Las mujeres enfrentaron con la pandemia “una triple crisis”. La que vino con el arrastre del macrismo, la que provocó el Covid y la crisis de cuidados. Así lo dijo la titular de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de la Nación (DNEIyG), Sol Prieto.
La funcionaria, que se hizo cargo de esta dependencia tras la renuncia de Mercedes D’Alessandro pero que viene integrando el equipo de esa dirección desde su creación, señaló que “hace falta un esfuerzo coordinado muy importante para que las mujeres se puedan recuperar más o menos a la par de sus pares varones” de esta situación, y destacó que ese es el trabajo que están llevando adelante a través de la Mesa Federal de Políticas Económicas con Perspectiva de Género del que participan funcionarias de distintas áreas ejecutivas de 18 provincias del país y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La Argentina fue, según la Organización de Naciones Unidas (ONU) el país que implementó más medidas de respuesta al Covid sensibles al género. Es decir, herramientas para cerrar las brechas de desigualdad, fundamentalmente en términos de ingresos, entre varones y mujeres y diversidades.
Antes de la pandemia, 5 de cada 10 mujeres participaban en el mercado de trabajo. Ese número descendió a 4 de cada 10 en el segundo trimestre de 2020, en el pico de la emergencia sanitaria, según datos de (DNEIyG). En el peor momento de la crisis sanitaria hubo un derrumbe de la tasas de actividad de las mujeres de 8,2 puntos porcentuales: pasó de 49,4% a 41,2% y se llegó al nivel más bajo desde 2002, “lo cual representa la salida del mercado laboral de más de 250.000 mujeres”, apuntó el informe. A fines de 2021 mejoró y se ubicó en 50,3%, pero muy lejos del 69,7% de los varones.
En el cuarto trimestre de 2021, hubo una brecha de 24,9% en el ingreso total individual entre varones y mujeres.
-¿Cómo están avanzando con el trabajo en la Mesa Federal?
-En general siempre partimos de un diagnóstico que surge de datos nacionales y después lo vamos validando con las provincias de manera bilateral. Lo que nosotros venimos viendo y atendimos -y por eso surgió la Mesa Federal- fue el impacto desigual de la crisis provocada por el Covid durante 2020 entre mujeres y varones. Y ante eso surgieron muchas políticas de contención y mitigación para frenar el impacto de la pandemia sobre todo en términos de ingresos. Lo que planteamos en el marco de la Mesa Federal era que se trataba de una crisis triple para las mujeres porque era una crisis de arrastre que venía del macrismo, una provocada por la pandemia y otra de cuidados que se montaba sobre eso. Hacía falta un esfuerzo coordinado muy importante para que las mujeres se puedan recuperar más o menos a la par de sus pares varones. Veíamos que en el resto del mundo, incluso en los países más desarrollados y también en Argentina, después de la crisis de 2001 las mujeres habían recuperado el dígito único de desocupación recién sobre 2010/11 mientras que los varones lo habían recuperado hacia 2005/06. Ahí empezamos a trabajar con la idea que se transformó en el eslogan “la recuperación es con nosotras”. Implicó encararlo de manera conjunta con las provincias no sólo para mitigar la crisis de ingresos, sino también incorporar a las mujeres al proceso de recuperación. Apuntalamos a los sectores críticos donde se insertan las mujeres mayoritariamente. El caso más importante es el de las trabajadoras de casas particulares. Había 1,2 millón antes de la pandemia y durante el segundo trimestre 2020 más de 400 mil se caen del mercado de trabajo. De hecho hay una suba de la formalidad que es falsa, porque antes de la pandemia había un 75% de informalidad y baja a 70% pero por la destrucción de puestos de trabajo informales que mayoritariamente eran los que estaban más desprotegidos. En ese marco surge el programa Registradas a nivel nacional que requirió de mucho esfuerzo de difusión, de militancia, por parte de los gobiernos provinciales. Y al mismo tiempo, desde las provincias, empujadas por experiencias nacionales como la ley de economía del conocimiento, la ley de incentivos para el Norte Grande, la ley de cupo trans que dispone de incentivos para el sector privado, se incentivó la incorporación de mujeres en los sectores estratégicos, críticos. En Santa Fe hubo muchos avances en ese sentido. Estuvimos reunidas en la Mesa Federal bilateral con la provincia y nos comentaron que trabajaron por ejemplo en los parques industriales. Allí se está buscando incorporar lactarios para tener más infraestructura de cuidados dentro de estas áreas y que más mujeres puedan ingresar, incentivando con créditos a las empresas lideradas o con mayor participación de mujeres.
-¿Qué otro tipo de experiencias de estas características hay en otras provincias?
-Fueron surgiendo distintas iniciativas. En las provincias como La Rioja o San Luis, donde la obra pública tracciona más, nacieron programas de constructoras. A partir de eso Chaco también lo empezó a implementar y sacó uno de programadoras. Hay otras conductoras del transporte público como camiones y micros en La Rioja, un sector que a pesar de pertenecer al turismo no se cayó. En Córdoba y Santa Fe algunos vinculados a la tecnología. Las funcionarias santafesinas me comentaron un programa similar al Argentina Programa con una línea especializada en mujeres y otra en personas trans, que es muy interesante.
-¿Eso se tradujo en los números de empleo?
-Hacia el cuarto trimestre 2021 lo que notamos es que, a nivel nacional y eso se replica en Santa Fe estamos con un récord de empleo y de tasa de actividad. En Santa Fe más todavía porque la brecha en la tasa de actividad entre varones y mujeres es menor que a nivel nacional, 16 puntos contra 19,4.
-O sea que pese al crecimiento de la tasa de tasa de actividad y de empleo de las mujeres ¿aún hay una brecha importante con la de los varones?
