"Lo que nos llamó más la atención no fue que nos robaran, sino quienes nos robaron". María Teresa Gobbini, la propietaria del supermercado Saturno de Salta al 2900, no podía ayer salir de su asombro. Es que el viernes a las 20.45 un joven armado con un revólver ingresó al súper con fines de robo. Increpó con autoridad a las tres cajeras, metió el dinero de la recaudación de la tarde en una bolsa de nailon, le pidió la encargada la llave de la puerta de ingreso y se fue dejando a empleados y clientes encerrados. Hasta ese punto, un asalto que podría entrar en los cánones de la normalidad. De manual.
La vuelta de rosca de esta historia se conoció cuando policías de la comisaría 7ª lograron interceptar a los pocos minutos, en Catamarca y Suipacha, a dos cuadras del supermercado asaltado, un Fiat Duna color blanco similar al descripto por testigos del atraco. En su interior viajaban dos hombres, hermanos ellos, y un nene de 5 años, hijo del conductor del vehículo. Al requisar el auto, los policías hallaron un revólver calibre 22 con numeración legible con siete proyectiles en sus alveolos y una bolsa de supermercados Saturno con unos 4.500 pesos. Los dos hombres fueron detenidos y acusados de robo calificado agravado, por la presencia de un menor. Lo llamativo de todo ésto es que el conductor del auto es esposo de una de las cajeras que al momento del golpe estaba trabajando en "Saturno" y quien cometió el atraco es cuñado de la mujer. Esta circunstancia de relación familiar motivó que la cajera en cuestión, la mamá del nene de 5 años que estaba en el auto, fuera en principio demorada en la 7ª y liberada tras prestar interrogatorio sumario.
"La cajera no podía parar de llorar. Es una buena empleada. Hace cinco o seis meses que trabaja con nosotros. La verdad es que no entiende nada. La policía la llevó para que declarase, pero nosotros no sabemos si estuvo implicada en todo esto. La moto de esta chica quedó estacionada sobre la vereda toda la noche", comentó la dueña del súper.
"Por supuesto que conocemos el Duna blanco que está secuestrado en la policía porque el marido la ha venido a buscar muchas veces a esta empleada en su auto. Todo esto es muy feo", comentó la empresaria.
"La verdad es que el hecho nos asombró bastante, aunque estamos investigando todas las hipótesis. Es cierto que no es habitual que alguien vaya a robar donde trabaja su cuñada en el momento en que ella está en el lugar. De mínima, es raro", indicó una fuente allegada a la investigación.
Sonidos de robo. Viernes por la noche. Quince minutos antes de las 21. El supermercado "Saturno" de Salta al 2900, de los negocios tradicionales de barrio Pichincha, estaba abarrotado de clientes haciendo compras de última hora. "Estábamos con mi novio comprando cuando escuchamos los gritos del ladrón. Estábamos bastante atrás (en el interior del negocio) y yo le dije a mi novio: «No hagas nada». Entonces pasó una mujer grande y nos dijo por lo bajo: «Me parece que están robando». Y se fue para atrás del negocio, para el lado de la carnicería", reató una joven clienta, ocasional testigo auditivo del robo.
Según se pudo reconstruir, a la hora señalada Facundo B., de 21 años, y domicilio en los confines de los barrios Ludueña y Arroyito, ingresó al negocio armado con un revólver marca Galand de fabricación nacional. El "Saturno" tiene una sóla puerta de entrada y lo primero con lo que se topa quien ingresa es una ajustada línea de tres cajas y un mostrador donde trabaja la encargada. El súper tiene estimativamente unos 10 metros de frente por 25 metros de largo.
Todo duró unos pocos segundos. "Se escuchaban los gritos del ladrón, que daban miedo", indicó la testigo. "Después empezó a pedirle a los gritos a la encargada que le diera la llave de la puerta. Cuando se las dio, cerró y se fue", relató. "Con el susto muchos clientes se descompusieron o rompieron en llanto. Se querían esconder en los baños", contó la dueña del lugar.
Tras levantar el dinero de las cajas, Facundo B. salió a paso decidido y fue hacia el Duna blanco, que si bien no se conoce con precisión en que lugar estaba estacionado, estaba a la vista. Al subir, el auto desapareció. A los pocos minutos fue interceptado por móviles policiales en Catamarca y Suipacha. Además de Facundo B. quedó preso su hermano José B., de 26 años. Y el parentesco determinó que Nadia, la cajera en cuestión, fuera demorada unas horas. Los dos hombres fueron acusados de robo calificado agravado y quedaron, junto a Nadia, a disposición del Juzgado de Instrucción 7ª.
L.G.