Tenía 87 años, se apoyaba en un bastón y tenía severos problemas de visión. Lo asesinaron con crueldad mientras cenaba. Le clavaron un cuchillo a la altura de una de sus orejas y lo estrangularon con una sábana. Todo eso para robarle una vieja heladera con unos pocos comestibles, un antiguo televisor y un ventilador de pie. Un vecino vio cuando dos muchachos se llevaban las cosas y avisó a la policía, que los terminó apresando.
"A vos te parece hacerle esto a un pobre viejo para robarle una heladera con comida, una olla, unos cuchillos, un bolso con desodorante y ropa vieja. Lo sorprendieron mientras estaba comiendo", contó una de las cuatro hijas de don Méndez antes de ahogarse en lágrimas. Antonio Rufino Méndez tenía 87 años, era viudo desde hacía siete y jubilado metalúrgico. Tenía siete nietos. "Era un viejo duro, un tipo de esos que no aceptaba dos puntos de vista.¿Sabés las veces que le dijimos de ir a un geriátrico, que ahí iba a estar mejor atendido y más tranquilo? Pero no quería saber nada. Cuando vos le hablabas del tema, te echaba de la casa. El quería vivir tranquilo y sólo. A pesar de sus años estaba bien. Se movía con su bastón y su vicio era ir hasta el bar Risso a tomarse una copita. Lo que le hicieron no tiene explicación", relató un pariente de la víctima.
Los últimos 49 años de don Méndez transcurrieron en una humilde casa prefabricada revestida con ladrillos y techo de chapas ubicada en Pasaje 4 al 1700, a unos 70 metros del bar Risso y la cancha de Coronel Aguirre. Muy cerca de allí, en Iriondo y Aguirre, todas las madrugadas un móvil de Gendarmería Nacional estaciona en el marco del plan de seguridad barrial. "Yo llamé al 911 porque era impresionante como ladraban los perros. No supimos lo que había sucedido hasta que llegó la policía. Ahí nos enteramos de que habían matado a don Méndez", explicó un vecino.
Sorprendidos. Cuando los móviles de Comando Radioeléctrico y de la seccional 26ª llegaron se toparon con dos ladrones que intentaban sacar por la ventana una heladera cargada con comestibles. Afuera de la casa había algunas sillas, un ventilador y una garrafa de 10 kilos. "Estamos de mudanza, jefe", le dijo uno de los delincuentes a la policía y de inmediato intentaron huir sin éxito. Cuando los policías abrieron la puerta de la casa vieron el cuerpo de Méndez tirado entre la cocina y el dormitorio. Entonces constataron que la frágil reja de la ventana de la habitación había sido arrancada de cuajo de su precario amuramiento. Una vez adentro de la vivienda caminaron hasta la cocina donde sorprendieron a Méndez cenando.
De acuerdo a lo que confiaron los familiares del anciano, el hombre recibió un puntazo detrás de una oreja y fue ahorcado con la sábana de su cama. "Le pisotearon los lentes, se los hicieron añicos. ¿Para qué hacerle eso a un viejo que no podía desplazarse? ¿Por qué", se preguntó su hija mientras repasaba la escena del crimen junto al cronista. "Vos mirá lo que es la heladera que se querían robar", dijo con los ojos llenos de lágrimas mientras abría la puerta del desvencijado refrigerador. "Esto se querían robar. Desodorantes vacíos (que sacaba de un bolso de los mandados que quedó sobre la mesa, al lado del plato con la cena). Una olla. Estos tipos mataron a mi papá para robarle una olla", exclamó amargamente la hija de Méndez.
Estupor. "Es muy fuerte para todos nosotros porque a Méndez y a sus hijas los conocíamos de toda la vida. Es gente vieja del barrio", expresó otra vecina. "Al hombre ya le habían robado el televisor la otra vez. Creo que él tenía un arma, pero no sé si se la robaron. Lo que pasa es que acá, en Villa Gobernador Gálvez, no se puede vivir más. Hay muchos tipos que están requemados por la droga y no reconocen ni a su madre", agregó otra residente.
"Muchas veces los hijos le decían a Méndez que se vaya de allí. Se lo quisieron llevar, pero él no quería. Estos pibes lo habían agarrado de punto porque ya le habían robado otras veces", comentó otro vecino. Y un pariente de Méndez sugirió que el hombre había sido asaltado dos veces en el último año.
Si bien los delincuentes habían sido detenidos, un grupo de vecinos que se acercó al lugar por los ruidos se los quitó de las manos a los policías y les propinó un duro correctivo por varios minutos. "Eran vecinos y también gente que pasaba por la cuadra. Los golpearon bastante, pero no todo lo que se lo merecían", explicó una doña.
Los detenidos fueron identificados como Jonathan Leonel L., de 20 años, y Ezequiel N., de 24. Ambos viven sobre el mismo Pasaje 4 al 1600, a una cuadra de la escena del crimen. Algunos vecinos deslizaron por lo bajo que los detenidos estaban siendo apoyados por un secuaz y una camioneta que al llegar la policía se esfumaron. Los detenidos fueron asistidos en el hospital Gamen y luego alojados en la seccional 26. Hoy, en audiencia oral y pública, serán imputados por el crimen por el fiscal Ademar Bianchini.