-Se mantiene la brecha, pero lo que hay es crecimiento puro. En los 90 crecía la tasa de actividad de las mujeres traccionada por la desocupación femenina y masculina, las dos. Los varones se quedaban sin trabajo por el proceso de desindustrialización y las mujeres se metían en el mercado de trabajo, pero no conseguían empleo. Subía la tasa de actividad, pero no el empleo. Después, durante el kirchnerismo vuelve a subir la tasa de actividad pero ahí sí traccionada por el empleo. Y a partir de 2013 /2014 la tasa de actividad se estanca. Ahora volvió a subir a partir del tercer trimestre 2021 acompañada por la de empleo, que en el cuarto trimestre del año pasado fue la más alta desde el 2003. Es probable que también sea la más alta de la historia porque hay un problema de empalme del 2003 para atrás con el cambio de metodología de la Encuesta Permanente de Hogares. Entonces, el empleo está muy bien. Eso no quiere decir que todo esté bien. Hay un problema de ingresos.
-Justamente hablando de ingresos ¿Qué tipo de empleos logran conseguir las mujeres?
-Muchas van al comercio que es un sector que creció mucho y de hecho cambió ligeramente la estructura del empleo. Ahora el trabajo de casas particulares ya no es la principal actividad económica de las mujeres, sino que lo es el comercio. No quiere decir que se estén rompiendo las paredes de cristal, pero se están viendo las políticas tanto nacionales como provinciales dirigidas a eso. Ese cambio se dio a partir del segundo trimestre de 2020 cuando por la pandemia se pierden muchos puestos en casas particulares pero el comercio sigue funcionando y de algún modo las logra absorber. Por esto, desde la Mesa Federal trabajamos primero para mitigar el impacto, es decir que la pandemia no nos dejará atrás; y segundo, para sumar a las mujeres un proceso de recuperación y eso fue muy importante. No es menor lo que se logró ya que de toda América latina los únicos países que donde en este sentido se recuperaron los niveles pre-pandemia son Argentina Paraguay y Bolivia pero sólo en nuestro país estamos en niveles más altos que en la prepandemia.
-Cuando se analizan las ejecuciones de los presupuestos con perspectiva de género (PPG) se observa que la mayoría de los fondos están destinado a cerrar brechas de ingresos, pero hay otras perspectivas como, salud sexual y reproductiva, violencia de género y capacitación ¿como están en las otras?
-Lo que hicimos para elaborar el presupuesto 2021 fue fijar una metodología donde analizamos las políticas y las subetiquetamos a partir de las brechas que éstas contribuyen a cerrar. Para nosotros ingresos no es solamente eso, son también las brechas de tiempo y cuidados y hubo muchas acciones en ese sentido. Ahora salió la reglamentación de la ley de Contrato de Trabajo, se envió el proyecto de ley al Congreso de licencias paritarias y del sistema integral de cuidados, pero además se hicieron otras cosas. Aumentó el gasto en infraestructura en cuidados. Es la primera vez que Obras Públicas está construyendo jardines. Concretamente el 10,7% del gasto del año pasado de esa área se destinó a eso cuando la ley incluye un piso del 8,7%. También se hizo foco en el trabajo de cuidados a través del reconocimiento de aportes por parte de Ansés para que las mujeres puedan jubilarse; el programa Registradas que apunta al sector de trabajadoras de casas particulares; el Potenciar Trabajo que incluye a las cuidadoras comunitarias. También se hicieron cosas para reducir la brecha de ingresos mediante transferencias con la AUH y políticas que contribuyen a cerrar la brecha de violencia y autonomía física y reproductiva. Todo esto lo separamos en el presupuesto para poder desarrollar una metodología de medición de impacto. Ya no solo se trata de decir que para el PPG se destinó el 15,2 % en 2021 y en el proyecto de 2022 que no salió el 15,4%, sino también hay que poder medir en qué medida la plata que se gasta contribuye a cerrar las brechas. Muchas provincias, entre ellas Santa Fe están trabajando en PPG.
-¿Qué políticas están desarrollando para lograr el desendeudamiento de las mujeres, que opera como una nueva forma de dominación?
-A nivel nacional, primero estamos mapeando qué tipo de políticas de desendeudamiento de las mujeres existen sobre todo con instituciones de crédito no bancario. También buscando saber efectivamente cuántas mujeres son, con quién están endeudadas. Porque el relevamiento que existe del Banco Central que salió en marzo fue un avance, pero está hecho desde el lado de la oferta. Ahora desde el Ministerio de Economía, nuestra Dirección junto a la Secretaría de Finanzas y el Indec estamos trabajando junto a la Cepal para poder medir los niveles de inclusión financiera desde un enfoque que incorpore el género y la diversidad. Estamos articulando con el con el Banco de Nación para ver también qué herramientas hay. Con la Mesa Federal tenemos mucho diálogo con las provincias y los municipios y vemos que el problema de la inclusión financiera no solo se trata de acceso al crédito, sino que tiene muchas facetas. En realidad el problema quizás más grande es el nivel de endeudamiento con el sector no bancario.
-Sectores informales o ilegales, incluso.
-Sí. También estamos trabajando junto con la Afip para poder fortalecer los ingresos mediante la formalización. Por caso, hay una política de la poco se conoce que es la del reintegro del 15% a sectores vulnerados que provienen de la ley de solidaridad de diciembre del 2019, tienen un tope de 2.400 pesos y está destinado a titulares de AUH, pensiones no contributivas, madre de siete hijos o más y jubilados y jubiladas de la mínima. Pero esa política requiere un canal electrónico, tarjeta o billetera, pero no efectivo. Entonces hay que trabajar para que eso llegue.