“De punta a punta, los jubilados perdieron 27% del poder adquisitivo durante el gobierno de Mauricio Macri”. Así lo señaló el especialista en seguridad social y ex director de la Ansés, Miguel Fernández Pastor, quien rechazó las críticas que se realizaron desde la oposición sobre las primeras medidas del nuevo gobierno en materia previsional. Subrayó que en el corto plazo, durante enero y febrero, nueve millones de beneficiarios “van a tener un ingreso extraordinario”. Si bien opinó que en la suspensión de la fórmula de movilidad por seis meses “el FMI metió la cola”, aclaró que la ley de solidaridad obliga a dar aumentos trimestrales por decreto y se mostró a favor de que la fórmula que se discuta en este tiempo se asemeje a la que rigió entre 2008 y 2017. “Si se hubiera mantenido ese sistema, los jubilados hubieran perdido menos que lo que perdieron con la llamada fórmula Piccheto”, enfatizó el especialista.
—¿Qué opinión tiene sobre las últimas medidas previsionales?
—En principio hay dos planos de análisis. Uno inmediato y otro a futuro. Sobre el inmediato lo que resuelve el gobierno es otorgar un bono de 10.000 pesos pagadero en dos cuotas, 5 mil en diciembre y otro igual en enero para alrededor de 3,5 millones de jubilados que cobran la mínima o algo más, pero menos de $ 19.068 pesos. En el primer caso reciben el bono entero y en el resto cobran el proporcional hasta alcanzar la cifra tope. Además de eso, van a cobrar bonos íntegros los beneficiarios de la pensión no contributiva por discapacidad, que son 1.040.000 personas; también alrededor de 300 mil madres del Plan Siete hijos y los beneficiarios de la Pensión Universal para Adulto Mayor (Puam), que es esta prestación que inventó el macrismo que abarca alrededor de 160 mil personas. Todo eso significa un universo de alrededor de 5 millones de personas, a lo que habría que sumarle otro subsidio de 2.000 pesos para los beneficiarios de la AUH. Son otros 4 millones de beneficiarios. Es decir, hay 9 millones de personas que van a tener un ingreso extraordinario en los meses de enero y febrero. Todo ese beneficio, sin que nadie pierda ningún derecho. Todos los demás, que somos jubilados o los que tienen otro beneficio, siguen igual que antes. Cobraron la movilidad en diciembre como corresponde. A esto hay que agregarle la baja de los medicamentos en un 8%, la instauración del plan Remediar para tener los medicamentos gratuitos en los hospitales y lo que se está implementado a toda máquina, que es la entrega de remedios gratuitos a través de Pami. Para completar ese paquete también se decidió suspender el incremento de tarifas de servicios públicos durante seis meses. Esto representa un muy fuerte alivio, sobre todo para los sectores más vulnerables. Y es muy coherente con lo que decía el presidente Alberto Fernández sobre que al resolver la crisis en Argentina se iba empezar por los que están en peor condición socioeconómica. Hay otro plano, que es el que se debatió en el Congreso, donde las intencionalidades todavía no están muy claras. Al menos a mí me cuesta interpetarlas. En principio se suspendía la movilidad en todos los regímenes, especiales y del régimen general. Ahora quedó limitada sólo a este último. Y por otro lado, se crea una comisión _eso me parece muy razonable_ para analizar todos los regímenes y para hacer una nueva ley de movilidad dentro de los 180 días. Lo cierto es que la propia ley obliga al Poder Ejecutivo a otorgar por decreto la movilidad en marzo y junio que viene. Habrá que ver el alcance y el valor que tendrá.
—Sobre este punto en particular se cuestiona que las actualizaciones trimestrales serían por decreto ¿Se está pensando que éstos sean siempre superadores de la inflación?
—Sí. Hay mucho para especular. Porque si el aumento va a ser superior no hacía falta suspender la movilidad ya que con otorgar beneficios por arriba de la misma era suficiente. Si la intención es otorgar menos, me parece que es muy difícil porque ya está virtualmente establecida la movilidad de marzo y junio del año debido a que el cálculo se hace con seis meses de atraso. De ese modo, ahora sabemos cuál que la movilidad de marzo será 11,54%. Me parece difícil poder establecer una movilidad más chica. Yo tengo, en mi fuero interno, que la idea del gobierno es tratar de ganar tiempo para encontrar el equilibrio macroeconómico que necesita el Estado para poder funcionar. Es una especulación personal.
—¿Cuál es el impacto real que tuvo el cambio de la movilidad en 2017 con respecto a la que regía desde 2008?
—La pérdida, punta a punta, de todo el gobierno de Macri fue del 27% del poder adquisitivo. Desde la fórmula de movilidad para acá, es más o menos entre 22% ó 23% lo que se perdió. Y si se hubiera aplicado la fórmula anterior, la pérdida hubiera dado menos de la mitad, un 14,5%. La jubilación hubiera sido más alta que la fórmula que se aplicó que a instancias del gobierno de Macri, que es la llamada movilidad Pichetto.
—Sin embargo, en el debate en Diputados se escucharon a referentes de Cambiemos defender la “fórmula Pichetto”, porque al estar atada a la inflación venía a cubrir la pérdida del poder adquisitivo.
—Sí. Es una vergüenza. Han intentando defender eso. Escuché al diputado (Luciano) Laspina diciendo que con estos cambios que propone el gobierno de Fernández se creaban jubilados de primera y de segunda, los que ganaban más de 19 mil y los que ganaban menos. Justamente lo dicen ellos que crearon jubilaciones de primera, de segunda y de tercera categoría, con tres mínimas distintas, una equivalente al 82% del salario mínimo vital y móvil; otra a secas para el resto de los beneficiarios; y otra mínima reducida para los que cobran la Puam que es el 80% de la mínima. Hay que ser muy caradura para hacer ese tipo de planteos, pero la política nos tiene acostumbrados a esas cosas.
—A su criterio ¿qué cosas debería contener la nueva forma de movilidad que se discutirá en estos 180 días?
—A mí me gustaba mucho la fórmula anterior, sobre todo porque en los períodos de crecimiento económico hay una redistribución del ingreso muy fuerte y reciben parte de eso los beneficiarios de la seguridad social. También creo que es posible, a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) darle la seguridad de que la jubilación no va a ser inferior a la inflación. Creo que habría que trabajar con esas dos variables para tener una fórmula que nunca esté abajo de la inflación y que se beneficie cuando hay crecimiento económico. Esto es posible lograrlo en la nueva fórmula.
—La movilidad desde que se creó en 2008 estuvo en la mira del Fondo Monetario y fue cuestionada cuando el organismo volvió al país en el gobierno de Cambiemos. ¿Influyen estas críticas en esta decisión de suspenderla?
—Supongo que sí. El diablo siempre mete la cola y el FMI es el diablo. Al Fondo le produce escozor una fórmula que redistribuya el ingreso nacional, porque el objeto siempre es la constitución de una masa de dinero para pagar la deuda externa. Pero me parece que hay que resistir a esas presiones y seguir para adelante con un proceso de redistribución del ingreso.
—Alejandro Vanoli fue designado al frente de Ansés con la tarea complicada de recomponer el FGS que perdió mucho con las sucesivas devaluaciones. ¿En ese sentido cree que podrá hacerlo?
—Es muy pronto para poder hablar de una tendencia. Lo que sí puedo decir es que deseo que le vaya lo mejor posible. Habrá que ver con el tiempo y además todo esto estará muy influenciado por la realidad económica que es lo que va pasando con cada una de las variables. Démosle tiempo y luego discutamos si funcionó o no.