Tal como se preveía, la recesión de la economía argentina se ha vuelto más evidente y generalizada en el tercer trimestre del año a medida que la fuerte contracción fiscal y monetaria hacen efecto sobre la actividad económica, señaló la especialista Ana Inés Navarro.
Por el lado positivo de estas políticas, se empieza a ver el descenso de la tasa de inflación, la que a partir de noviembre muestra una real baja, y que, según los analistas del mercado (REM), continuaría en este sendero descendente, alcanzado a 27,5% en 2019. La menor absorción interna, producto de la baja en el consumo y la inversión tanto del sector público como del privado, tiene como correlato una notoria mejoría en la balanza comercial, que al mes de octubre muestra superávit. Claro que todavía este efecto responde sobre todo a la caída en las importaciones y apenas a un aumento en las exportaciones. Sin embargo, cuando se pone el foco en las economías regionales, es evidente que la depreciación del peso está generando un impulso notorio en las exportaciones, aún en un contexto de precios internacionales fuertemente afectados a la baja por el conflicto comercial entre China y los Estados Unidos. Impulso que ahora, luego de la tregua firmada días atrás por Trump y Xi Jinping en el marco del G20 realizado en la Argentina, se refuerza con la suba de las cotizaciones en los mercados internacionales.
Comparativamente, la recesión local es similar en magnitud a la del agregado nacional medida por el (Emae) mostrando una caída de la actividad económica acumulada al mes de septiembre en torno a 5% respecto de diciembre pasado. Sin embargo, en la economía de la Región se observa tempranamente ya desde en enero que, producto de las proyecciones negativas provenientes del sector agropecuario, la actividad económica empieza a decaer mes a mes en valores desestacionalizados, preanunciando la recesión que luego en el tercer trimestre se concretaría.
Localmente, a pesar de la caída mensual temprana en la actividad económica, la brecha interanual se vuelve negativa recién en julio debido al impulso de la actividad económica durante el primer trimestre del año, creciendo a más de 5%, expansión que se extiende hasta el segundo trimestre en la ciudad de Rosario.