La discusión sobre la reforma tributaria en Santa Fe se instaló ayer finalmente en la agenda política. Desde gobierno provincial y legisladores del Frente Progresista reconocieron la necesidad de mejorar los ingresos públicos. También el presidente de la Cámara de Diputados y referente del Frente para la Victoria, Luis Rubeo, coincidió en que se debería modificar el actual régimen tributario. A partir de allí, las diferencias entre oficialismo y oposición arrancaría desde el punto en que se truncó el último intento por introducir cambios impositivos, en 2009.
Pero la realidad no es la misma. Hoy la actividad económica es más dura: los ajustes de precios, tarifas y salarios apretan los bolsillos de ciudadanos, empresas y de los distintos niveles de Estado. Lo que hace dos años podría haber servido para un despliegue mayor en obras de infraestructura y servicios, en la actualidad se orienta a solucionar la necesidad de los mandatarios (provincia, municipios y comunas) de incrementar recursos para pagar salarios.
Tampoco es la misma la composición de la Legislatura, ya que en esta etapa ambas cámaras están lideradas por el PJ. De todos modos, la procedencia de la mayoría de los nuevos legisladores, también del radicalismo, aparecen como figuras más asociadas a sus territorios y, por ende, más receptivos a las necesidades fundamentalmente de intendentes de relieve.
Estos elementos llevarían a pensar que una reforma tributaria podría prosperar pero no está claro su contenido. Las urgencias de las arcas públicas y las inminentes negociaciones paritarias condicionan una discusión que bien puede derivar en cambios estructurales para hacer más equitativo el sistema impositivo como en un simple aumento de impuestos. El inmobiliario rural y urbano fueron, por caso, los tributos que se incrementaron en 2009. En esta vuelta, se habla de incrementos cercanos al 100 por ciento.
En tanto, la discusión sobre ingresos brutos es lo que más interrogantes hay en torno cómo podría ser aumentado y a qué sectores se incorporarían, hoy prácticamente restan ser gravadas las industrias y constructoras radicadas en la provincia, así como la producción primaria.
La iniciativa de reflotar una reforma fiscal vino de la mano de la Federación de Sindicatos de Trabajadores Municipales (Festram), que también plantea una rediscusión de la coparticipación entre provincias y municipios y comunas. Un día después la intendenta de Rosario, Mónica Fein, consideró como "positiva" la propuesta. Hasta allí,desde el gobierno provincial sólo había reconocido, a través del secretario de Ingresos Públicos, Sergio Beccari, que estaban bajo análisis el aumento del impuesto inmobiliario y que la definición de transformarlo en una iniciativa concreta dependía del Ejecutivo.
Pero fue ayer el propio gobernador, Antonio Bonfatti, quien dio otro paso sobre lo se viene. Aseguró que el Estado necesita recursos y que "no hay otra" alternativa: "Hay que incrementar los impuestos", dijo. Al ser consultado sobre la posibilidad de intentar una vez más con una reforma tributaria, el mandatario dijo: "Por reforma interpreto que sean impuestos más justos".
Los referentes del oficialismo y oposición consultados LaCapital reconocieron que la discusión recién se inicia y, los recelos por los resultados negativos en las anteriores contiendas por una reforma tributaria, los lleva a proyectar cautela sobre un posible acuerdo político para que prospere un proyecto de estas características en la Legislatura provincial.
Un tratamiento en lo inmediato de la Legislatura sólo sería posible si el gobernador enviara un proyecto para que sea tratado en sesiones extraordinarias, dado que recién a partir del 1º de mayo se inicia el período ordinario. En el Frente Progresista aseguran que aún no está definido un posible proyecto ni la estrategia para que salga adelante.
El vicegobernador Jorge Henn admitió que la Casa Gris inició contactos con el PJ para avanzar con una reforma.
El diputado Raúl Lamberto coincidió en que "cualquier modificación tributaria tiene que tener consenso político".