“Puedo callar, pero no puedo mentir” canta Amparo Sánchez en “Vieja pasión”, un tema de “Alma de cantaora”. Casi como al pasar, quien fuera líder de Amparanoia durante más de una década, muestra sus cartas. Las mismas que reflejan este presente, más intimista pero siempre con ese aire de fusión que la caracteriza. La artista española presenta su nuevo proyecto solista junto a su banda esta noche, a las 22, en Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Insensibles, abstenerse.
“Le puse este título al disco porque me parecía una buena declaración de intenciones de cómo siento mi trabajo, que es la música, mi pasión”, le dice Sánchez a Escenario con un tono cordial y con la calidez natural de su forma de expresarse, que se evidencia a priori cuando dice «cantaora» o «lao», como si la d no existiera.
La intérprete presentará este material acompañada por José Luis Ferrer Sánchez en guitarra; Jorge Mestres Gasso en bajo; José Alberto Varona Saavedra en trompeta y Ricard Parera Rafols en batería.
Aunque Amparanoia estaba marcada por su sello, y era la líder natural de la banda, llevar su nombre y apellido como carta de presentación implica otro tipo de exposición. Y por ahí va el ADN de este proyecto. Así lo explica ella: “En Amparanoia había toda una ideología de mezcla de estilos de investigación y de experimentación, y aunque también yo componía los temas nos reuníamos en los ensayos con los músicos de diferentes países e influencias y le dábamos forma al sonido de Amparanoia. En cambio, en Amparo Sánchez las canciones son más desnudas, directas y sencillas, con menos arreglos. El objetivo está puesto más que en la fusión, en crear un propio estilo, una propia manera de comunicarme y hacer mis canciones”.
A su modo de ver, las canciones de “Alma de cantaora” le permiten expresar algo muy arraigado en sus orígenes: “Es dar mi alma a través de la voz, compartir la evolución y el crecimiento personal y artístico. Ese sentimiento de «cantaora» es por un «lao» un guiño al sur de mi país, a la «cantaora» de flamenco y rumba, que inspira esa parte más racial mía. Y por otro «lao» a la «cantaora» a nivel global, que tiene esa necesidad de expresarse a través de la voz, y compartir sentimientos y emociones”.
El regreso a las fuentes es un camino cada vez más recurrente en artistas que, en algún momento avanzado de su carrera, necesitan volver al punto de partida. Y Amparo Sánchez coincide con esta visión: “Sí, lo había visto en otros artistas, y creo que es un patrón al que todos volvemos en algún momento. Yo te puedo hablar por mí, y la verdad es que necesitaba también volver a espacios más pequeños, porque cuando un proyecto crece mucho de pronto estás cantando para miles de personas y es maravilloso; pero llegar a la intimidad de cantar para doscientas es volver al origen, volver a la esencia pura de la música, y con una guitarra y la voz poder llegar al corazón de la gente”.
La madurez también fue un ítem a considerar. “Estaba a punto de cumplir 40 años y también estaba escribiendo otro tipo de canciones, que no tenía nada que ver con lo que escribía con 20 años. Estaba madurando, te van llegando otro tipo de influencias, escuchás otro tipo de músicas y vas por una evolución natural por la que yo, pues, me he «dejao» llevar, la he dejado fluir. Con mi edad, asumiendo el paso del tiempo, tomo la madurez en el sentido positivo, la madurez en saber decidir y elegir qué es lo que quieres hacer”, consideró.
En alusión a sus referentes, Amparo destacó a una argentina célebre: “Mercedes Sosa es mi gran referente, una gran maestra y una gran fuente de inspiración, para mí es la más grande. Otros argentinos, como Todos tus Muertos y Los Fabulosos Cadillacs, también tuvieron una gran huella en mí, pero era más joven”.