“La situación de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país es realmente preocupante”, dijo el secretario general de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso y Desmotadores de Algodón de la Argentina, Daniel Yofra, al hacer un balance sobre lo que dejó 2022 para el mundo del trabajo. “Cuando se analiza la situación económica solamente se mira la inflación y no se miran los bajos salarios que hay”, planteó el dirigente de un sector que alcanzó la paritaria récord a nivel nacional que llevó el sueldo inicial por encima de los 319 mil pesos.
“La obligación que tenemos hoy los dirigentes sindicales es plantarnos en la pelea por subir el salario y que la inflación la controle el gobierno”, aseguró al señalar que con un 42% de pobres e incluso trabajadores por debajo de la línea de pobreza se echa por tierra el argumento de que los incrementos salariales son inflacionarios.
“El nuestro fue un aumento muy bueno comparado con los promedios de los salarios nacionales que son muy bajos”, indicó Yofra y aseguró que en ese contexto, la estrategia de discutir paritarias en base a porcentajes termina siendo ineficaz. “Los porcentajes no sirven si los pisos son bajos”, planteó el dirigente quien recordó que el logro de los aceiteros también fue fruto de la unión con otros gremios como el Sindicato de Aceiteros de San Lorenzo (Soea).
En un contexto inflacionario donde el poder adquisitivo se erosiona, para Yofra es clave una nueva dinámica de discusión. “Primero hay que determinar conceptualmente qué se busca cuando se habla de salario”, dijo Yofra y fue contundente sobre el lugar donde se plantaron desde la Federación: “Nosotros consideramos que el salario lo fija la necesidad del trabajador”, dijo.
Planteó que hay gremios que este año consiguieron aumentos salariales por arriba del 100%, pero “si los salarios son muy bajos los porcentajes no tienen mucho sentido”, agregó y recordó el logro histórico de la Federación en defensa de un salario mínimo que cumpla con las necesidades que establece la ley de Contrato de Trabajo y el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
Esa dinámica dinámica de negociación que comenzó en 2004 y les permitió a los aceiteros “dejar de ser trabajadores pobres en empresas ricas”, como dijo Yofra, tuvo el asesoramiento del fallecido abogado laboralista Horacio Zamboni, quien “siempre nos decía que no nos quedáramos solos en esta disputa y contagiemos al resto de los gremios esta forma de discutir ingresos”, recordó el dirigente.
Un paso en ese sentido fue la negociación conjunta con el Soea. “La unidad en la lucha da muchos resultados, y si no se puede lograr a nivel general, al menos debemos intentarlo por sector”, planteó Yofra.
“Cuando hoy se observa nuestra paritaria y los aumentos que logramos, queremos recordar que cuando empezamos nosotros trabajábamos en las mismas empresas que ahora, pero éramos pobres”, aseguró el dirigente aceitero para plantear que es clave tener en claro el horizonte de lucha. “Cuando los trabajadores saben qué es lo que les corresponde para vivir dignamente y pelea por eso, la fuerza te la da la conciencia”, aseveró.
Otro tema es la posibilidad de las empresas de hacer frente a recomposiciones salariales como las que obtiene la Federación. Ante esto, Yofra fue enfático: “Si alguien no puede pagarla, que presente los balances que lo justifique”, dijo y planteó que esa es un derecho que tienen las organizaciones de trabajadores.
Efecto contagio
Yofra es un férreo defensor de la democracia sindical y de la formación de los cuadros sindicales, así como de trasladar la experiencia que transitaron desde el gremio para impregnarla a otros. “Ojalá otros gremios no admiren el salario que conseguimos sino que empiecen a aplicar las mismas fórmulas para calcularlo en base a lo que establece la ley de Contrato de Trabajo y la Constitución Nacional”, dijo el dirigente.
En ese camino, explicó que desde la Federación comenzaron a trabajar con otros sindicatos que nos están dentro de esa organización, aunque sí en el sector. “En algún momento vamos a dejar de lado las diferencias que tenemos como dirigentes sindicales y pensar en que la unidad es el camino”, detalló.
Ese justamente es el desafío que trazó para 2023. “Sería bueno que los dirigentes empiecen a mover sus organizaciones y las herramientas que tienen”, dijo y planteó que “quizás el año próximo se vea alguna reacción por parte de los gremios en general o mayor conflictividad en busca de tratar de recuperar algo de lo perdido en el salario”.