"Muchos no entienden que para vivir en un barrio tan bravo (Medio Oriente) hay que hablar el lenguaje del barrio, aunque a muchos no nos guste". Alberto Spektorowski resume así, sobre el final de la entrevista, el choque cultural que tiene Israel con Occidente y América latina a propósito de sus durísimas acciones militares contra sus enemigos. El académico es un laborista que cree que "a Netanyahu un Hamas debilitado le viene bien", y que Israel ha desechado, después de la actual guerra en Gaza y los avances del islamismo radical en Siria-Irak, hacer concesiones territoriales en Cisjordania, pero sí podría admitir un proceso de descolonización.
—¿Cuál es su perspectiva de esta nueva guerra en Gaza?
—Es un nuevo round, el más fuerte. Las dos partes siguen "dialogando", dialogan de esta forma. Para el mundo esto es fatal, pero es una forma de hacer política, con muchísimos muertos y muchísimo cinismo. Israel no quería entrar en esto, pero sí Hamas por su situación dentro de la política palestina y regional. Era su única posibilidad, fuera de esta jugada no tenía otra. Puede salirle bien o mal. El rédito político es que la devastación que vemos no los afecta, al contrario, la devastación de su propia gente golpea a Israel. Cuando ven el desprestigio de Israel lo asumen como un triunfo. Además, para Hamas la victoria es poder decir después de la guerra "estamos de pie, tuve en jaque al ejército más poderoso de la región, vuelvo a estar en el candelero". Se verá si esto le funcionó o si le salió el tiro por la culata. La gran pregunta es qué balance hará la población de Gaza, pero tengamos en cuenta que Hamas es un movimiento totalitario, es muy díficil que la gente se pueda levantar. La acusación contra Israel, el dedo acusador, viene más por la sociedad occidental que por el mundo árabe. Sí hay declaraciones, pero no un levantamiento, al contrario. En Egipto, Arabia Saudita, muchos piden (no abiertamente) que liquiden a Hamas, porque le complica la vida a todo el mundo en la región, más que a Israel mismo. Digamos que para este gobierno de Netanyahu un Hamas debilitado que no traiga demasiados problemas está bien. Es la coartada para no negociar, necesita a Hamas; otro gobierno preferiría la Autoridad Palestina de Abbas. Que logró en Cisjordania, donde gobierna, que haya avanzado mucho económicamente. Y también que la ONU la reconozca como Estado observador. Y Abbas estaba poniendo a Israel en la esquina del cuadrilátero con su política de condenas constantes, sin usar violencia. Estaba amenazando llevar a Israel a cortes internacionales si no había concesiones en el proceso de paz. E Israel le tenía mucho miedo a esto, le iba a complicar la vida constantemente a Israel sin un solo tiro. Entonces Hamas es una buena coartada. Pero cuando a Hamas se le va la mano deja de convenir, como ahora. Ante esta guerra me pregunto qué podría haber hecho de diferente Israel, y creo que nada. Quizás, con ojos occidentales, afinar la puntería, pero básicamente no tenía otra opción. A su vez, la destrucción de los túneles es la coartada de Netanyahu para dar por terminada la operación. Recordemos que el apoyo de la población a la operación es masiva. La opción del cese del fuego a Hamas sin concesiones en materia de bloqueo mostraría a Hamas de rodillas. Israel no tiene ningún problema en levantar el bloqueo, que entren bienes de todo tipo: el problema son las armas que entran. Desbloquear a nivel económico no es ningún problema. Una opción es que pongan a Abbas como responsable de ese control, eso sería lo peor para Netanyahu. Catapultaría al poder racional, lo que implica negociaciones y por lo tanto concesiones. Y ya no sobre cuestiones tácticas, sino sobre los asentamientos, concesiones de fondo.
—Gaza necesitaría una fuerza internacional de interdicción, como en Líbano desde 2006?
—No se ha hablado aún, pero imagino que va a surgir esa opción, así como el rol de Abbas. Desde el momento en que se acepte el cese del fuego y luego se discute lo demás, Hamas quedará un poco de rodillas. Podrán cantar victoria pero estarán discutiendo condiciones que no eran las que querían. En Líbano, Israel determinó "precios". Hezbolá sabe que otro mano a mano con Israel es costoso. Por todo esto digo que esto es otro round, y rearmar un próximo round tomará muchos años. Habrá que estar atentos a si vuelve el eje Irán-Siria con Hamas, si lo perdonan, que es el eje que más teme Israel.
