Ramallah, Cisjordania. — La tumba del líder palestino Yasser Arafat fue abierta ayer durante algunas horas, el tiempo necesario para extraer muestras de su cuerpo, las que fueron entregadas a expertos internacionales que deben tratar de determinar si fue envenenado, tal y como creen muchos palestinos. Magistrados franceses abrieron en agosto una investigación de asesinato sobre la muerte de Arafat en París, después de que un instituto suizo dijera haber encontrado altos niveles de polonio radiactivo en sus ropas, ofrecidas por su viuda, Suha.
Arafat, que lideró las aspiraciones palestinas de establecer un Estado durante años de guerras y tratados de paz, murió en 2004 a los 75 años en París tras una misteriosa y repentina enfermedad. En su momento no se realizó una autopsia por petición de Suha, y los médicos franceses que lo atendieron dijeron que no habían podido determinar la causa de su muerte.
Pero las acusaciones de juego sucio aparecieron de inmediato y muchos palestinos culparon a Israel, que tras un alzamiento palestino confinó a Arafat a su cuartel general en Ramallah, Cisjordania, durante los últimos dos años y medios de su vida. Israel ha negado las acusaciones, invitando a los líderes palestinos a hacer público su historial médico, que nunca se hizo público tras su muerte.
Expertos de Suiza, Francia, Rusia y los territorios palestinos participaron en la exhumación, realizada lejos de los ojos del público tras unas lonas azules erigidas cuidadosamente en torno a su mausoleo de piedra en Ramallah. Los trabajadores colocaron una enorme bandera palestina para cubrir la parte superior del monumento, colocado dentro del complejo presidencial del sucesor de Arafat, Mahmoud Abbas.
Síntomas diferentes. Una investigación reveló que el polonio, al parecer ingerido con la comida, causó la muerte del ex espía ruso Alexander Litvinenko en Londres en 2006. Pero algunos expertos han cuestionado que Arafat pudiera haber muerto de esta manera, apuntando a una breve recuperación durante su enfermedad que, según dicen, no encaja con el envenenamiento radiactivo. También señalan que no perdió todo el cabello.
Se cree que ocho años es el límite para detectar trazas de polonio, una sustancia que se descompone con rapidez, y el hospital de Lausana puso en duda en agosto que mereciera la pena buscar muestras si el acceso al cuerpo de Arafat se retrasaba hasta "octubre o noviembre".
No todos los parientes de Arafat han accedido a la exhumación, y la propia Suha no acudió a Ramallah para la operación. Los restos de Arafat volvieron a enterrarse con honores militares ayer tras completarse las tareas forenses.
Trabajando junto con el equipo forense, magistrados franceses acudieron esta semana a Ramallah para interrogar a miembros del círculo más cercano al líder palestino para ver si pueden arrojar algo de luz sobre su muerte. Una fuente dijo que los franceses tenían una lista de 60 preguntas, y al menos un hombre se enfrentó a cinco horas de interrogatorio.
Aunque muchos palestinos creen que Israel estuvo detrás de la muerte de Arafat, admiten que casi con seguridad el veneno tendría que haberlo administrado uno de los suyos, ya fuera conscientemente o no. Arafat tenía más enemigos que Israel, incluso en el seno del movimiento palestino, donde se vivían importantes tensiones debido a la corrupción y desvío de millones procedentes de ayudas.
Según expertos, los análisis llevarán varias semanas. Pero aún cuando se encuentren rastros de polonio — substancia radioactiva altamente tóxica— no será fácil probar que la ésta fue administrada por vía humana, según un responsable del Instituto francés de protección radiológica y de seguridad nuclear (IRSN).