La inflación de los arrendamientos rurales llevó incluso al secretario de Comercio
Interior, Guillermo Moreno, a amenazar con su intervención. A fines del año pasado, en pleno
conflicto de los tamberos, el funcionario les prometió ocuparse, a su estilo, de poner límites a
las subas. Si bien hasta ahora no avanzó en ese esentido, la Administración Federal de Ingresos
Públicos (Afip) sí puso la lupa sobre el sector, a través de mayores controles para detectar los
casos de evasión en propietarios cuyos ingresos provienen de la renta agraria.
Juan Carlos Furigo, de la inmobiliaria con el mismo nombre, explicó que la demanda
para arrendamientos está firme y que va a continuar, en función de que los precios internacionales
de los commodities están alza. "Es mayor la demanda que la oferta y, entre otras cosas, la búsqueda
de tierras produce un flujo migratorio de colonos de Santa Fe hacia Entre Ríos, en busca de campos
que se puedan alquilar en condiciones competittivas", señaló.
En la zona núcleo, un contrato de alquiler sin rotación, en tierras de muy buena
calidad, está entre 17 y 19 quintales de soja (son los más habituales). Según sus cálculos,
aumentaron alrededor de un 15% con respecto a la campaña pasada.
En lo que respecta a los contratos que se hacen a tres años con obligación de
realizar rotación con maíz, se están pagando entre 14 y 17 quintales, lo que también signfica un
aumento del 15%. "Lo que pasó es que no acompañó el precio del maiz al de la soja, entonces en los
contratos que tienen exigencia de rotación la rentabilidad disminuye", señaló Furigo.
Por otra parte, en el caso de los campos de Entre Ríos por ejemplo, donde hay otras
calidades, en las zonas como Diamante, Victoria, Nogoyá, Crespo, se ha pagado hasta 12 quintales y
saliendo de esa zona bajan a 8 quintales.
"La demanda es para campos agrícolas, la ganadería está arrinconada en campos que
por su naturaleza no se pueden pasar a esa actividad, los rodeos se ubican en los bajos, en los
montes y en la zona de isla", aclaró Furigo.
El aumento sostenido de los alquileres y el ingreso de capitales externos al
negocio agropecuario es, desde el punto de vista de algunas organizaciones agrarias, un coctel
peligroso. hace ya unos años que la Federación Agraria Argentina (FAA) encendió el alerta sobre
esta tendencia
La concentración.
"El problema del uso de la tierra, con alquileres cada vez más altos, hace que lo
puedan pagar quienes tienen más escala y los pequeños productores quedan afuera del sistema",
explicó Omar Barchetta, director de la entidad gremial y agregó : "Cuando los pooles toman la
tierra, en los pueblos no queda nada, ya que ellos tienen otros canales de coemrcialización".
Sustentabilidad
Además de la concentración de la tierra en mano de empresas de gran escala, la
propensión a alquilar campos bajo contratos de un año sin rotación amenaza la sustentabilidad del
agro.
Jorge Romagnoli, presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra
Directa (Aapresid), indicó que en la medida que haya incertidumbre en otras actividades por fuera
del sector agropecuario, la liquidez disponible está presionando sobre el negocio agropecuario.
"Esos capitales son de especulación y ocasionales pero no sólo ocurre con el campo
sino con otros negocios también", aclaró. Y describió que esos capitales no ponen en juego
principios de sustentabilidad sino que priorizan la rentabilidad. "Si hubieran otros negocios en
donde colocar los dineros en forma rentable que no corran riesgo de ser confiscados, como sucedió
con los ahorros, entonces habría más estabilidad en el sistema y más actores que conocen el negocio
y que no ponen en riesgo la sustentabilidad".
Por otra parte, para el presidente de Aapresid, otros factores están actuando en
esta problemática, como la entrada de los biocombustibles.
Desde su punto de vista, la intervención política a través de las retenciones y la
fijación precios incentiva esta tendica, sobre todo entre en los productoresmedianos y chicos "ya
que no hay otras alternativas de negocios y quedan cautivos en la agricultura".
Para algunos especialistas la problemática merece ir a cuestiones de fondo. De ese
modo lo plantea, el abogado especializado en derecho agrario, Juan José Fernández Buzzi, quien
lantea la necesidad de modificar la ley de arrendamientos.
"La propietad agraria es un bien insturmental, un bien que hay que cuidar y por eso
se habla de agricultura sustentable", indicó el especialista, y agregó: "El incentivo de
producciones lucrativas es atentatario de la preservaciones de recursos naturales, por eso debe
hacerse una produccion agropecuaria en el marco de los principios sustentables",
Para Fernández Buzzi, una modificación sustancial apunta a que el propietario pueda
pensar en alquilar la tierra a mayores plazos, para que el arrendatario tenga el tiempo suficiente
para evaluar la actividad a realizar.
"Hay que pensar en más de tres años, pero a su vez, es neceario que haya
compensaciones a los propietarios que realicen este tipo de contrataciones, a través de subsidios o
incentivos que les permitan ceder sus predios para que se trabaje racionalmente y se logre un mayor
rinde", apuntó el especialista.
Fernández Buzzi explicó que la legislación vigente de arrendamientos agrícolas es
muy atrasada y que leyes de países como España contemplan estas cuestiones.
Las regulaciones
En ese sentido, la Federación Agraria Argentina viene bregando desde el año pasado
por la modificación la ley vigente y presentó en el Congreso un proyecto que no consiguió adquirir
estado parlamentario ( ver aparte).
Para Jorge Romagnoli, presidente de Aapresid, la vuelta atrás de este proceso de
concentración no se dará vía la legislación, sino incentivando la productividad .
"La política del gobierno limita al productor la posibilidad de capturar valor para
reinvertirlo a aplicarlo a mejora tecnológica", indicó el productor y empresario agrícola. "No es
por una ley sino por el mercado como se soluciona este problema", dijo.
En un artículo escrito para un matutino porteño, el consultor agropecuario y ex
subsecretario de Agricultura Eduardo Manciana opinó que en la agricultura moderna, la tierra "es
cada vez menos importante", y así conviven en el negocio dos rentas claramente diferenciadas: la
del capitalista (el emprendedor que asume riesgos) y la del terrateniente (que alquila el campo) .
Desde su perspectiva, las actuales políticas (con las retenciones a la cabeza) incentivan a que el
propietario tengan mayor interés en alquilar, siendo esto funcional a la concentración.
"En los últimos 5 años, los alquileres de los campos dulpilcaron su valor
expresados en quintales de soja, y es ahí donde se acumuló al renta de la actividad, la pregunta es
como apropiarse de los excedentes de esa renta", se cuestiona Manciana.
Para el ex funcionario, un "contraproceso" sucedería si se decide gravar la renta
por alquiler y se eliminan las retenciones, promoviendo así la vuelta de los productores genuinos a
la actividad. Así, el cambio drástico sería hacerlo según su opinión, a través de un costo fijo por
unidad de tierra en producción, expresada por medio del impuesto tipo a la ganancia presunta.