Soja, diálogo y federalismo. En un clima de paz y diplomacia, el acto de inauguración del XIX Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) se convirtió ayer en el primer escenario agropecuario en el que se midió la arrasadora victoria de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en las primarias presidenciales del domingo pasado. El titular de la entidad, Gastón Fernández Palma, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, y el gobernador de Santa Fe y candidato presidencial, Hermes Binner, le dieron forma al nuevo marco de discusión entre el Estado y los empresarios agropecuarios.
El anfitrión elogió mucho a Binner y al intendente Miguel Lifschitz, y algo menos al ministro Domínguez, que arrasó también como precandidato a diputado nacional por Buenos Aires. Habló de un "panel de ganadores" y aseguró que Aapresid "no se escuda en su rol de ONG para no opinar de política agropecuaria" pero "tampoco milita en el rol de furioso opositor" que caracteriza a algunas de las gremiales agropecuarias.
González Palma llamó a "cerrar el conflicto todavía abierto que se inició en 2008", elogió la predisposición al diálogo del ministro y expuso una agenda de reivindicaciones que tienen que ver con "el respeto a la de las instituciones y el federalismo". Y sintetizó su nuevo programa hacia el Ejecutivo nacional con el reclamo de que "se reconozca la base agropecuaria de la economía argentina".
Domínguez, en plan ultraconciliador, coincidió en señalar que "la identidad argentina está ligada a la tierra". Dijo que "el diálogo es la nave insignia del proceso" que encabezó con su llegada a Agricultura, recordó la defensa que el gobierno hizo de los productores agropecuarios en las reuniones del G-20, frente a las iniciativas reguladoras de los gobiernos de los países centrales, y aseguró que para el gobierno "las críticas son bienvenidas".
Tras anunciar la aprobación en los próximos días de dos nuevos eventos transgénicos, Domínguez se alineó con el modelo agropecuario que expresa Aapresid, a tal punto de coincidir con el presidente de la entidad en la crítica a un manual escolar aprobado por el Ministerio de Educación, en el cual se señala a la soja como dañina para el medio ambiente. "Uno de los problemas del conflicto agropecuario es que cualquiera puede decir cualquier cosa", sorprendió.
Binner, a su turno, se ubicó en el carril de la defensa del federalismo, recordó su propuesta de 10 puntos presentada a la presidenta durante la crisis del campo y enfatizó, dentro de ese programa, la iniciativa de ampliación del Consejo Federal Agropecuario a las entidades como Aapresid. Defendió la ruralidad y el desarrollo industrial basado en los productos primarios, al tiempo que reclamó transitar el camino de la asociación público-privada para agregar valor a la producción. Poco antes, el intendente Miguel Lifschitz había puesto al polo de biotecnología de Rosario como ejemplo de la interacción entre el desarrollo de las ciudades y la actividad agroindustrial.
Mano alzada. El congreso de Aapresid es la cita anual de los empresarios agropecuarios que están e la pomada tecnológica. La nueva edición del evento, presenta como novedad la victoria de Cristina en todo el territorio nacional, incluida las zonas rurales que le propinaron una derrota en el conflicto de la 125. A pesar de que ayer, cuando el panelista de un de los talleres desafió picarescamente a su audiencia agropecuaria a "confesar" su voto a la presidenta, nadie levantó la mano. Probablemente, más de uno la tuviera ocupada cruzando los dedos por detrás de la espalda.