—Por qué Qatar y Turquía juegan con Hamas?
—Turquía es un poco los Hermanos Musulmanes. Qatar es un caso. Es afán de protagonismo, "tenemos plata" y hacen lo que quieren. Si hubiesen contribuido a que Hamas transforme Gaza, con todo el dinero que tienen, hoy sería una maravilla. No habría necesidad de una guerra con Israel. Habría habido paz sin necesidad de que haya paz: esto es importante, Israel entiende a Hamas, que no puede firmar tratados con Israel. El acuerdo sería "seguimos siendo enemigos pero no metan armas, hagan crecer a Gaza". Pero hicieron todo lo contrario.
—En cuanto a la imagen internacional, se nota un aislamiento creciente de Israel. Fue muy fuerte la crítica de gobiernos latinoamericanos. ¿Le importa a Israel lo que piensa Latinoamérica?
—No, sí le importa, se ofuscó mucho con las críticas. Y bastante culpa tiene, porque creía que estaban a favor, que seguían la línea de EEUU, y eso cambió. Europa es otra historia. Los líderes están muy a favor de Israel, pero tienen la opinión pública y las redes sociales cada vez más duras contra Israel. Y los medios también. La gente de Israel se siente incomprendida. Le aplican la famosa fórmula de la "reacción desmedida o desproporcionada". Y filosóficamente Israel no lo entiende, porque entiende la intencionalidad, no el resultado. Te tiran 2500 misiles, que iban a matar gente. Si me tiran un misil tengo que responder. Israel no comprende esa recriminación. Pero creo que es más lo que se entiende a Israel que lo que se dice públicamente, como el caso de los políticos europeos. No pueden decirlo en público, porque acá hay niños muertos, estas imágenes les prohíben hablar. Las redes sociales, los medios, les mueven el piso a los políticos. Ahí Israel está en problemas, no sabe cómo resolverlo. Pero esto se agrava ante la política no concesionista con los palestinos moderados. Ahora, si antes había reticencia a compromisos territoriales en Cisjordania, hoy más. No sólo por los palestinos: por el Isis (grupo islamista que tomó gran parte de Siria e Irak) y hace unos meses no existía. ¿Y si cae Jordania? ¿A 10 km de Tel Aviv vamos a tener al Estado Islámico?
—Tal vez el error es mantener la colonización en lugar de la "profundidad estratégica", una necesidad de orden puramente militar.
—Exactamente, todo el mundo lo entendería, sería la solución y no me asombraría que de eso se discuta en los debates a venir. Se rompería también el concepto de "apartheid". Hace 5 meses en la comisión política del Partido Laborista ideé la noción de que "Israel no permitirá un Estado apartheid". Pensé que se podría crear un debate público sobre qué clase de democracia es Israel. Ahora, con esto, se borra esa posibilidad, No solamente por lo de Gaza, sino por la aparición del Isis. Porque estos palestinos moderados ¿podrán contener a estos radicales? Pero sí creo que se podrá debatir un "no a la colonización pero sí a la presencia militar israelí".
—Usted participó de Camp David en el 2000. De entonces a hoy hubo un empeoramiento horrible.
—Sí, horrible, patético. En esa época había una ventana de oportunidad, la URSS había desaparecido, EEUU era un poder universal, Irán no era todavía el de Ahmadineyad, Egipto era socio. Arreglar con los palestinos era una opción racional. Paz y economía iban a funcionar bien.
—El "No" final fue de Arafat?
—Los palestinos la complicaron, pero nosotros no entendimos el problema palestino de base. Que es más que territorio, ellos no pueden entender la legitimación de Israel. Pueden tener paz con Israel, pero no legitimar a Israel. Pero Israel la exigía, ya que hacía aquellas concesiones. Y los palestinos no quieren eso, va más allá del territorio y del Estado palestino. Para ellos, Israel tiene que pedir perdón. Es una cuestión de narrativas, aunque luego los más moderados te digan sobre el retorno de los exiliados palestinos: "nadie va a retornar, pero vos tenés que aceptar responsabilidad". Se intentó algo en ese sentido, sobre una mutua responsablidad, pero nunca se llegó al punto. Básicamente, nuestro error fue pensar que estábamos concediendo. Pero ellos querían las líneas de 1967 como base. Porque "ustedes nos robaron lo otro, con el 67 recuperamos el 23 por ciento de los que nos merecemos". Pensábamos que con reconocer a la OLP y después el Estado palestino estaba liquidado el asunto. En definitiva, las partes no se entendieron.