La pandemia desatada con la gripe porcina no pasará desapercibida en los
mercados. Esto afectará el comercio mundial y traerá más incertidumbre a un escenario global que se
comienza a complicarse. La semana pasada la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) comunicó que
dejará en 0,25 por ciento la tasa de corto plazo. A contrapelo de esto, la tasa de retorno de los
bonos de tesorería americano se ubican por encima del 3 por ciento anual, lo que implica que
aumento el riesgo americano.
La quiebra de Chrysler es un dato a tener en cuenta para los bancos. El lunes se
conocen los resultados del test de estrés a las entidades financieras americanas y no habría que
extrañarse que a algunos bancos le pidan más capital. El gobierno americano ya es prácticamente
dueño de un tercio de algunas entidades, y podría ir por más. Además tiene una relación dual con el
mundo. Por un lado, los congresistas aprobaron por ley el compre americano, mientras que por otro
lado, desean hacer tratados de libre comercio con Panamá, Colombia y Corea del Sur. Esta dualidad
resulta sospechosa y daría la impresión que están más cerca de cerrar que de abrir la economía.
El mundo está bien complicado. La suba de la tasa de interés complica a Brasil
que tiene un alto endeudamiento. Si la tasa sube, Brasil podría tener severos problemas de
competitividad y su riesgo país crecería. El Banco Central de Brasil bajó al 10,25 por ciento anual
la tasa de corto plazo en reales, se está cerrando la economía y enfrentará dificultades si escasea
financiamiento. Todo esto podría impactar en Argentina, que es su socio comercial y hacia donde
podría descargar los enormes stocks que todavía tiene la industria brasileña.
El clima político invade las oficinas de la city. El 28 de junio no es el final
sino el comienzo de una serie de definiciones políticas que pueden cambiar el escenario. El
gobierno manifiesta poca voluntad para negociar y plantea que de no votarlos sobreviene el abismo.
La oposición lejos está de dar seguridad a los electores. Todo se transforma en un escenario
complejo y sin inversiones, lo que termina potenciando la crisis.
Las reservas del Banco Central (BCRA) comenzaron a estar bajo sospecha en la
semana que termina. Parecería que hay 10.000 millones de dólares menos debido a la contabilización
de encajes en dólares y créditos recibidos de un banco internacional. Ya nadie se asusta si
informamos que el gobierno manipula las cifras.
Con el dólar en 3,73 la suba parece no finalizar. El gobierno tomó como política
oficial restringir las importaciones, de modo que sobren la mayor cantidad de dólares posibles de
la balanza comercial. Es así como ya nos estamos quedando sin heladeras no frost, sin neumáticos
para autos importados y no permiten el ingreso de planchas a vapor y caloventores. La paridad
camisas importados versus locales esta uno a tres, lo cual es un gran aliciente para las empresas
locales, que atenta contra la paquetería de la moda vernácula.
El dólar tiene un precio de fantasía. Las exportaciones seguirán declinantes
porque la cosecha de soja es muy mala y hace subir el precio de la oleaginosa a escala mundial. Por
lo tanto, habrá menos dólares que ingresen del exterior.
El valor de la divisa verde habrá que ir a buscarlo por encima de los 4 pesos en
el segundo semestre. La recesión externa e interna se profundiza por variables incontrolables (como
la fiebre porcina), como por otras controlables (como la sucesión de convocatorias en Estados
Unidos). En el caso de la Argentina, un mix de incertidumbre política, altos stocks y recesión
económica nos colocan en un escenario muy complicado.
En tanto, los precios de electrodomésticos y autos en dólares cayeron y hay que aprovecharlos.
Las propiedades siguen sin bajar y sigue siendo resguardo de valor. Finalmente, el comprar dólares
sigue siendo negocio.