El nueve es sinónimo de gol. El trabajo es alcanzar el grito sagrado para permanecer y sostenerse en un equipo. Vive para y por ese momento único. Cuando llega, todo es gratificante y de enorme disfrute. Pero cuando no se consigue, todo es mucho más complicado y las presiones son terribles. Y en un Newell's ansioso y aciago en este aspecto la carga se torna mucho más pesada. Hoy los centrodelanteros de Martino tienen nombre y apellido, y van desde Maximiliano Urruti, Víctor Aquino, Federico Falcone y hasta Ricardo Noir, de quien el DT dijo que podría utilizarlo en ese lugar si fuera necesario. Ñuls busca generar juego, alimentar al nueve y que ese bendito gol llegue para tranquilizar las aguas. Aunque está claro que para alcanzar el objetivo, primero hay que generar y después no fallar. Esa es la búsqueda.
El Tata confía en los futbolistas que tiene a mano y una muestra cabal de eso fue la determinación de no pedir un refuerzo ahí. La apuesta principal parece estar en Urruti y después seguiría Aquino, mientras Falcone aparece un poco más atrás buscando subir algunos escalones para alcanzar su chance. En los dos amistosos que se llevan jugados, Ñuls aún no convirtió y el primer gol de 2012 lo marcó Fede en el empate de los suplentes frente a Tigre.
Lo importante para el conductor es que los tres centrodelanteros principales tienen características diferentes. Aquino es el típico nueve de área, Urruti es el que intenta retrasarse para enganchar y Falcone siempre se tira hacia los costados buscando generar el espacio.
El guaraní, uno de los que más críticas ha recibido porque se esperaba mucho más de su potencial, cuenta que "no me quise ir porque les dije a los dirigentes que quería salir por la puerta grande". El entrenador confía en su recuperación y de hecho fue uno de los que mencionó cuando asumió en Newell's. "Cualquiera que estuviera para mí iba a ser motivante. Estoy trabajando y espero que me salga todo para ayudar a Ñuls a salir de esta situación", sostiene. Y agrega: "Ojalá vuelva a tener el rendimiento que tuve en Paraguay".
Falcone, por su lado, también tuvo sus chances en el torneo pasado pero no alcanzó a mover la red. "Es terrible convivir con eso cuando no se da", acepta. "Para un jugador, sobre todo un centrodelantero, es muy importante convertir por la confianza que te da", agrega.
Federico tiene un puñado de partidos en primera y está a la caza de un lugar en los once, pero con un sueño que se repite a diario y desde hace varios meses. "Todas las noches sueño con ese gol y ya va a llegar. No tengo que volverme loco. Pero uno lo vive, lo mismo que la familia y los hinchas. No es fácil sobrellevar eso. Estoy jugado atado a las piernas. Cuando llegue me voy a soltar y poder demostrar realmente lo que puedo dar", relata con simpleza y una confianza plena en sus cualidades.
En tanto, a Maxi Urruti, quien tuvo ofertas desde el exterior para emigrar, le cayó muy bien que el nuevo técnico no pidiera un nueve en su arribo.
Aquino, Urruti y Falcone hoy son los encargados del último toque. Una función compleja, más aún por la situación que arrastra Newell's desde el año anterior. Los delanteros tienen que cargar con el peso del gol.