El crimen de María Laura Cabrera, la adolescente de 14 años asesinada de un escopetazo por su ex novio de 15 años, mientras dormía junto a una amiga el pasado fin de semana, sigue conmocionando a la capital santafesina por una saga de hechos violentos acaecidos luego de la liberación del presunto asesino.
Sucede que a una lluvia de disparos de arma de fuego contra la vivienda donde era velada la menor la noche del sábado, le siguió en horas del mediodía la violenta reacción de allegados a la víctima que apedrearon e incendiaron la vivienda familiar del supuesto homicida, casa que quedó casi destruida. Fue luego de que se notificaran de su liberación por disposición de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia.
El homicidio de la menor se produjo a las dos de la madrugada del sábado cuando un menor de 15 años —apodado Nico— ingresó por la fuerza a una finca ubicada en la manzana 3 del distrito costero de Alto Verde armado con una escopeta y se aproximó a la cama donde dormía su ex novia con una amiga. Según declaró la joven, el agresor le efectuó a María Laura un disparo a quemarropa en la cabeza que le provocó la muerte cuando era trasladada al dispensario local.
Horas después del asesinato la madre entregó al agresor a la policía en la comisaría 24ª de Alto Verde, donde quedó detenido y a disposición de la Justicia. Por orden de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, que intervino ante la situación de inimputabilidad del menor de edad, el presunto homicida fue liberado a las 24 horas.
Mientras, la noche del sábado, cuando la menor asesinada era velada por sus familiares en la vivienda de la manzana 3, se suscitó una lluvia de balas provenientes desde la cancha del club Central Alto Verde, ubicada frente a la modesta finca, en cuya puerta de entrada quedaron los rastros de la feroz balacera. "Tiraban con escopetas, pistolas, carabinas, nos tirotearon la casa como si allí viviese Al Capone y sólo estábamos despidiendo a mi hija", relató Guillermo Cabrera, padre de la menor.
El albañil de la construcción, de 36 años, que soportó la salvaje agresión a su domicilio, mientras le daba el último adiós a su hija alevosamente asesinada, contó que hasta ayer no había obtenido respuestas satisfactorias ni del Juzgado de Menores ni de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. "No voy a parar hasta obtener justicia", se juramentó.
Luego del tiroteo la noche del sábado, trascendió que el presunto homicida había sido liberado en las primeras horas del domingo. Anoticiados de ello un grupo de personas arremetió contra el domicilio del menor involucrado en el asesinato, provocando destrozos de gran magnitud en la casa, que quedó casi destruida, ya que también le prendieron fuego a la vivienda del pasaje 16 de la manzana 3 del populoso distrito costero.
Una dotación de bomberos tuvo que intervenir para sofocar las llamas. Efectivos de la Unidad Regional que también acudieron al lugar con el fin de apaciguar los ánimos también fueron blanco de una lluvia de proyectiles lanzados por la turba contra los móviles y los agentes policiales.
La situación volvió a la normalidad recién a la noche del domingo. Según consignaron fuentes policiales sólo se registraron daños materiales en la vivienda atacada, sin que se hubiese víctimas, en razón de que la familia del menor acusado del asesinato ya había abandonado el barrio.
Testimonio de la amiga. Rosa "Pitu" Verón, la amiga que dormía junto a María Laura la noche que fue asesinada a sangre fría, relató ayer que "a eso de las dos de la madrugada del sábado este pibe pateó la puerta y entró en mi casa. Cuando le salí al cruce vi que estaba armado y me dijo «llamá a una ambulancia», antes de gatillar y darse a la fuga.
"Entonces salí corriendo hasta la casa del papá de María Laura para avisar lo que había ocurrido. Vinimos rápido, el padre la cargó en brazos y la llevó hasta el dispensario, pero creo que llegó muerta", concluyó su desgarrador relato la amiga.