La causa por el asesinato de Roberto Pimpi Camino podría dirimirse en un juicio oral y público. Así será si prospera un pedido formulado por los familiares del ex jefe de la barra brava de Newell’s Old Boys, que se presentaron como querellantes, para que los tres acusados sean juzgados como coautores y partícipe necesario de un homicidio agravado por el concurso de dos o más personas. La etapa de instrucción del expediente ya quedó terminada y fue remitido al juzgado de Sentencia Nº 5, a cargo de Gustavo Salvador, quien será en el encargado de dictar el veredicto.
Hoy se cumple el primer aniversario del crimen. Por eso, familiares, amigos y vecinos del barrio Fonavi Municipal se concentrarán esta tarde en el cementerio El Salvador para “rendirle homenaje a alguien que le ha dado mucho a mucha gente”, según Alberto Tato Camino, hermano del ex líder de la hinchada ñulista.
Las personas que están acusadas de haber participado en uno de los crímenes más resonantes de los últimos tiempos son jóvenes que rondan los 25 años. Son René Daniel Ungaro y Carlos Alberto Betito Godoy, sindicados como los ejecutores del plan homicida, y Emanuel Suárez, presunto partícipe necesario. Los tres llegan a juicio procesados por homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, encuadre al que adhirió en principio la fiscalía. Pero esa carátula es la que cuestiona la familia de la víctima.
Fuentes judiciales señalaron que para los apoderados de la familia Camino el caso debería juzgarse como un homicidio agravado por el concurso de dos o más personas, y así lo dejaron expuesto en el expediente. Si son acusados por ese delito, de acuerdo a lo que prevé la transición hacia el nuevo Código Procesal Penal, deben ser juzgados en un juicio oral y público. En cambio, si la carátula quedara como está correspondería el viejo y vetusto sistema escrito.
Mientras el juez Salvador se apresta por estos días a tomar un primer contacto con el expediente, voceros tribunalicios indicaron a este diario que la cuestión para definir la tipificación del delito es “materia de conversaciones” entre la parte querellante y la fiscalía. “Pueden llegar a un acuerdo y que las dos partes hagan un pedido en coincidencia o puede suceder que se mantengan las dos acusaciones. En ese caso tiene que resolver el juez de Sentencia si corresponde juicio oral o escrito”, sostuvo una fuente.
Plomos en el bar. Pimpi Camino fue ultimado de cinco disparos la madrugada del 19 de marzo del año pasado. La lluvia de plomos lo alcanzó en la vereda del bar Ezeiza, en Servando Bayo al 1400, lugar donde estuvo reunido con un grupo de allegados. Tras permanecer un par de horas allí, Camino salió a la calle para hablar por teléfono. Eran las 5.20 cuando lo sorprendieron y lo acribillaron.
Los primeros pasos de la investigación se concentraron en las personas que estuvieron cerca de Camino aquella madrugada. Ocho personas fueron demoradas pocos días después del crimen. Eran parroquianos y los propietario del bar más algunos conocidos del ex jefe de la hinchada que fueron investigados como presuntos entregadores. Entre ellos figuraba un policía de la Brigada de Investigaciones que llegó a compartir unos tragos con Camino. Pero todos ellos fueron desvinculados de la causa poco tiempo después.
La causa tuvo un vuelco significativo el 25 de mayo cuando se produjo un procedimiento a la salida del boliche El Sótano, de Mitre al 700. Allí, a manos de la Tropa de Operaciones Especiales, fueron detenidos los hermanos Lelio y René Ungaro, Carlos Betito Godoy y un muchacho de 22 años apodado Cachorra. Pocos días después se sumó a ese grupo Emanuel Suárez. Lelio recibió falta de mérito porque se comprobó que la madrugada del crimen estuvo en su casa, pero igual lo procesaron por la tenencia ilegal de una pistola calibre 22 sin papeles que llevaba el día que lo detuvieron. Otro que zafó fue Cachorra, ya que tampoco se pudo comprobar que haya estado en el lugar del ataque.
Recorrido. El juez de Instrucción Javier Beltramone, quien dictó los procesamientos de René Ungaro, Betito Godoy y Súarez, estableció mediante testigos que declararon en la causa que los presuntos autores del crimen se ufanaron en distintos ámbitos, sin reserva alguna, de ser los responsables de la muerte de Pimpi, quien era un histórico rival de los Ungaro. El magistrado también tomó en cuenta los resultados de las intervenciones telefónicas y otros testimonios recogidos en la investigación que permitieron reconstruir lo que hicieron René y Betito en la noche del crimen.
Según el fallo, después de haber pasado por un par de boliches, Suárez, Betito y René se desplazaban en un Fiat Uno con el que llegaron hasta la esquina del bar, en Servando Bayo al 1500. En ese lugar se quedaron hasta que vieron salir a Pimpi a la vereda a las 5.20. Uno de ellos, presumiblemente René ya que Betito estaba al volante, se bajó con un arma 9 milímetros y tiró cinco veces. Camino recibió plomos en piernas, abdomen, tórax y cadera. Luego escaparon. Las pericias telefónicas determinaron una intensa y hasta casi febril secuencia de llamadas entre los acusados, en los momentos posteriores al crimen.