Alemania, la eterna invitada a las últimas instancias de la Copa del Mundo, se metió de nuevo en semifinales al vencer a Francia 1-0. Pero en su camino de altísima exigencia tiene un objetivo superior: conseguir el título que se le niega desde hace 24 años. Ayer demostró que tiene la estrategia y adaptabilidad para lograrlo.
Con un cabezazo de Mats Hummels y bastante mesura para manejar las condiciones del partido, los germanos volvieron a despachar a Les Bleus, como ocurrió en las semifinales de los mundiales España 1982 y México 1986. Impusieron su tradición y oficio ante un joven equipo galo para derrotarlo 1-0 en Río de Janeiro.
Los franceses no pudieron tomarse revancha de sus dolorosas derrotas en las semis de 1982 y 1986, las dos últimas veces que franceses y alemanes se habían cruzado en un Mundial.
Después de cuatro partidos en los que Alemania dejó dudas, Joachim Löw decidió volver a los orígenes y dio entrada a un equipo más acorde con el estilo clásico de entender el fútbol alemán sin tanta posesión de pelota.
Philipp Lahm regresó al lateral derecho y dejó su plaza en el centro del campo para Khedira, que se reunió así de nuevo con Bastian Schweinsteiger en el doble pivote habitual en la selección desde Sudáfrica 2010.
El movimiento se intuía desde la apurada victoria en octavos ante Argelia, así que más sorprendente fue la inclusión de Klose en la punta de ataque. La decisión de Löw de utilizar un auténtico delantero centro en lugar de usar un “falso nueve” era una clara muestra de que el técnico se apartaba de su inspiración en el Bayern Munich de Guardiola para dibujar un equipo más afín a lo que mostró en 2010.
El gol de Hummels a los 12’ de juego fue un guiño al viejo fútbol alemán. Una falta en un costado del área, un buen centro de Toni Kroos y un remate de cabeza de un fuerte y alto central alemán ante el que nada pudo hacer Hugo Lloris.
Pocos equipos en la historia del fútbol han sacado tanto partido a esas jugadas como Alemania. Y el estilizado y fino equipo de Löw, mucho más inclinado a elaborar su juego desde la posesión de la pelota, no parece dispuesto a despreciar una característica que le dio muchas victorias a su país.
El DT alemán ganó la pulseada táctica.
La decisión Löw de realizar varios cambios en el equipo y colocar a Lahm como lateral derecho ayer rindió sus frutos. También cambió al central Mertesacker por Hummels, recuperado de una gripe, y el jugador de Borussia Dortmund respondió con el único gol del partido. La última línea de Alemania lució sólida, esta vez menos adelantada que en el partido contra Argelia, en el que el portero Manuel Neuer tuvo que salir varias veces del área como un zaguero para despejar. Francia pintaba para más, pero después de todo lo que se habló sobre el ataque galo, su ofensiva no logró concretar en el momento más importante del Mundial. Didier Deschamps no contó con el desempeño que quería de Benzema. El delantero del Real Madrid se fue sin marcar en tres partidos consecutivos, luego de meter tres goles en los dos primeros.