Si algo caracteriza a la economía argentina son los innumerables desafíos que debemos atravesar para armar un negocio, pagar los impuestos y hacerlo rentable, o bien trabajar en relación de dependencia y estirar los ingresos todo lo posible en un escenario de inflación intratable. Malabares de todo tipo, interminables, al punto de agobio.
Los argentinos somos economistas y quienes pagan sueldos más aún porque deben construir sobre arena movediza y ésto no es para cualquiera. Nos levantamos sin saber que nos va a deparar el día. Vivimos en un nivel de alerta e hiperactividad que se siente el viernes cuando bajas un cambio (si podes), corriendo detrás de cómo se dice en la calle: la moneda.
Es todo aquel instrumento que circula en el ámbito público siendo emitido por un Estado y con un Banco Central que respalda la emisión. Se usaron a lo largo de la historia económica bienes tales como el oro, conchas, ganado, pimienta, sal (de allí proviene el "salario"), monedas de metales, billetes y la lista sigue.
Los gobiernos definen su política monetaria y en función de tal, la cantidad de dinero que circula en la economía dependiendo a su vez de la cantidad de bienes y servicios que circulan en ella.
El mundo innovador no se detiene y debemos incorporar ahora la existencia de las llamadas "cripto-monedas", (kryptos por "escondido") y moneda porque para ser reconocida como tal, deberá cumplir ciertos requisitos de manual:
•Medio de pagos
•Depósito de valor
•Unidad de cuenta
•Patrón de pagos diferidos
Además de estos condicionantes, la moneda conlleva un determinante: fe y confianza. Es un símbolo de cada país y detrás de este escudo, el bienestar (o no) de millones de personas dependerán de su valor y consistencia en el tiempo. Lamentablemente no somos buenos alumnos, está claro.
Durante 2009 bajo un nombre ficticio un tal Satoshi Nakamoto dio nacimiento al Bitcoin (la primera moneda virtual) por medio de un proceso de creación llamado "minería". Luego se fueron creando otras monedas con la misma dinámica (ser un activo financiero, un valor digital transferible qué facilita el giro de fondos de forma rápida, segura y sin intermediarios).
Ahora bien, a lo largo de la historia económica las distintas formas de moneda han ido evolucionando luego de madurar cada una de ellas pasando a convertirse en instrumentos cada vez más complejos y respondiendo a demandas singulares.
Las cripto-monedas se diferencian de las convencionales en que:
•Son activos globales y no se vinculan con la economía particular de un país
•No son afectados por los tipos de cambios e intereses
•Su valor depende del compromiso de quienes sean sus tenedores
•Son activos descentralizado, no pertenece a un gobierno particular y no son controladas por ninguna institución bancaria.
Si bien su origen no se relaciona con aspectos especulativos, su oscilación en términos de valor abrió las compuertas a un mercado que toma a este activo como una herramienta de inversión.
Valores que oscilaron de 0 a u$s 5.000 por unidad, a u$s 20.000, luego a u$s 8.000 y por estos días en los u$s 6.500. Esta vertiginosa carrera de valores promete grandes rendimientos (y chances de perder) con una adrenalina pocas veces vista.
El mundo se debate por estas horas la legalidad de estas monedas. Sólo Japón por ahora considera al bitcoin como una moneda de curso legal. La discusión se enfoca en la protección (o no) que el consumidor y comerciante tienen por el uso como medio de pago , por ahora discrecional.
Conviene invertir en bitcoins?
Las monedas digitales son una verdadera disrupción tecnológica, una revolución económica qué promete cambiar la filosofía monetaria y el poder monopólico de los gobiernos en su emisión. ¿Será así?
Sus principales promotores aconsejan invertir algo así como un 1% del valor de tu patrimonio en este activo. Los principales detractores, desde ya todo lo contrario haciendo hincapié en la falta de regulación.
En rigor, muchas decisiones las tomamos de forma visceral y nos regimos por el principio del F.O.M.O. "Fear Of Missing Out", una patología psicológica que nos empuja a decidir "por miedo a quedar afuera". Con las inversiones esta máxima se cumple y al igual que con el resto de los activos financieros, cuando se corre el rumor de los grandes beneficios, pensamos poco y actuamos en masa.
Pasaron apenas 10 años de su nacimiento y aun en su estado embrionario suena muy prometedor, no solo en términos de lo que puede transformar la dinámica económica sino en oportunidades de subirse a una ola que se viene consolidando conforme evolucionamos como sociedad.
Lo dijo el novelista romántico francés del S.XIX Victor Hugo: "No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo". Sera el momento del Bitcoin y las criptomonedas?
De esto también se trata la econo-mia.