A pocos kilómetros de Rosario, sobre la autopista a Buenos Aires y la intersección con la A012, un edificio corporativo con gigantes terrazas verdes, grandes estructuras de paneles solares y enormes parasoles, sorprende a primera vista. Se trata de una edificación única en el país y la primera en obtener la certificación Leed Platinum, la máxima categoría que se otorga a construcciones sustentables por liderazgo en energía y diseño ambiental.
Ese desarrollo, que comenzó a gestarse en 2015 y para el cual se invirtieron 40 millones de dólares, es hoy el campus corporativo del Grupo Asegurador La Segunda. Cobija allí las operaciones tanto de la aseguradora como del resto de las empresas del holding: Avalian, la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y Covaeco.
Lo que inicialmente se proyectó como un edificio de servicios para poder centralizar los diferentes archivos de documentación, el stock de los insumos propios de la actividad, el resguardo de los bienes y vehículos de todo tipo y otras actividades complementarias que se encontraban en distintos edificios de Rosario, mutó luego a un proyecto más ambicioso.
La Segunda está entre las principales cuatro compañías de seguros del país, con una participación de mercado del 6,23%, 54.300 millones de pesos en primas y más de 800 mil vehículos asegurados. Además, lidera el segmento de seguros agrícolas con 5 millones de hectáreas aseguradas y una market share del 23%. El grupo en su conjunto factura u$s 8.500 millones anuales.
“Teníamos el edificio listo para mudarnos, con 400 empleados, en marzo de 2020 y justo en ese momento apareció la pandemia, ante lo cual fue inevitable preguntarnos ¿qué hacemos?”, rememoró Mario Teruya, subgerente comercial del grupo. El tiempo les fue dando las respuestas. En términos operativos, el campus emplazado en un predio de 15 hectáreas resolvió y optimizó las necesidades logísticas. Además de la estructura principal dispone de cinco naves con capacidad para 100.000 m3 de guarda y 2 edificios multifunción, totalizando 33.000 m2 cubiertos.
En términos de recursos humanos también se resolvió. Forzados por las exigencias sanitarias del Covid 19, el retorno a las oficinas fue gradual y hoy existe una modalidad de trabajo híbrida, implementando un sistema de 3x2, tres días de forma presencial y dos en forma remota. “Los colaboradores pueden elegir si trabajan en el campus o en su domicilio”, detalló Mario Castellini, nuevo gerente general del grupo. Los que deciden trasladarse hasta el complejo tienen traslado corporativo y media hora menos de jornada laboral. Fueron, además, beneficiarios de una gratificación económica por única vez.
“La pandemia cambió el negocio”, dijo Castellini y Teruya detalló que se avanzó siguiendo las necesidades del cliente que demanda autogestión a través de aplicaciones móviles ágiles.
Castellini apuntó que si bien la siniestralidad bajó durante la pandemia por la menor circulación “hubo una dispersión” de la misma, porque muchas actividades, especialmente vinculadas al transporte continuaron normalmente.
Superado lo sanitario, el otro gran desafío es la inflación. “Crece la nominalidad porque crecen los valores de los vehículos”, aclaró Castellini, pero “aumentaron los costos de la siniestralidad”, es decir lo que la empresa tiene que disponer para atenderlos. “Nuestra inflación es superior a la del IPC, porque en algunos insumos fue de hasta 80%”, agregó Teruya.
Hoy, señalaron los directivos, “están creciendo a un 5% anual.
Los arquitectos Brian Kyster y Andrea Pozzi, gerente y jefa de Logística del grupo conocen como la palma de su mano cada espacio que conforma el campus. Durante un recorrido con periodistas no sólo dieron detalles de lo que se podía observar, sino las razones por las cuales cada espacio fue ideado y ejecutado de esa manera. Su interior expresa un concepto moderno, versátil y respondiendo a la certificación que recibió. “Ahora ya no se miden los espacios por metro cuadrado por colaborador, sino que son islas colaborativas, sin espacios privados”, dijo Pozzi en el área de oficinas.
El edificio utiliza la energía térmica del subsuelo para mejorar la temperatura del aire y tiene instalados pisos refrescantes para reducir el consumo de energía eléctrica. Además, cuenta con estaciones de separación de residuos, superficies verdes en techos y terrazas y plantas potabilizadoras alimentadas por energía solar y eólica.
Las terrazas y lomas verdes permiten estabilizar la temperatura minimizando la necesidad de climatización y purificando el aire. También usan energías renovables a través de paneles solares que generan entre el 13 % y 25% del consumo eléctrico del edificio y cuenta con un reservorio especial que recolecta el agua de lluvia para abastecer los sanitarios.
Otro punto relevante del proyecto es que en el predio se plantaron 85 árboles nativos y se respetó y mantuvo la vegetación existente. Para minimizar el impacto ambiental, durante el proceso de construcción del edificio se generó un plan de prevención de polución y gestión de residuos de obra.
Desde un área que denominan “El Mangrullo”, se puede observar en detalle no sólo el campus sino el potencial que tiene. “Contamos con 7 hectáreas más para posibles ampliaciones”, detalló Castellini quien junto a Teruya y Juan Carlos Mosquera (subgerente de operaciones) dieron detalles de la obra y analizaron el mercado.
En ese marco, explicaron que el grupo sigue apostando a nuevos nichos de negocios. En plena pandemia, la empresa de base tecnológica DetxMol (parte de Segser, una de las empresas del grupo) recibió la aprobación de Anmat para desarrollar un kit para detección de Covid-19. Tampoco descartan ideas colaborativas, como la posibilidad de un campus educativo.