Un cañón de rock metal-melódico, con un riff pegajoso, estructuras simples y estribillos para ser coreados en estadios. Así, al menos es la intención de Slash en este nuevo proyecto solista y así también queda demostrado absolutamente en los tres temas que abren el álbum, “World On Fire”, “Shadow Life” y “Automatic Overdrive”. Una tríada efectista y sin medias tintas. La voz de Myles Kennedy (el cantante del disco) rozando el tono macabro de Marilyn Manson en los bajos y acercándose peligrosamente a Axl Rose en los altos. Seguramente, también, sobren tracks en estos 80 minutos de bases machacantes (excelente la batería de Brent Fitz) y guitarras filosas, aunque hoy ya no se sabe bien si es una virtud o un defecto superar los 12 temas de un álbum (“World On Fire” tiene 17). Seguramente la virtud hoy pasa por sacar un buen disco de rock. O, mejor, grabar y lanzar un nuevo disco. Hoy, casi una hazaña. El guiño a los Guns llega con “30 Years to Life”, una canción a pura nostalgia y slide, más un arpegio de guitarra limpio como una hoja en blanco. El tema más metalero es “Too Far Gone” y el rock más pesado “Beneath the Savage Sun”; la mejor viola de Slash se puede escuchar en “Withered Delilah” y “Safari Inn”; “Battleground” es el lento del álbum, mientras que “Avalon” es el rock and roll clásico y en “The Dissident” la gola de Kennedy es de no creer a pesar del estribillo demasiado pop. En resumen, un disco con nada nuevo bajo el sol pero disfrutable totalmente, sobre todo para los amantes del viejo y querido rock and roll.