A la campaña provincial y municipal menos seductora de los últimos diez años le quedan 5 días de gacetillas, un abanico de encuestas sesgadas y miles de folletos.
A la campaña provincial y municipal menos seductora de los últimos diez años le quedan 5 días de gacetillas, un abanico de encuestas sesgadas y miles de folletos.
Otra vez los pronósticos, basados en la experiencia reciente, coincidieron con la empírica realidad: la seguridad ha sido el único tema dominante, trátese de las propuestas a gobernador, intendente, diputado, senador y concejal.
Con los candidatos oficialistas a la defensiva en una cuestión que constituye un innegable déficit de la gestión, de la multicromática oferta opositora nadie ha logrado, sin embargo, sacar a la luz algún as de espadas que le permita aspirar a los beneficios de la ventaja comparativa. Es tanto el barullo, son tantos los candidatos, que alguno de ellos debería haber dicho: "Escúchame entre el ruido".
Se escribió en esta columna que no resultaría fácil para el elector distinguir el fraseo pertinente de los solistas entre tantas orquestas. Podría agregarse ahora que, incluso, la mayoría de los frontman interpreta la misma partitura.
En este estado de las cosas, un dato positivo de la campaña, pero más que de ella de la política santafesina, es que, al margen de la mediocridad, ha primado la moderación por sobre los exabruptos. Y eso es todo un indicador también de lo que el electorado está demandando, aun los que reclaman cambios profundos de las gestiones. No ha habido en estos años funcionarios procesados ni políticos inmersos en denuncias graves de corrupción, y eso, al margen de subas y bajas de la calidad de las administraciones y del nivel de los opositores, es un hándicap respecto de lo que sucede en otras provincias.
Adiós a las utopías. Escribió el sociólogo Silvio Waisboard, en su exquisito libro "El gran desfile", que los votantes demandan hoy bienes terrenales: ciudades seguras, empleo, honestidad, educación: "Estas causas no son imanes que atraen a multitudes a participar en campañas; esas demandas rara vez sacan a millones de personas de sus ámbitos privados para participar en la vida pública. La efervescencia política detrás de campañas en las que masas de votantes participan requiere de utopías y no de demandas seculares".
Dicho esto, los últimos siete días no han modificado las percepciones de cara a las primarias para designar candidatos a intendente. Mónica Fein se salió del esquema general de campaña y perfiló su estrategia en base a inauguraciones, aportes a vecinales y defensa de las conquistas que en materia de salud municipal ha logrado el oficialismo.
"No hay mejor campaña que demostrar que estamos gestionando", admitieron desde el Palacio de los Leones cuando se consultó sobre el perfil proselitista.
La gestión Fein estuvo y está a salto de la mata por los cotidianos episodios de inseguridad que fueron mutando desde la explosión del narcotráfico en algunos barrios a episodios de delito vinculados a entraderas y robos con diferentes grados de violencia.
Desde el jueves, sin que se haya dado demasiada difusión, las autoridades ordenaron para el macrocentro de Rosario un plan de saturación policial que —aunque tardío— es necesario. Habrá que esperar para saber si se hace realidad en la práctica.
"Sé que hay mucho enojo en la gente por la violencia y la inseguridad, y a mí me duele no poder dar la palabra mágica y solucionarlo mañana", escribió Fein desde su cuenta personal en Twitter, al tanto de que el mayor reproche de los rosarinos es por no haber levantado la voz públicamente contra la provincia, que tiene el Ministerio de Seguridad bajo su jurisdicción.
La intendenta deberá superar el filtro de las primarias enfrentando a Pablo Javkin, quien trata de nutrirse no sólo de radicales y socialistas que no abrevan en el oficialismo sino de opositores al Frente Progresista. Del éxito de esa convocatoria a propios y extraños del presidente de la Coalición Cívica dependerá su futuro electoral el 19 de abril.
Javkin cree que del resultado de esa competencia saldrá el futuro intendente de la ciudad y de ahí su nuevo eslogan de campaña, "el cambio es ahora". Fein sobrevuela esa puja y no adjetiva contra su rival: sabe que necesitará todos y cada uno de los votos de su contrincante interno en la gran final.
Deseo y realidad. Pese al ampuloso título de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso), las del Frente Progresista y las del peronismo serán las únicas compulsas que operarán como filtro para las generales. Una oferta tan escasa en un sistema que, desde su nombre ("primarias"), se jacta de la competencia indica que algo no está funcionando como se lo proyectó desde su implementación.
En el Frente Justicialista para la Victoria también hay dos buenos precandidatos que pujarán por convertirse en la esperanza peronista para gobernar lo que resulta un imposible desde 1973.
Kirchnerómetro en mano, Roberto Sukerman y Fernando Rosúa buscarán salir del corralito que los rosarinos le han destinado al oficialismo nacional a la hora de disputar el poder y convertirse en alternativa real cuando el 14 de junio sea el tiempo de consagrar al futuro intendente de Rosario.
El PRO decidió saltear cualquier competencia interna y apostar todas sus fichas a la general pero, necesariamente, necesitará posicionarse con un caudal de votos que no lo aleje el domingo próximo de ese objetivo. Al margen de no tener rival directo el domingo, Anita Martínez sacará un buen porcentaje de votos.
Por el andarivel de la oposición también transita el periodista Alejandro Grandinetti, a quien no le ha faltado ningún apoyo del massismo nacional en el camino a las primarias. El propio Massa, su esposa, Malena Galmarini, y otras referencias del equipo del precandidato presidencial desembarcaron en Rosario para pedir el voto a Grandinetti. Así como en el 2013 la incógnita estaba en saber si Martínez podía convertirse en opción, lo propio sucede ahora con el ex conductor de La Ocho.
La izquierda rosarina también tendrá presencia en la boleta única a intendente, aunque tampoco allí habrá competencia. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (Muni Finkelstein), el Frente Social y Popular (Alberto Cortés) y Por una Ciudad Futura (Gabriela Durruty) componen la oferta en ese vector.
Balconeando. Al margen de los largos días de campaña y de la saturación publicitaria, una buena parte de los electores santafesinos no ha tomado partido ni se ha involucrado demasiado en el clima que sí envuelve de adrenalina a los que figuran en las boletas. Los cinco días que faltan para que se baje el telón de la campaña (el viernes a las 8 se inicia la veda) deberían obligar a los postulantes a buscar algún trébol de cuatro hojas que logre seducir a los indecisos o modificar los escenarios en las cinco categorías provinciales.
"Vamos a ponerle el ojo que le falta a Venado Tuerto, a enderezar Chañar Ladeado y a devolverle el agua a Arroyo Seco", decía una voz en off en la campaña de un partido santafesino a fines de los 80, ironizando sobre una constante de entonces respecto de las inverosímiles promesas.
Hoy, ante la agenda dura que marca la inseguridad y la ausencia de promesas terrenales, los memoriosos hasta podrían sentir nostalgia por el candor de aquel spot incumplible.