La volatilidad de Wall Street condensó sobre el fin de año algunas de las tensiones que se ciernen sobre la economía global. Los ataques del presidente estadounidense Donald Trump a las autoridades de la Reserva Federal de ese país fueron los disparadores de un conflicto que viene de más lejos y contribuyeron profundizar una tendencia bajista en el mercado que también lleva varios meses.
El Dow Jones, panel emblemático de la Bolsa de Nueva York, alcanzó un pico histórico a principios de octubre, que fue saludado por un tuit del mandatario norteamericano. Tres meses después, perdió 12% de su valor, en medio de renovados temores sobre la salud de la economía global en general y de la estadounidense en general.
El contexto en el que se pliega esta inquietud es, curiosamente, una economía real norteamericana que experimenta un crecimiento importante, mantiene una tasa de desempleo en sus mínimos históricos (3,7%) y presenta una inflación moderada.
Aun así, el programa económico de Trump está desde el principio bajo la lupa de la FED y analistas financieros, por la presión que ejerce sobre el déficit fiscal y la deuda pública, así como la permanente inquietud del banco central estadounidense por la trayectoria de los precios.
Pese a las críticas del presidente norteamericano, la Reserva Federal mantuvo su política de suba de tasas anunciada en 2014 y aplicada desde inicios de 2015. En diciembre, decidió un nuevo aumento hacia la franja de entre 2,25% y 2,50%, aunque dejó abierta la posibilidad de bajar a la mitad los momentos de aumento en el 2019.
Esta moderación, que no aplacó a Trump, atendió a datos que, levemente, jugaron a favor de los analistas que expresan sus pronósticos más pesimistas sobre la economía estadounidense. Según la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos, el PBI de ese país creció 3,4% en el tercer trimestre del año. Una cifra envidiable para muchos países pero que fue menor a la esperada y que, además representa una caída de 0,8 punto respecto del período inmediato anterior. Fue la tercera revisión a la baja que realizó ese organismo.
Si bien el organismo aclaró que "la foto general del crecimiento sigue saludable", en Wall Street se instaló hace tiempo un juego de especulaciones sobre el momento en que la economía podría desacelerarse y, eventualmente, entrar en recesión.
Menor crecimiento
La preocupación, en rigor, se extiende a la economía global, y fue puesta en evidencia por el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe sobre perspectivas mundiales.
Hace pocas semanas, los mercados bursátiles de China cayeron con fuerza atendiendo a los datos sobre la fuerte desaceleración de indicadores de la actividad económica en el gigante asiático.
El conflicto entre Estados Unidos y China, la desaceleración en mercados claves, el Brexit y las tensiones políticas y económicas en Europa, la proliferación de trabas comerciales, la salida de capitales desde los mercados emergentes y la bola de deuda que se agigantó con las expansiones monetarias dispuestas por los principales bancos centrales del mundo para salir de la crisis de 2008, influyen en estos temores.
Según el FMI, la deuda global alcanzó los 182 billones de dólares, un 60% más que en 2007.
Pronósticos
Entre los pronósticos que proliferan sobre finales de año, la asociación alemana de industriales metalúrgicos advirtió sobre una desaceleración de la producción alemana al 1,5% anual en 2019. El Banco de Francia redujo sus proyecciones de crecimiento de la economía gala al 1,5% para el año próximo. En Asia, el Banco de Japón decidió mantener su política de relajamiento monetario frente a una contracción de más de medio punto en el PBI del tercer trimestre.
En su reunión de octubre, el FMI revisó al a baja, a 3,7%, su pronóstico de crecimiento mundial para 2019.
Las crecientes tensiones comerciales fueron parte del diagnóstico. En su último informe, la Organización Mundial de Comercio advirtió que "la cobertura de medidas restrictivas del comercio aumentó significativamente", pasando a un ritmo de nueve a once resoluciones por mes. Al mes de octubre, relevó importaciones afectadas por u$s 588.300 millones, siete veces más que en el mismo período anterior. En el primer semestre de 2018, el volumen del comercio de mercancías aumentó 3,4%, contra 5,4% del segundo semestre de 2017. Estados Unidos y los países centrales lideran la aplicación de estos mecanismos.
En este escenario de "mayores incertidumbres de distintos frentes", la Comisión Económica para América latina (Cepal) rebajó la previsión de crecimiento de América latina a 1,7%.
"El mayor riesgo para la región sigue siendo un deterioro abrupto de las condiciones financieras para las economías emergentes", advirtió la organización durante la presentación de su último informe en Santiago de Chile
A pesar de ello, espera que la mayoría de los países latinoamericanos mantenga su crecimiento, con excepción de Venezuela, Nicaragua y Argentina.