Días atrás mirábamos la tele con mi hijo Francisco y haciendo zapping el capta la noticia sobre la evolución de las tasas de interés en medio de un discurso que el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Federico Sturzenegger, brindaba en ronda de prensa. El me preguntó en su más genuina inquietud, que tenía que ver esta noticia con él y en qué puede afectarlo.
Hace largo tiempo que en la economía argentina entró en un espiral de altas tasas de interés, un dólar planchado (últimamente), expectativas de crecimiento bajo o nulo e inflación vertiginosa, generando así un caldo ideal para que el enfoque de las inversiones se desvíen hacia el mercado financiero adonde los últimos meses ofrecen retornos muy jugosos, penalizando si quieres parte del consumo.
Si bien existen varias teorías sobre las tasas de interés, el concepto en general está ligado al capital, el tiempo y fundamentalmente el riesgo. Es en definitiva una compensación que recibe quien invierte o arriesga sus tenencias. Los enunciados teóricos se enfocan en que las tasas representan una retribución en dinero (interés) como forma de compensar en sacrificio de posponer el consumo actual y trasladarlo a futuro (cuestión de tiempo).
Otros hacen mención a lo que se debe pagar para gozar de bienes que no poseés. Usarlos tiene un precio y es justamente el de la escasez
Los teóricos de la producción dirán que el capital es la aportación productiva y que debe participar en el valor que crea con su inclusión.
Finalmente, los que arriesgan fondos dirán que el interés es el "premio o recompensa" a esa inversión y que buscarán en ella la mejor correlación entre riesgos y rendimientos.
La escuela austríaca de economía hace mención a la "tasa natural" de interés que se genera como un equilibrio de preferencias temporales en los que la gente (vos y yo) decidimos actuar intercambiando bienes y servicios hoy o bien mañana, justamente en función de ella.
El contexto de alta inflación te viene obligando a deshacerte de los pesos tan rápido como te llegan. Dejarlos en tu bolsillo o en tu cuenta bancaria, implica una pérdida real de poder de compra a un ritmo de 40% (anual). Así muchas personas deciden consumir en el presente y olvidarse del futuro. Si bien no es la mejor de las jugadas, es muy habitual. Entonces la tasa de interés "natural" será el precio de mercado de los bienes presentes que consumís v los de futuro, constituyendo así la tasa el equivalente al valor tiempo de espera.
Cuando le planteo a mi hijo (un consumidor individual) este escenario, rápido me negocia un menor consumo presente a cambio de uno mayor en el futuro y tiene lógica. Asumiendo que tiene una postura de ahorro, cuando la tasa de interés sube, los bienes a futuro se hacen relativamente más baratos que los actuales y de allí la lógica de una mayor demanda. Cuando la tasa de interés sube te estimula el ahorro e inversión a costa del consumo actual.
Algo similar sucede con las empresas, pero en el escenario opuesto (cuando las de interés bajan), los precios a futuro suben respecto de los bienes presentes, por lo que siendo racionales, los empresarios profundizarán la producción, desviarán los fondos de la inversión financiera hacia la productiva, se ajusta la estructura de capital y si el mercado laboral es flexible y debidamente calificado se genera inclusión de personas (trabajadores) al mercado de producción.
Recapitulando, esa tasa de interés (natural) será como un engranaje que coordina en el tiempo (presente vs. futuro) decisiones de inversiones, consumos y ahorros entre otras. En el mercado de los bienes, estas decisiones temporales colaboran en la determinación del poder adquisitivo y en el mercado financiero, las tasas de interés.
Vimos en los últimos años de nuestra economía que cuando la tasa de interés está por debajo de la "natural o de equilibrio", se genera un menor estimulo al ahorro y, por contrario, una aceleración del consumo que se cubrió con emisión monetaria (inflación + subsidios) y un artificial nivel de producción por encima de las estructuras económicas, sosteniendo los precios con fórceps y generando verdaderas ineficiencias en la economía. Las consecuencias comenzaron a ser visibles.
Cuando esa burbuja se pincha, los precios buscan su equilibrio (y las tasas de interés también lo son) la realidad busca pista, la producción decae, las empresas resienten sus estructuras de capital. Un nuevo circuito para el flujo de dinero busca salvaguarda y es en las finanzas. Altas tasas (encima de la natural) estimulan en ahorro e inversión en instrumentos financieros (bonos, letras, FCI, acciones) que poco aportan a la generación de empleo.
En un contexto en el que por estos días desde el BCRA se estimula sostener altas tasas para contener las metas de inflación y no recalentar la economía, el escenario antes descripto casi que cuadra perfecto. Es un remedio amargo que nos debemos tomar a tantos años de desajustes.
Durante la gestión anterior se decidió sostener una falacia económica (que tenía menos pobres que Alemania) vía emisión monetaria y como te decía con las consecuencias a flor de piel. La gestión actual lo hace con endeudamiento bajo diferentes formatos. El problema no es la deuda en si, el problema es cuando el deudor considera la deuda como un sustituto de la responsabilidad fiscal.
Después de esta explicación, mi hijo me miraba como si le hablara en Yupik (es un idioma que se habla en Alaska por los esquimales). Me miro y concluyo que si bien le era casi imposible postergar sus inquietudes de consumo presentes, él entendía que un esfuerzo hoy le genera en un futuro mejores posibilidades y bienestar. En definitivas esta tasa le ordenaba (o no) sus ideas y en definitivas sus estímulos, le ayudaba a tomar decisiones.
Todos queremos que la economía vuelva a crecer, lo necesitamos. Hay que romper con las visiones de corto plazo: pensar, planificar y trabajar en una economía con vistas a futuro, como cuando las tasas de interés buscan su equilibrio. Ahí y solo ahí, cuando la "tasa natural" encuentra su punto justo, la economía se armoniza y la rueda comienza a girar. De esto también se trata la economía.