El nuevo técnico tiene una difícil misión por delante. Tratar de sacar al equipo del pantano en el que se encuentra. Hoy se transita por el peor momento desde que volvió la democracia al club: ubicado en el último lugar y sin su norte. Hasta ahora todo había transitado con la paz que entregaba las buenas campañas, pero el declive futbolístico en la presente temporada se llevó puesto a un Sensini que puso la cara y se tuvo que ir como si fuera uno de los grandes responsables, cuando en realidad hizo mucho. Llega Torrente, negado hasta el hartazgo en la semana ante la confirmación de este diario, con el fin de tratar de cambiarle la cara a un plantel golpeado por la magra campaña, pero tampoco se debe esperar que por arte de magia logre cambiar en un ciento por ciento la actualidad futbolística. Se necesitará paciencia, esa que pidió Boquita antes del arranque del campeonato porque intuía lo que después sucedió. Porque los refuerzos solicitados no llegaron y lo que lo hicieron arribaron tarde. “Queremos ser protagonistas, pero hoy nos cuesta. Y es lógico, porque Newell's fue vendiendo sus mejores jugadores y lo reforzó con un presupuesto acorde a sus posibilidades”, había dicho Peratta tras la goleada sufrida ante Independiente para graficar el momento leproso. Hoy se arranca un nuevo ciclo que intentará capear y acomodar una coyuntura complicada. El técnico arranca con crédito y estará exonerado de cualquier eventualidad. Los futbolistas deben tratar de levantar el rendimiento y la dirigencia también debe asumir los costos, que no son pocos.