Tras una jornada que conmocionó a la política argentina, el testigo Enrique Alfonso Severo apareció anoche con vida, maniatado y con signos de haber sido golpeado. Fue en el partido de Avellaneda, en el sur del Gran Buenos Aires.
Tras una jornada que conmocionó a la política argentina, el testigo Enrique Alfonso Severo apareció anoche con vida, maniatado y con signos de haber sido golpeado. Fue en el partido de Avellaneda, en el sur del Gran Buenos Aires.
Severo, de 54 años, fue hallado en la misma zona donde había sido presuntamente secuestrado en la madrugada de anteayer, en la localidad de Sarandí, luego de haber sido buscado intensamente por la Policía Bonaerense, informaron fuentes de la fuerza.
La policía investigaba ahora la opción del secuestro y la de la desaparición por voluntad propia, aunque esta segunda hipótesis era la más débil ya que ayer al mediodía habían hallado su auto con las llaves puestas, los documentos y dinero.
La desaparición de Severo, quien ayer tenía previsto declarar en el juicio que se sigue por el asesinato del militante del Partido Obrero (PO) Mariano Ferreyra, convulsionó a la política nacional y motivó el inicio de una intensa búsqueda sobre su paradero en todo el país (ver aparte).
Severo, que según informó el Ministerio de Justicia no estaba incluido en el Programa Nacional de Protección de Testigos, había sido visto por última vez el miércoles por la noche, cuando salía de su casa de Sarandí para visitar a su nieto, pero nunca llegó a destino. La denuncia la realizó a las 3.20 su mujer, Silvia Núñez, en la comisaría 6ta. de Gerli.
En las primeras horas de la tarde los investigadores hallaron el automóvil del hombre (un Renault Clio 5 puertas color negro), a cinco cuadras de su domicilio.
Según indicaron fuentes judiciales, en el vehículo, sobre el que trabajaba personal de la Policía Científica, se hallaron los documentos de Severo, dinero en efectivo y cuatro huellas digitales que no correspondían al entonces desaparecido.
La investigación estuvo a cargo del fiscal Elbio Laborde, de la Unidad Fiscal Nº3, del Polo Judicial de Avellaneda, quien tomó intervención junto con el jefe de la DDI de La Plata.
El testigo, que era trabajador de Ferrobaires, estaba convocado para declarar ayer a las 12 ante el Tribunal Oral Criminal Nº21, que confirmó formalmente la ausencia.
El testimonio. Severo, de 54 años, hizo revelaciones sobre los vínculos entre las "cajas" de los concesionarios ferroviarios y la burocracia sindical.
Su declaración era considerada "clave", ya que había detallado haber visto un arsenal en una oficina de la UF días después del crimen de Ferreyra y denunciado una balacera en el frente de su domicilio por su testimonio en la etapa de instrucción.
Si bien no era un testigo directo del asesinato del militante del PO, por haber trabajado en Ferrobaires tenía conocimiento de los manejos internos del sindicato comandado por el imputado José Pedraza.
El 21 de octubre de 2010, un día después del crimen de Ferreyra, Severo se presentó en la Justicia y denunció que su casa había sido baleada a las 3.35 de esa madrugada. Sobre el ataque a los tercerizados del ex ferrocarril Roca un día antes, explicó que el 19 de octubre "todo el personal de Ferrobaires fue citado por Humberto Martínez", delegado de la UF.
Martínez, según el testigo, les dijo que tenían que ir al día siguiente a la estación de Avellaneda para "impedir" el corte de vías. "El que no viene, que se olvide de todo", dijo Severo que arengó el entonces delegado.
El testigo había sido gerente de Ferrobaires hasta 2009, cuando fue suspendido en ese cargo y, según denunció, "echado a los tiros" por Martínez. En la instrucción dijo además que Ferrobaires, con oficinas en Constitución, era "manejada por José Pedraza", detenido y juzgado acusado de ser instigador del crimen de Ferreyra.
Severo dijo que se guardaban armas en esa empresa y en el Museo Ferroviario bonaerense de Avellaneda. Por otra parte, en los videos tomados en el lugar del crimen reconoció a integrantes del grupo agresor y los identificó tanto pertenecientes a Ferrobaires como a la Ugofe.