Los radicales hemos cometido muchos errores en el pasado. Queremos enmendarlos,
queremos aprender de ellos y la lamentable muerte de nuestro padre político y líder Raúl Alfonsín,
quien nos dio un ejemplo de dignidad, de ética, de moral, de conducta, nos ha impactado.
Su desaparición evidentemente ha servido, no lo podemos negar, para que el
radicalismo todo pueda unirse, abuenarse, limar las asperezas entre nosotros, los que compartimos
la misma familia.
Las luchas internas que siempre tuvimos nos perjudicaron, porque nos deteníamos
en aquello que nos separaba en lugar de buscar las coincidencias que eran más que las diferencias
para poder construir nuevamente un partido fuerte, dinámico, reconciliado con la sociedad y
diciéndole: señores, aquí estamos nuevamente a su servicio.
Estamos agradecidos porque la gente también nos enseñó, marcando y sancionando
nuestros errores con el voto. Esta es la energía que se está transmitiendo y que queremos
trasmitir, no solamente a los radicales sino a toda
la sociedad.
El radicalismo fue pionero en una excelente administración en el año 83, cuando
se recuperó la democracia. Tuvimos un presidente de lujo, un señor y también tuvimos un intendente
de lujo que marcó un camino y que ninguno de los posteriores pudo abandonar, ni desviarse. Queremos
retomarlo, queremos decirles a todos los rosarinos que estamos preparados para gobernar Rosario. El
radicalismo se presenta en las próximas elecciones con una lista de radicales de lujo, que dejaron
de lado el interés personal por el interés de reconstruir la UCR.
Tenemos coherencia, no mezclamos el agua y el aceite como los frentes
constituidos. Le clarificamos al pueblo la propuesta, le simplificamos la votación. No tendrá que
elegir una lista que puede integrar un socialista, un comunista, un piquetero, un demócrata
progresista, un arista y algún radical que todavía no entendió que el frente perfecto desde su
nacimiento es la Unión Cívica Radical. El partido en el que siempre confluyeron personas de
distintos credos, clases, estamentos. Donde la pluma de su escudo representa la cultura al servicio
del martillo, es decir del trabajo.
Hoy tenemos un radicalismo unificado, donde se privilegió la unidad y el
consenso que nuestro querido don Raúl, padre político de todos, predicó hasta el último minuto de
vida. Un radicalismo unido en Rosario, con fortaleza, con experiencia, con un trabajo acreditado y
con un proyecto coherente, fuerte, para gobernar Rosario y lograr que esta sea una ciudad moderna,
que no tenga la dos caras. No queremos la rosa roja y la rosa negra, no queremos como en el diario
del domingo la Barcelona, una ciudad rica —la de la costa, la de los emprendimientos
inmobiliarios millonarios— y barrios postergados, barrios sin pavimento, sin cloacas, sin un
transporte que sirva a todos los sectores, con grados de inseguridad alarmantes, con 100 villas de
emergencia y 300.000 excluidos.
Queremos una sola ciudad de Rosario, igual para todos, con una digna calidad de
vida.
Estamos preparados.
(*) Concejal