V8 y el heavy metal argentino son sinónimos. Alberto Zamarbide era la voz de aquella banda que en los 80 enseñó el camino de un género que dejó una huella en el rock. A 30 años de la edición de "Luchando por el metal", disco debut de V8, Zamarbide cantará hoy, a las 22, en Willie Dixon (Suipacha y Güemes) para interpretar los clásicos del grupo, acompañado por los guitarristas locales Marcelo Barrera y Roberto Nacello . "Ese disco fue adelantado en el tiempo, tiene un estilo que ni siquiera tenía yo. Lo nuestro fue el metal, y de alguna manera fue un manifiesto proletario", dijo el músico que no perdió su pasión por las tachas y los altos decibeles.
Zamarbide, más conocido como Beto, habló con Escenario desde Miami, ciudad donde reside hace 16 años. "La primera inquietud que tuve para irme fue laboral, pasaron cosas terribles en la Argentina y yo necesitaba laburar. Comprobé que vivir lejos de la Argentina te permite poder vivir en cualquier parte del mundo".
Primero con V8 y después con Logos, Zamarbide supo darle color propio a un género que alternó momentos de mayor y menor popularidad y que, para muchos, es considerado aún una música de culto.
"No sólo el heavy, sino el rock de hoy no tiene tantos referentes como los supo tener", dijo Zamarbide al respecto de los vaivenes de masividad del heavy. "Antes, cuando éramos chicos, teníamos 100 discos para comprar, y hoy no es así, hay mucha repetición de lo mismo, y de pronto lanzar un material nuevo no es fácil. Yo lo estoy intentando ahora con mi etapa solista, y es duro, aún para aquellos que tuvimos ese gran momento en aquellos años. A mí me tocó participar de un dispositivo de trabajo con Ricardo Iorio, Gustavo Rowen y Osvaldo Civile (falleció en 1999), en donde de alguna manera teníamos las cosas claras y el norte bien marcado. Y las suficiente personalidad como para ir hacia adelante y decir lo que queríamos", recordó.
El músico admitió que "hoy tal vez se complica más tener esa actitud, esa permeabilidad a lo que pasaba". Y graficó: "Ahora somos perros viejos, pero en ese momento éramos más jóvenes y estábamos encabronados con lo que pasaba".
En esos años "encabronados" nació V8. La dictadura transitaba su última etapa y había mucha necesidad de sacar de las entrañas ese derrotero de injusticias. Y ellos eligieron usar los riffs poderosos de Civile, una base machacante de bajo y batería con el tándem Iorio-Rowen y, claro, la voz de Beto Zamarbide.
Bisagra. "Es el disco más importante de mi carrera. «Luchando por el metal» realmente fue un disco impresionante, nos trajo muchísimas alegrías y a la vez la gente lo ha aplaudido mucho, es el que mejor se recibió, al menos de todos los que hice yo", destacó.
El efecto bisagra en el género se basa, según el cantante, en que fue "un disco adelantado al tiempo". "Tiene un estilo que ni siquiera tenía yo, eso es lo diferenciador, tiene la gracia de haber llegado en el momento justo y en el lugar indicado", consideró.
La coyuntura social y política de esos tormentosos años 80 también fue funcional a la repercusión de la banda. Muchos jóvenes se sentían identificados con la estética heavy, la potencia sonora de su propuesta y con las canciones que combinaban denuncia y un nuevo paradigma con mensajes pacifistas.
"Realmente el momento social era terrible, con represión y desaparecidos. Nosotros teníamos un público proletario, era una clase trabajadora la que consumía nuestra música y entendía muy bien el idioma en el que hablábamos. Lo nuestro fue el metal, y de alguna manera fue un manifiesto proletario", recordó.
Y agregó: "Hoy tanto en el país como en el mundo en general hay un avance muy grande de la ignorancia y de lo banal. En ese momento no era así, yo subía al escenario con la premisa de darle a la gente un mensaje de resistencia y de paz".
"Destrucción", el tema que abría el disco "Luchando por el metal" citaba en un párrafo: "Parece mentira, tanta estupidez/tanta hipocresía, tanta tozudez/ gente en la miseria, eso es lo que son/conformando el planeta/del yugo y del dolor. La decisión del juicio final/ será la solución, destrucción".
"Creo que justamente esa era una letra que de alguna manera trataba de decir que hay que romper con todo lo anterior y a partir de acá hay un paradigma totalmente nuevo, ésa fue nuestra propuesta, o en temas como «Muy cansado estoy», «Tiempos metálicos», «Torturador». A ese disco no le falta nada —remató—, fue la primera propuesta que tiene toda la impronta ciento por ciento rockera, y pude tirar toda la carne al asador".
—¿Hay chances de que vuelva V8, pese a la falta de Civile?
—No desestimo un regreso con V8, aunque, claro, ya no está Civile y no sería lo mismo. Pero con Iorio y Rowen podríamos armar algo, y seguro que a la gente le encantaría.