Poco después de que la jueza Georgina Depetris terminó de leer el fallo, Susana Beatriz Gualdesi, la mujer que había sido condenada a prisión perpetua por matar a su marido tres años atrás en la localidad de Pujato, se incorporó para abrazar y besar a los tres camaristas que ayer resolvieron absolverla a raíz de las "graves falencias" en la investigación policial del crimen. La mujer no podía ocultar su emoción y lució obnubilada cuando al finalizar la audiencia uno de sus defensores (Rafael Tamous, Jorge Cataudella y Laura Gauna) le explicó que estaba libre y podía regresar a su casa.
El 30 de septiembre del año pasado los jueces Ismael Manfrín, Luis María Caterina e Ignacio Vacca había condenado a Susana Gualdesi a prisión perpetua como autora de homicidio calificado por el vínculo. La mujer había llegado a juicio acusada de matar de un golpe en la cabeza con una azada a Omar Dupuy, un empleado municipal de 44 años hallado muerto la madrugada del sábado 19 de febrero de 2011 en la casa de Pujato que compartían.
La propia Susana avisó a sus familiares cerca de las 4 de la mañana de aquel día cuando, según relató, llegó de jugar a las cartas con amigas y se encontró con su esposo inmóvil en la cama, con manchas de sangre y un golpe en la cabeza.
Llamadas. La mujer, según el entrecruzamiento de mensajes y llamadas telefónicas, estuvo en su propiedad hasta las 23.40 del sábado y los peritos de Criminalística de la Unidad Regional XVII determinaron que la muerte había ocurrido unos 10 minutos antes, es decir varias horas antes del hallazgo. Por eso la mujer fue detenida y acusada.
Esa cuestión horaria fue valorada por el tribunal de alzada integrado por Georgina Depetris, Rubén Jukic y Otto Crippa García para dejar sin efecto la condena y absolver a la mujer. "Es evidente que el horario de la muerte de Dupuy ha sido establecido en función exclusiva y en base a indicios de la permanencia de Gualdesi en la casa y a solas con su cónyuge ante la falta de constatación de signos de su ingreso violento a la vivienda", dice el fallo. Y agrega que "eso puede haber dado sustento a la investigación en su contra, pero de ninguna manera descartar otras posibilidades, como que alguien haya matado a Dupuy después de que la mujer se retirara".
Bajo la lupa. La jueza Depetris, quien emitió el primer voto del fallo al que adhirieron sus pares, puso en tela de juicio la actuación de los médicos forenses que examinaron el cadáver y destacó el aporte del perito de parte Elías Soso. El profesional sostuvo que la muerte ocurrió entre la 0.30 y las 3 del 19 de febrero de 2011. El médico se basó en la temperatura corporal y la temperatura ambiente además de las livideces y rigideces del cadáver.
En su voto, Depetris también tuvo en cuenta los dichos del médico forense Luis Carlos Alonso, quien dijo que estimar la data de la muerte a partir de las rigideces es imprudente y debe ser considerado como un indicio. En ese sentido la magistrada cuestionó a los médicos Giachetta, Bonifacio y Mogues, quien hizo el levantamiento del cadáver. "No se logró que expliquen los signos cadavéricos que les permitieron estimar la hora de muerte más allá de la vaga justificación por las rigideces y livideces", recordó.
¿Cómo pudo? La jueza también explicitó sus dudas acerca de cómo Gualdesi, en 30 minutos según las pericias, pudo concretar el crimen del marido y salir de la casa. Y se preguntó: "¿Como pudo haber ido desde la cocina al patio trasero a buscar la azada. Luego dirigirse al dormitorio donde estaba el marido y matarlo con un elemento de hierro que pesa 3,800 kilos, limpiar todo rastro de la casa, baldear la vereda, lavar la azada, cambiarse de ropa para hacer desaparecer las manchas de sangre —si hubiese habido— y trasladarse diez cuadras a la casa de una amiga en una bicicleta con la cubierta desinflada?"
La jueza también puso la lupa sobre la existencia de manchas de sangre en el tronco de un árbol y afirmó que no se pudo precisar en el debate su ubicación con relación a la casa. "No se sabe si estaba a dos metros de la cama donde encontraron a Dupuy o desde la ventana que hay entre ellos porque la policía confesó que no tomó medidas, ni confeccionó un croquis a escala. Pero lo que es evidente es que esas manchas pueden obedecer a distintos motivos". La magistrada agregó que es impensable que "la sangre de la víctima haya llegado a salpicar el árbol, de acuerdo al testimonio del subcomisario Balbi, si se tiene en cuenta que entre ellos y esa distancia se encontraba la pared, la ventana y la cortina".
Finalmente, los jueces resolvieron que a raíz de "las graves falencias en la investigación policial y los problemas invocados por los médicos intervinientes" se informe al jefe de la UR IV y a la Corte Suprema "a los fines de que capaciten al personal y arbitren los medios para que sean subsanadas" esas falencias.
Los móviles del hecho
Con relación al móvil del crimen de Omar Dupuy, la jueza Georgina Depetris planteó que existen dudas acerca de que Susana Gualdesi haya tenido “motivos serios” para matar a su marido y en tal caso que “fueran distintos a los que podría haber tenido Fabricio”, el hijo de la mujer. “Ello no supera lo conjetural y debería pensarse también en otras hipótesis no investigadas, inclusive entre conocidos, parientes o enemigos”.
La jueza sostuvo que las evidencias recogidas en el caso arrojan sospechas sobre Gualdesi, pero “resultan insuficientes para sindicarla con certeza” como autora del hecho ante la falta de elementos objetivos que así lo determinen. Y especula sobre algunas posibilidades. “¿Por qué no sospechar de una venganza de Fabricio, cuyo short aparentemente estaba manchado de sangre y sí de la mujer por un raspón? ¿Por qué no sospechar de una venganza de personas con las cuales se esbozara la existencia de un conflicto reciente?”
Depetris sostuvo que en el fallo condenatorio no se arriesgó una explicación acerca de la puerta abierta del ropero y la mesa de luz con ropa desordenada y tirada en el piso. Y se preguntó: ¿Por qué el asesino no pudo haber esperado a que Gualdesi se retirara de la casa?