La comunidad educativa de la escuela primaria 1014 "Marcelino Freyre" de Fray Luis Beltrán encabezará un abrazo solidario al edificio de la institución, para manifestar su hartazgo ante la falta de soluciones a los problemas que generó la demolición de su comedor escolar, para dar lugar a una obra que hasta el momento no se concretó y cuyo futuro es incierto: las instalaciones para el funcionamiento del Instituto Superior del Profesorado Nº 22 Maestro Addad.
Hace una década, la escuela levantó un amplio salón que equipó con mesadas e instalaciones adecuadas para preparar y brindar la copa de leche a la totalidad del alumnado y también ofrecerle el almuerzo a los que lo necesiten, que hoy constituye la mitad de la matrícula. Hace unos dos años este edificio, relativamente nuevo, fue demolido porque sus paredes, a criterio de los profesionales a cargo asignados por el Estado, no resistirían una segunda planta, tal como lo prevé el proyecto para albergar en el mismo predio al profesorado. Se derrumbó con el compromiso del gobierno de reparar el daño a corto plazo construyendo otro comedor escolar.
Mientras tanto, el desayuno se comenzó a dar en las propias aulas y la comida se preparó y sirvió, por tandas, en el aula más grande del establecimiento, donde se dictaba la materia Tecnología. Pasaron ya dos años y todo está como entonces: los 760 alumnos entre los dos turnos de la institución reciben la copa de leche en sus bancos, generando trastornos de acarreo e higiene de las tazas y jarras que no alcanzan para todos; y para comer, unos 315 chicos deben pasar en grupos de 60 a 80, peleándose por quién entra primero, engullendo rápido e incómodos.
Trastornos. La preparación de los alimentos en un lugar no apto genera una serie de trastornos que resienten a todo el edificio, como la obstrucción de desagües y la escasez de agua. La mitad del patio está desaprovechada porque hay un vallado y escombros de la demolición.
El propio personal de la escuela trabaja de más y en malas condiciones y los chicos "que provienen de barrios muy humildes y que merecen disfrutar de comer en un lugar digno y agradable, con la leche y la comida calentita, terminan pasándola mal. Realmente esto es una situación violenta y no recibir respuestas es muy duro", expresó Mariel Gallicchio, tesorera de la cooperadora.
Desde la asociación que integra, "mejoramos mucho el edificio, pero gran parte de lo que invertimos es para reparar el daño que generó la demolición del comedor. En vez de progresar, nos dedicamos a emparchar", graficó. A la nómina de perjuicios, agregó los numerosos robos y actos vandálicos que casi todos los fines de semana se producen en el edificio, al que los malvivientes acceden desde áreas que quedaron desprotegidas cuando arrancaron los trabajos inconclusos del profesorado. "Nos robaron una puerta de aluminio de uno de los salones, ventiladores de pared, rejas, una bomba de agua y mercadería. Ya no queda casi nada para llevar, pero se vienen las vacaciones y es el momento propicio para el vandalismo", alertó.
Petitorio. En julio pasado el Ministerio de Educación recibió un petitorio acompañado con más de 1.500 firmas por la concreción de las obras reclamadas, sin éxito. Ahora "la idea de convocar a toda la población y la comunidad escolar para un abrazo solidario surgió de los padres y es una medida más que queremos hacer antes de que termine el año", indicó Gallicchio. La cita es a las 11.45 cuando se hará la concentración y luego el abrazo, al mediodía.
"Queremos por lo menos que el gobierno construya un comedor idéntico al que derrumbó. Seguiremos pidiendo, y esperamos sumar a la comunidad del profesorado en esta lucha", indicó.
Aclaró que "en ningún sentido estamos en contra del instituto Nº 22. Por el contrario, estamos orgullosos de tener un lugar cómo éste, donde nuestros jóvenes accedan a una carrera terciaria", concluyó.