El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen. María del Carmen
Alarcón, santafesina, ex diputada nacional por el justicialismo y luego alejada de las filas
oficialistas, volverá a jugar en el esquema del gobierno nacional asumiendo ahora una secretaría de
reciente creación, denominada de Integración Nacional, que dependerá del jefe de Gabinete de
ministros, Aníbal Fernández.
Alarcón fue electa diputada en 2003 pero su relación con el kirchnerismo se
rompió en 2006, cuando desde la presidencia de la comisión de Agricultura en Diputados resistió
algunos proyectos de la Casa Rosada y tuvo que dar un paso al costado. Luego profundizó su
alejamiento del Frente para la Victoria, abandonó el bloque y constituyó un monobloque.
Con el cambio de manos del gobierno santafesino, en diciembre de 2007, Hermes
Binner la incorporó a su administración a través de la secretaría de Integración Regional. Luego
sobrevino, en 2008, el conflicto del campo, y desde su agrupación Pampa Sur, María del Carmen jugó
un rol muy activo apoyando la protesta en una primera etapa, para luego bajar el perfil.
"El tiempo de la confrontación terminó", le dijo ayer a LaCapital, pocas horas
después de haber recibido y aceptado la propuesta de ocupar un lugar en el gobierno de Cristina
Fernández.
María del Carmen entiende que la etapa en que los políticos van detrás de "las
entidades gremiales" —la mesa de enlace— se agotó. "Los políticos tenemos que hacer
política, buscar la unidad de los argentinos, llegar al bicentenario un poquito más unidos, las
entidades gremiales del campo, con todo respeto, que hagan actividad gremial", explicó.
La decisión del cambio de estrategia respecto del conflicto del campo "no la
tomamos nosotros de manera individual, es una evaluación que hacemos luego de recorrer miles y
miles de kilómetros, de escuchar a los productores. Ya nadie quiere la confrontación, los
productores necesitan que le vayan solucionando los problemas, de a uno y de manera concreta".
La idea de una Secretaría de Integración Nacional fue una propuesta que Pampa
Sur llevó por propia iniciativa a la Casa Rosada. Fue tomada de un esquema similar que funciona en
Brasil —y muy bien, aseguran— y está destinada a articular las necesidades de las
distintas regiones, resolver problemas productivos, en especial en relación a la agroindustria.
"Nosotros necesitamos profundizar la búsqueda de las soluciones y no mantenernos
en la eterna polarización que no ayuda a nadie", explicó Alarcón a este diario ayer en sus oficinas
de Buenos Aires, en el día más agitado de su vida política en los últimos tres años.
La propuesta que hizo llegar Pampa Sur al jefe de Gabinete fue rápidamente
receptada y, con una velocidad que sorprendió a más de uno, aceptada. Se creó la estructura y ayer
Alarcón recibió el ofrecimiento del cargo que enseguida aceptó. "Estoy esperando para reunirme con
Cristina Fernández en las próximas horas", anticipó la ex socia política de Carlos Reutemann
durante los noventa.
—¿Cómo tomó el gobernador Binner su pase del gobierno provincial a la administración
nacional?
—Lo conversé con él, con mucho respeto. Fue una decisión que tomé con
serenidad y libertad.
—¿Cómo lo tomó?
—En ese sentido prefiero no hacer comentarios.
—Hace pocas horas estalló un conflicto por una firma en un dictamen de la senadora
Roxana Latorre, que luego fue muy atacada desde su propio espacio político y hasta por dirigentes
como Miguel Lifschitz y Rubén Giustiniani, del partido de gobierno en Santa Fe, que hablaron de
"borocotización", ¿está preparada para las reacciones políticas que pueda provocar su
pase?
—Estoy preparada para escuchar críticas, pero no agresiones. Cada uno
tiene derecho a opinar, lo que debe terminar en la Argentina son las agresiones que han venido
sucediendo en el último tiempo; lo de oponerse a todo, tanto de parte de la oposición como del
oficialismo. Argentina debe crecer de una vez por todas.