"Vinieron a matar". El empleado del corralón de materiales para la construcción
de Junín al 6100 no salía del estupor que le había provocado presenciar el momento exacto en que
una banda de hampones, que portaban armas largas y pistolas, interceptaba a unos de sus compañeros
cuando llegaba del banco con una fuerte suma de dinero. El tiroteo que se desencadenó un instante
después con el custodio que acompañaba al muchacho terminó mal. Una bala alcanzó al portavalores
por la espalda y lo mató en el acto. En tanto, la gavilla alcanzó a escapar con un botín de unos
120 mil pesos.
Pocos minutos después del atraco, y cuando la policía peinaba toda la zona norte
en busca de los asaltantes, efectivos del Comando Radioeléctrico hallaron en un sector descampado,
entre Cristalería y Nuevo Alberdi, el Volkswagen Fox en el que se desplazaban los ladrones. Estaba
envuelto en llamas y la patente, lo único que no se dañó por completo, permitió saber que había
sido robado ayer a la mañana en San Lorenzo.
También una persona que vive a cuatro cuadras del lugar donde apareció el auto,
en una pensión de Grandoli al 2100, fue demorada. Pero hasta anoche no estaba confirmado si tuvo
alguna participación en el trágico hecho. Los investigadores allanaron una pieza pegada a la de esa
persona y allí secuestró una escopeta, balas 9 milímetros y 11.25, y un portafolios con papeles y
documentos a nombre de Gastón Louszczak, el empleado de 32 años asesinado.
"Esto fue una entrega más grande que una casa", opinó una alta fuente de la
Unidad Regional II al evaluar la secuencia del atraco y el poder de fuego de la banda.
Todo ocurrió poco antes de las 14. Louszczak, que trabajaba como administrativo
en la empresa Laminex, de Junín 6180, regresaba a ese lugar en un Chevrolet Corsa color blanco en
compañía de un custodio, un policía que cumplía con tareas adicionales. Según las fuentes, en un
maletín parecido al estuche de una notebook llevaba los 120 mil pesos.
Ayer no había precisiones sobre el destino de que iba a tener ese dinero.
"Probablemente haya sido para el pago de las quincenas del personal, pero también para proveedores.
Es un lugar muy grande, con mucho movimiento".
Cruce fatal.Louszczak llegó manejando el auto y el vigilador iba como
acompañante, de acuerdo a la primera información que trascendió. Una vez que el coche ingresó al
predio de Laminex, que cuenta en su frente con un portón de tejido metálico corredizo, los
delincuentes interceptaron al empleado que llevaba el dinero. "Fue cuando bajaba para cerrar el
portón. Eran cuatro y llevaban escopetas tipo Itaka y pistolas 9 milímetros. Le quitaron el bolso
con el dinero y de inmediato intervino el vigilador. Entonces se produjo una balacera terrible en
la puerta de la empresa y la víctima recibió un tiro en la espalda", consignó un investigador.
Mientras los delincuentes retrocedían y se hacían humo en un auto negro,
Louszczak pudo desplazarse unos metros, pero cayó desvanecido frente a las oficinas
administrativas. La policía y algunos vecinos que escucharon los estampidos coincidían que fue
alrededor de una docena de disparos. Entre cinco y siete quedaron marcados sobre la fachada de la
empresa. Tres eran visibles sobre el tejido metálico del portón. En ese caso, por la deformación
que presentaba el material, era evidente que las balas cruzaron de afuera hacia adentro del
comercio y viceversa. También había marcas sobre la construcción que está en la parte delantera del
terreno, donde funciona la administración y sobre la pared del inmenso galpón del fondo.
Fuego cruzado. La policía secuestró la 9 milímetros del custodio para pericias
balísticas. El cuerpo de Louszczak, en tanto fue sometido a la autopsia en la que se intentó
recuperar el plomo y poder cotejarlo. Una hipótesis que surgió a última hora no descartaba que la
víctima haya quedado bajo fuego cruzado.
A los pocos minutos llegaron al lugar el juez de Instrucción Juan Andrés
Donnola, la fiscal Lucía Araoz y la plana mayor de la policía local. El primer dato que permitió
avanzar a los policía fue el hallazgo del Volkswagen Fox incendiándose cerca de Salvat y Laguna, un
sector semirrural en el noroeste de la ciudad.
El operativo de búsqueda implementado en torno al lugar donde estaba el Fox
llevó a los investigadores a una vivienda ubicada en Grandoli 2767, a unas cuatro cuadras de donde
estaba el coche. Los policías observaron movimientos extraños en esa vivienda de una planta, en
cuyo frente se levanta la casa del dueño y detrás funciona una pensión o conventillo, por lo que
decidieron inspeccionar todo el sitio. El juez Donnola y la fiscal Aráoz participaron de esos
allanamientos.
En una de las habitaciones de esa vivienda se halló una escopeta plateada
similar a la descripta por el custodio que se tiroteó con la gavilla. También había una cartera o
estuche con papeles o documentación a nombre de Laminex y de Luczak y una caja con balas calibre 9
milímetros y 11.25 desparramadas por el piso.
"Todo estaba como si lo hubiesen tirado tratando de huir", dijo anoche una
fuente judicial. Un hombre que ocupa la pieza lindera a la allanada quedó demorado para saber si
conocía a quienes habitaban allí. También declaraban anoche el dueño de las habitaciones y vecinos
del lugar.