El presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, afirmó ayer que la inflación “se está desacelerando” desde julio y planteó que la evolución de la tasa de interés dependerá de los resultados del Indice de Precios al Consumidor (IPC) de noviembre, aunque por ahora, no anticipó cambios.
El titular de la autoridad monetaria expuso ayer en el panel de cierre de las Jornadas Monetarias y Bancarias 2022, organizadas por el BCRA con el título “Desafíos del nuevo contexto global para la estabilidad macroeconómica y el crecimiento”.
En ese marco, planteó una desaceleración inflacionaria que se consolidará en los resultados de los últimos meses del año. “Esperamos que esto continúe durante el mes de noviembre y diciembre y que converja hasta llegar a la meta del 60% del año que viene. Somos optimistas”, subrayó Pesce e hizo hincapié en que la solución al problema inflacionario “es el crecimiento”.
El presidente del BCRA destacó que la inflación “se está desacelerando” desde julio. “Esperamos que esto continúe durante noviembre y diciembre y que converja hasta llegar a la meta del 60% del año que viene. Somos optimistas”, dijo.
Cómo abordar el problema
Por otra parte, Pesce hizo hincapié en que la solución al problema inflacionario “es el crecimiento”.
Si bien el economista afirmó que se trata de un “fenómeno multicausal” en donde entran en juego factores como los shocks devaluatorios, las pujas distributivas o la condición bimonetaria como en el caso de la economía argentina, señaló que “habitualmente se presenta cuando una economía encuentra una restricción a su crecimiento que impide que la oferta iguale a la demanda”.
Para solucionar este problema, que en el caso argentino fundamentalmente se expresa mediante restricciones recurrentes en el sector externo y en el abastecimiento energético, Pesce sostuvo que las “medidas tradicionales hay que ponerlas en contexto” y que son de “difícil o imposible implementación” en países como la Argentina.
“Las políticas antinflacionarias de corto plazo generalmente se focalizan en la restricción de la demanda provocando un cuadro recesivo o de postergación del crecimiento, o en la apertura económica compensando el desequilibrio de la oferta con importaciones”, explicó.
En el caso de países como la Argentina, Pesce descartó la viabilidad de estas políticas al registrarse “altos niveles de desocupación, pobreza y desigualdad” que podrían acarrear “consecuencias sociales graves”.
Al mismo tiempo, tampoco cree posible recurrir a importaciones para compensar la falta de oferta al carecer de divisas o crédito para financiarlas.
Es por eso que consideró que la solución pasa por una “desaceleración gradual de la inflación sin afectar la demanda”.
El presidente del BCRA señaló que la Argentina se encamina a la eliminación de estas restricciones a partir del crecimiento de las exportaciones “que lograron superar el nivel de u$s 60.000 millones que se venia viendo desde hace una década”, planteó.
Del mismo modo, recordó el “potencial del sector de hidrocarburos” _impulsado esencialmente por Vaca Muerta_ el cual, proyectó que “podrá pasar de una balanza negativa del orden de los u$s 10.000 millones anuales a una positiva a partir de que la infraestructura de transporte esté disponible”, a lo que se suma la perspectiva de mayores exportaciones industriales que este año tocaron los u$s 20.000 millones y el “aporte del litio y los metales”.
Por otra parte, Pesce explicó que la nueva edición del “dólar soja” obedece a que “algunos productores de soja se habían quedado con stock”.
“Las condiciones financieras y económicas han cambiando desde que terminó el primer dólar especial. Hay una oferta de más de u$s 3.000 millones que son muy importantes para recomponer las reservas”, argumentó y ratificó que la medida “ayudará a cumplir la meta de reservas que tiene planteado el gobierno”, de u$s 5.000 millones para el cierre del año, y descartó que la misma provoque algún tipo de emisión monetaria indirecta.
“Vamos a cumplir la meta que tenemos para fin de año, especialmente con lo que ingresó del dólar soja y otros ingresos esperados como el financiamiento chino para las represas, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras multilaterales”, agregó.