Lo ocurrido el miércoles a la tarde en Arroyito puede tomarse como un botón de muestra de como es la cotidianidad en algunos barrios alejados al centro de la ciudad. Poco antes de las 18 dos arrebatadores que huían en una moto tras robar una cartera en French al 800 fueron sorprendidos por dos jóvenes vecinos que los corrieron y lograron hacerlos caer al pavimento. Entonces los maleantes dejaron el rodados y comenzó una persecución a la carrera sobre uno de los ladrones que terminó en una vivienda de dos plantas de Grondona al 900. Acorralado, el ladrón ganó el interior de la casa en la que una madre se refugió junto a sus dos hijos en el baño y desde allí llamó al 911. Finalmente el asaltante fue capturado en el patio de una vivienda lindera y los jóvenes vecinos que lo corrieron terminaron demorados en la comisaría 9ª hasta que se clarificó que no tenían complicidad con el delincuente.
En los barrios rosarinos existe una delgada línea que separa la anécdota para contar durante un asado de la tragedia que se llora para siempre. El martes esa línea casi fue traspasada y entonces se transformará en una anécdota. Pero pudo haber sido otro el final. "Esto pudo haber terminado mucho peor porque si los vecinos lo alcanzaban al ladrón le iban a aplicar un correctivo y nadie sabe en que dervia eso", comentó un vecino de la zona que recordó el caso de David Moreira, quien hace un año fue linchado hasta morir por un grupo de vecinos tras robar una cartera. Y el hombre agregó: "El ladrón entró en una casa donde había una mamá con sus hijos que se encerró en el baño con los pibitos. Dicen que no estaba armado. ¿Pero si lo estaba?¿Y a esas criaturas el miedo de lo que vivieron quién se los saca?", se preguntó.
Al piso y corriendo. Todo se desató poco antes de las 17 del miércoles cuando dos muchachos que circulaban en una Honda CBX 250 Twister arrebataron una cartera en y Cervantes Saavedra, a pocos metros de la Escuela de Enseñanza Técnica Nº 638 "Margarita Maza de Carles". Según confiaron vecinos, mientras los ladrones se aprestaban a huir dos jóvenes del barrio lograron hacerlos caer de la moto y se trenzaron en lucha con los delincuentes. La Twister quedó tirada y los ladrones salieron a correr con los vecinos atrás. Así hicieron unos 150 metros hasta que uno de los maleantes logró fugar. El otro, en Grondona al 900, se trepó a los techos de una casa utilizando como improvisada escalera un tapial y un alero. Los dos vecinos treparon tras de él y continuaron el asedio.
A esa hora, en una coqueta vivienda de dos plantas una mujer de 42 años ayudaba a sus hijos, de 7 y 12 años, a hacer las tareas escolares. Los insistentes ladridos de su pastor alemán la pusieron en alerta. Al asomarse a una puerta ventana vio que del techo de su quincho se descolgaba un hombre. Era el ladrón que perseguían los vecinos. Entonces trabó la puerta, agarró el celular y comenzó a correr junto a sus hijos hacia el baño de la planta alta. En esa corrida el más pequeño de los chicos se dobló el codo. "Quiero que se aclaré que en ningún momento el ladrón tuvo contacto con los chicos y menos que arrojó a uno de ellos por la escalera", explicó un allegado a la familia víctima del incidente.
Cercado.PUNCTUATION_SPACECuando la mujer estaba a punto de entrar al baño escuchó el estallido del vidrio de la puerta ventana que da al patio. El ladrón lo hizo añicos al impactar contra la abertura. Herido en uno de sus brazos, el delincuente llegó a la planta alta. Desde el 911, en tanto, se comisionó a una patrulla que estaba a pocas cuadras y llegó en un par de minutos. Además, la mujer alcanzó a llamar a su marido, que estaba trabajando a pocas cuadras de su casa.
Cuando el hombre llegó la cuadra de su casa estaba plagada de patrulleros. "Mi mujer y mis hijos están encerrados en el baño y hay un ladrón dentro de mi casa", alcanzó a decirle a los policías. Y cuando el hombre abrió la puerta de su casa, media docena de efectivos ganaron el interior. Las primeras víctimas de la irrupción policial fueron los dos jóvenes vecinos que, aunque juraron que no eran ladrones, fueron demorados.
Aprovechando la confusión, el delincuente logró fugar a una casa lindera en cuyo patio fue detenido. Más tarde fue identificado como Carlos Nicolás D., de 20 años y domiciliado en Empalme Graneros. Fuentes allegadas a la pesquisa en manos de la fiscal Flagrancia Andrea Vega indicaron que el detenido tiene prontuario abierto. Por su parte, sobre la medianoche los dos vecinos recuperaron la libertad.
en fighiera
Balearon al puestero de un campo en un robo
Un grupo de al menos cinco delincuentes asaltó la noche del miércoles una casa de campo ubicada en la zona rural de la localidad de Fighiera, a unos 30 kilómetros al sur de Rosario, y en medio del atraco una de las víctimas recibió un balazo en un hombro por lo que debió ser asistido en un centro médico, aunque quedó fuera de peligro.
Fuentes policiales indicaron a La Capital que el robo se produjo alrededor de las 23.30 en una vivienda ubicada en una casa que se levanta en el kilómetro 29 de la ruta provincial 21, casi a la vera del río Paraná.
De acuerdo a lo denunciado por Nahuel R., de 28 años y sereno del lugar, a esa hora él y un compañero habían terminado de cenar y se aprestaban a irse a dormir cuando fueron sorprendidos por cinco ladrones que portaban armas de fuego y violentaron la puerta de ingreso a la propiedad.
Los delincuentes los redujeron y maniataron rápidamente y con la situación controlada les sustrajeron un monto de dinero que no trascendió y otras pertenencias de valor.
Cuando se retiraban con el botín en su poder, y presuntamente en un auto que dejaron estacionado frente a la casa, uno de los hampones efectuó un disparo de arma de fuego para cubrirse y el proyectil lastimó a Juan Miguel M. en un hombro. El hombre fue trasladado al hospital Samco de Arroyo Seco, donde fue asistido y se comprobó que la lesión no era de gravedad.
La denuncia por el violento hecho quedó radicada en la subcomisaría 11ª de Fighiera que depende de la Unidad Regional II y del Nodo IV de la policía santafesina.