Las estrellas de rock no tienen la edad del resto de los mortales. Y si no, basta verlo a Steven Tyler. El líder de Aerosmith apareció en escena y fue como si el Personal Fest hubiese arrancado en ese exacto momento. No, no quiere decir que las bandas que tocaron en toda la jornada del sábado en el Geba no tuvieran nada que mostrar. Pero hay figuras que cuando aparecen, como en el fútbol, tiran un caño y marcan la diferencia. Y no hay dudas que el que tuvo el 10 en la espalda en la ventosa noche de apertura del festival fue un tal Steven Tyler. Sí, el jefe de Aerosmith.
Rock, los pelos al viento y más rock. La parábola fue una constante en la ceremonia musical que convocó a más de 25.000 personas en su primer día, junto a más de 100.000 espectadores que siguieron el evento online.
Si algo tuvo de particular este Personal Fest fue que el rock le ganó al pop. La mayoría de las bandas importantes que pisaron el escenario del Geba tuvieron el común denominador del rock, a excepción del toque latino del ex Menudo Draco Rosa, que llegó con su onda oscura (en estética musical y en look). Aunque le sirvió para levantar algunos suspiros de ocasión y hasta para comprarse al público con su extraña versión del clásico de Soda Stereo "De música ligera".
Si bien este Personal Fest tuvo su adecuada inyección de rock desde el plano nacional e internacional, en un combo que incluye a Band of Skulls (otros herederos de White Stripes, y van...), Juanse, Los Reyes del Falsete y Coverheads, en los distintos escenarios; el norte del show fue reivindicar el rock del pasado.
Simplemente porque los grupos más convocantes eran nada menos que Whitesnake, con el link a Deep Purple por la presencia vocal de David Coverdale; y Aerosmith, por Tyler, el guitarrista Joe Perry y ese hard rock eterno.
Pero la diferencia fue que mientras los británicos Whitesnake son una metáfora del rock retro, y se notó con la impecable versión de "Burn", himno de los Purple, en el cierre; los Aerosmith son el presente: por su profesionalidad, por el histrionismo y carisma de Tyler, por la puesta en escena y, lo más importante, por el soporte artístico de la banda de Boston.
El show de Aerosmith arrancó a las 11 de la noche del sábado y se prolongó hasta casi la 1 de la madrugada. Ya desde la puesta marcó una bisagra en el Personal Fest. Porque le hicieron una pasarela desde el escenario que llegaba hasta el sector VIP, y todo estaba hecho a medida para que la extravagancia de Tyler se muestre al máximo. Y cuando le dan pista, Steven la rompe. Los clásicos sonaron mejor que nunca: desde "Pink", "Crying" y "Livin on the Edge" hasta la irresistible "I Don t Want to Miss a Thing". Como si fuera poco, le hicieron un homenaje a los Beatles, con "Come Togheter" y les sobró energía para interpretarlo.
Aerosmith pasó por el Personal Fest y dejó su huella. Las cabezas al viento todavía se siguen moviendo con su hard rock eterno.