Reconstruir las cadenas de valor con una mirada territorial sería un aporte clave para frenar la inflación “que no es una sola sino que es distinta en cada región”. Así lo consideró Pedro Salas, actual presidente de la Sociedad Rural de Córdoba, dirigente que es una “rara avis” dentro del sector agropecuario porque cuestiona los lineamientos de la mesa de enlace y adscribe a una mirada del sector productivo más cercana al oficialismo que a la oposición.
“Tenemos una visión distinta a la mesa de enlace, que es productiva, inclusiva, vinculante, de compromiso”, dijo el dirigente, también integrante del Instituto Nacional de Economía Social (Inaes) quien estuvo en Rosario para conocer la experiencia de la proveeduría de la Asociación de Empleados de Comercio (AEC). Nuestra consigna es: “La patria es el pan nuestro de cada día en la mesa de los argentinos”, aclaró porque “consideramos que primero tienen que comer los argentinos y luego exportar lo demás”, a diferencia de otros sectores que “piensan que hay que exportar todo y si sobra que coman los argentinos”, aseguró.
La Sociedad Rural de Córdoba, junto a otras rurales del país, están nucleadas en la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) y siguen el lineamiento de la entidad respecto de la valoración de las economías regionales. Por eso, para Salas una medida “antiinflacionaria” requiere abrir las cadenas de valor, discutir el esquema de costos al interior de cada una de ellas, e imprimirle una mirada regional. “Queremos discutir todo eso”, dijo y planteó que para un productor ganadero “no hay nada más frustrante que ir a la carnicería y comprobar que la carne se paga diez veces más de lo que recibe quien la produce”.
Explicó que en Europa hay experiencias a replicar en ese sentido. “La mitad del precio de la leche en la góndola le corresponde al productor que es quien más dedicación y trabajo diario invierte en eso, porque ellos aplican un concepto de capitalismo de trabajo, producción, desarrollo, que es el que nosotros queremos que funcione acá”, reflexionó.
Eso requiere discutir costos al interior de la cadena, desde productivos hasta logísticos y de transporte, pero también márgenes de rentabilidad. “Esa es una verdadera política antiinflacionaria”, dijo.
En ese sentido, Salas se mostró a favor del fondo estabilizador del trigo que conformó el gobierno nacional con fondos provenientes del aumento de las retenciones a la exportación de harina y aceite de soja. “Son 8 empresas que concentran el 95% de la producción con una rentabilidad extraordinaria”, recordó el dirigente. “Nos parece una medida positiva ya que permite constituir el fondo del trigo, así como se hizo con el del aceite que funciona muy bien”, agregó.
A su juicio, medidas de este tipo contribuyen a que “el pan llegue a la mesa de todos los argentinos” y no representa una pérdida para el productor. “Esta medida no altera la ecuación”, aseveró Salas y dijo que “el único motivador para aumentar el área sembrada sigue siendo el precio”.
“Siempre lo que prima es la rentabilidad y si los precios del trigo siguen como ahora va a haber aumento de área”, dijo de cara a la próxima siembra de granos finos.
Salas aseguró que desde la entidad que preside no tienen una adhesión político partidaria, pero sí que manifiestan su posición frente a medidas que consideran claves para el sector agropecuario, entre ellas la eliminación de las retenciones a las economías regionales que dispuso el gobierno de Alberto Fernández o la instrumentación de compensaciones a los pequeños productores sojeros. “Eso permitió que a Córdoba llegaran más de 5.000 millones de pesos que fueron directamente a las cuentas de los productores”, dijo.
En esos temas planteó su diferencia con la mesa de enlace agropecuaria que conforman Sociedad Rural Argentina, CRA, Coninagro y Federación Agraria. “Propiciamos la agroindustrialización, nos focalizamos en lo regional, en el recupero de las industrias importantes”, dijo y señaló que buscan que “una localidad como Leones (Córdoba) deje de ser la capital nacional del trigo para pasar a ser la capital nacional de la harina”.
Para el dirigente esa mirada integral de la cadena de valor exige reconstruir experiencias cooperativas, como las lácteas que funcionaron en el país y especialmente en la Región Centro. “Hay que acordar precios y también animarse a discutir porcentajes de rentabilidad, cuánto quiere ganar cada uno, qué porcentaje necesita para sobrevivir, porque en esto nadie puede perder, ya que si lo hace la cadena se cae y no sirve”, explicó.
“Tienen que ganar todos, pero tiene que ser en una proporción medianamente satisfactoria para el conjunto, desde el productor hasta el consumidor, ya que si eso se desvirtúa nos van a faltar los alimentos básicos y enfrentaremos una situación compleja”, precisó.
El dirigente, visitó Rosario para conocer de primera mano la experiencia de la proveeduría de AEC y dijo que la analizan para ver si pueden adaptarla a otros lugares o regiones del país con la idea de “lograr que la producción de alimentos básicos llegue a precios que estén al alcance del bolsillo de los argentinos”.