Las expectativas industriales se desbarrancaron en abril aunque parecen haber encontrado un piso. De hecho, los registros de mayo muestran un tibio rebote, impulsado por la flexibilización de la cuarentena y la gradual reapertura de las fábricas. Esta evolución se da, claro está, en niveles de recesión.
La conclusión surge de la lectura del Indice de Expectativas Industriales (IEI) que presentó ayer la Universidad Argentina de la Empresa (Uade). Se trata de la primera edición en Argentina de un indicador que permite captar, a través de una encuesta a más de 600 empresas, los pronósticos en materia de aumento, sostenimiento o reducción de la producción, dotación del personal, horas trabajadas y utilización de la capacidad instalada.
Según explicó su autor, el economista Fausto Spotorno, el indicador es muy utilizado en el mundo para anticipar la marcha de la economía en el corto plazo, a uno o dos meses vista. "Cobro mucha importancia en la pandemia porque, a diferencia de otros indicadores como el de actividad económica, permite ver más rápidamente la evolución de la economía", señaló. El modelo, agregó, es el del PMI norteamericano. Es también una suerte de complemento del Indice de Confianza del Consumidor, ya que mide expectativas, pero desde los empresarios.
La difusión del IEI arrancó ayer pero la serie se viene construyendo desde hace tiempo. En febrero, por ejemplo, reflejaba un repunte de las expectativas con el cambio de año. Este entusiasmo chocó en marzo con la pandemia, la crisis internacional y las primeras medidas de aislamiento.
En abril, el índice fue de 24,9 puntos sobre cien, lo que da cuenta de que más de la mitad de las respuestas a las preguntas sobre producción, dotación de del personal, horas trabajadoras y utilización de capacidad instalada que se hicieron a la baja fueron pesimistas. La buena noticia es que esta cifra parece marcar un piso. Ya el IEI de mayo fue de 32,4, por encima del de abril, aunque todavía por debajo de la mitad de las respuestas, lo que indica que las expectativas siguen siendo de caída en la actividad.
Spotorno señaló que esta medición de expectativas tiene una alta relación con la producción industrial. De modo que es de esperar que este rebote se refleje en las cifras de actividad. La industria ligada al sector agropecuario lidera el impulso, aunque todavía opera en un nivel menor al del año pasado. La manufactura ligada al consumo interno, que explica el 40 por ciento del total, tiene algún respiro por el lado de la alimentación. En cambio, están al mínimo las actividades que dependen de Brasil, como las automotrices, y en cero las que están ligadas a la construcción, como el cemento.
Dijo que este año "la caída del PBI va a ser lo más semejante a 2002 que tuvimos hasta ahora, entre 7 y 10 por ciento" y vaticinó que "se van a terminar perdiendo unas 30.000 empresas netas en el año, lo que significa 100.000 empleados formales menos".
Bolsas de fiesta
El índice S&P Merval subió 8,31%, impulsado por los avances en la negociación por la deuda y el buen desempeño de Wall Street. Los mercados accionarios de EEUU continuaron registrando subas. ElDow Jones creció 1,7%, el S&P 500 aumentó 1,2% y el Nasdaq subió 1,1%. De esta manera, el S&P 500 borrótodas las pérdidas del año, al tiempo que el Nasdaq subió un 44,7% desde su mínimo el 23 de marzo.