La economía argentina volvió a crecer en 2021, luego de tres años de recesión. Si continúa por ese camino en 2022, será el primer bienio de crecimiento en una década. La industria, que ya opera en muchos casos por encima del punto de inicio de la crisis de 2018, es un protagonista central de este proceso. El gobierno nacional confía en que este envión moderará los efectos recesivos que acompañan al acuerdo con el FMI, tales como restricción fiscal, aumento de la tasa de interés y suba de tarifas, y permitirá cumplir las metas sin mayores ajustes. Desde el otro rincón del análisis, la pregunta es la inversa: ¿Sobrevivirá la reactivación inercial a las políticas económicas más restrictivas?
El primer dato oficial del año en materia de actividad industrial es negativo. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la producción cayó 0,3% interanual, la primera baja en catorce meses. La medición recoge muchos matices, como las habituales paradas de planta del período estival y el ausentismo laboral provocado por el pico de coronavirus impulsado la variante Omicron.
Según el informe de Fisfe, la caída fue peor en la industria santafesina, del 10,5% en el primer mes del año. Incidieron los mismos factores que a nivel nacional, pero con un adicional: en enero de 2021 el crecimiento de la actividad manufacturera provincial había sido de casi el 20%. Si la comparación se hace con 2020 y 2019, la variación es positiva.
En febrero, dicen tanto en la Secretaría de Industria de la provincia como en el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, los números se volvieron a acomodar al alza. Datos de la cartera que conduce Matías Kulfas: la producción automotriz creció 73% interanual y 15% contra 2019. Fue el mejor febrero en cuatro años.
Respecto de la construcción, que bajó 5% en enero, el análisis oficial es el mismo. Ya en febrero los despachos de cemento crecieron 16% y fueron los más altos de la historia para ese mes. Y la venta de materiales para la construcción creció 10,5% en comparación con el mismo mes de 2021, de acuerdo con el índice Construya (IC).
Una recorrida por Expoagro mostró una efervescencia de negocios, tanto en maquinaria como en el sector de insumos y servicios, que no indica una desaceleración.
No obstante, hay centros de estudios que vienen advirtiendo que la reactivación pierde fuerza. Uno de ellos es el de la Bolsa de Comercio de la ciudad de Santa Fe, que elabora mensualmente el índice de actividad provincial Icasfe. Si bien el indicador mostró un crecimiento de 3,2% durante 2021, los economistas que lo elaboran ven la curva en cuarto menguante.
“La recuperación pronunciada que comenzó en la segunda parte de 2020 se prolongó hasta el primer trimestre de 2021 (en ese período el Icasfe acumuló una variación del 3%) pero luego comenzó un proceso de desaceleración que se mantuvo hasta el último cuarto del año pasado (la suba acumulada fue del 0,2%)”, indicaron. Aún así, aclararon que el resultado positivo de la actividad provincial “estuvo impulsado por un importante repunte del sector industrial”.
Ampliando el análisis a nivel nacional, el Ieral de la Fundación Mediterránea remarcó que entre fin de 2021 y principios de 2022, la economía “se desaceleró” al tiempo que “la tasa de inflación volvió a acelerarse”. El instituto elabora un índice desestacionalizado en base a la recaudación de impuestos asociados al mercado interno, que cayó 1,9% real en el primer bimestre de 2022, comparado con el cuarto trimestre de 2021. “Devolvió así buena parte de la expansión registrada entre el tercer y cuarto trimestre del año pasado, que había sido de 2,6 %”, señaló.
En base a estos datos, los economistas mediterráneos sugieren que “se está licuando parte del arrastre estadístico positivo con el que había terminado el 2021”. A su juicio, “cada intento de expansión fiscal y monetaria contiene las semillas de su propio ajuste, sea por la aceleración inflacionaria que licúa la demanda, sea por la falta de capacidad de financiamiento de las importaciones necesarias para lubricar la oferta”.
La Mediterránea opina que “los motores externos tradicionales no tendrían demasiado peso para movilizar la economía durante 2022”, ya que “si bien han mejorado precios muy relevantes para las exportaciones, ha subido aún más fuerte el precio de la energía, deteriorando la balanza comercial” Por otro lado, la guerra en Europa “probablemente estimule una mayor inflación a nivel internacional y genere una mayor desaceleración en el crecimiento económico previsto para este año”, señaló.
Desde otro punto de vista, la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) elaboró un informe en el que señala que la actividad económica crecerá y superará este año al 2017, el único período de crecimiento durante el ciclo macrista. En ese momento el PBI creció 2,9%, contra una caída de 1,8% en 2016% y previamente a la baja de 2,5% en 2018 y 2,2% en 2019.
El Observatorio de Políticas Públicas de la Undav, coordinado por Santiago Fraschina, Asimismo, realizó un repaso de la recuperación de la actividad a la luz de la flexibilización gradual de las restricciones y la campaña de vacunación, con algunos problemas en el camino, como el recrudecimiento de los contagios en mayo de 2021 y el ausentismo generalizado en enero con la variante Omicron. “Ya normalizada la situación en febrero, a modo de anticipo, el consumo de electricidad de grandes usuarios permite observar la vuelta a la senda de crecimiento de la actividad”, apuntó.