El experto Jacob Ryten se refirió en marzo a la situación que se produjo en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El especialista es uno de los más importantes consultores internacionales en cuestiones de organización estadística. Durante muchos años actuó como asesor en el Indec en el desarrollo de diversos programas, entre ellos el índice de precios al consumidor (IPC). En una entrevista expuso su opinión sobre el tiempo necesario para gestar un IPC “ab ovo”, como dice. Este proceso demandará 13 meses como mínimo, en una situación de emergencia, para contar con un indicador oficial, “que sirva para fines de indexación, que dé la pauta sobre la tasa de inflación, que explique los bienes y servicios que impulsan la variación del índice general y que tenga aceptación por todos los agentes económicos”.
Técnicamente es indiscutible su planteo y debemos coincidir con el. Sin embargo, el proceso de medición no se lleva a cabo en un laboratorio aislado. Y como él bien dice al final: “se puede y se debe proponer una medida provisoria. Yo la califico como inteligencia económica, que puede ser de calidad excelente, rápida y no incómoda desde el punto de vista del informante”.
También agregó que “nunca tendrá el carácter legal de un IPC que sirva, por ejemplo, para fines de indexación”. Ese imposibilidad, a mi entender, puede ser motivo de análisis y evaluación, según el caso.
¿Por qué se originó el problema en el Indec entonces? El mismo Ryten da la clave, en un artículo en la revista Estadística de junio de 2013. Allí analiza las recomendaciones de su Manual de Organización Estadística, a la luz de la experiencia observada. Y tal vez la referencia más importante que hace al respecto es que la diversidad de situaciones encontradas, es mucho más grande que la considerada cuando se preparó ese trabajo. Que suponía oficinas de estadística centralizadas en economías altamente desarrolladas.
Lo que hay que destacar en esa revisión que propone Ryten, es la existencia de una enorme diversidad, que trasciende el mero hecho de que los sistemas sean centralizados o descentralizados. El problema fue planteado por el profesor Dieulefait en 1975 y 1976 en los coloquios de la Sociedad Argentina de Estadística donde se refería a la impronta cultural que ha marcado las trayectorias estadísticas de los países. Es decir que, por detrás de la configuración institucional que adopte cada país, late la trama de valores que entroniza la cultura de cada uno. La curiosidad científica, el pensamiento crítico, el apego a la verdad, la aceptación de la duda razonable y de la inevitable incertidumbre, el respeto a las evidencias, , configuran el círculo virtuoso que fortalece, el trabajo de producción estadística.
Las formas culturales cuestionan la aplicación automática de formas “óptimas” de solución para las necesidades de información. No se puede sostener que en cada lugar y momento, bajo las circunstancias históricas concretas, se pueda sostener inconmovible una forma única de trabajar.
Es el ejemplo del médico que frente a una crisis del paciente deberá resolverla según las circunstancias de tiempo y lugar. Si está internado en un centro de alta tecnología, operará con instrumental más moderno. En un accidente, en una ruta lejana, están solamente él y su maletín entre la vida y la muerte del paciente. Y las decisiones dependen del estetoscopio, del tensiómetro y del termómetro. ¡Pero fundamentalmente de la inteligencia y los conocimientos del médico! ¡Inútil sería que se demorara reclamando un tomógrafo?!
El discurso del presidente Mauricio Macri en el Congreso advirtió la gravedad de la situación. Y entre las circunstancias agravantes, mencionó la inflación. ¿Qué duda cabe que es necesario tratar este mal y monitorear las respuestas que se obtengan con el tratamiento?
El diagnóstico requiere de la farmacia, remedios disponibles ahora, y por otro lado, dispara una advertencia a laboratorios o para la búsqueda de otras alternativas más efectivas.
Resolver el problema.¿Qué remedio está disponible dentro de las próximas horas o semanas?
No se trata de la aplicación rigurosa de una fórmula. Se trata de resolver un problema. La pelea no debe ser para aplicar la “metodología estándar” para el cálculo del IPC, según la ONU o el FMI. Se trata de implementar creativamente, una forma de estimar el comportamiento de los precios, en particular los de una canasta familiar ( que puede ser observada o normativa). ¿Quién responde por la pertinencia de los métodos y procedimientos? En este punto aparece la cuestión de la certificación de los métodos y procedimientos estadísticos. Es necesario que haya una forma independiente de evaluación que avale la confianza que se deposite sobre sus resultados. Y en ese sentido nuestra legislación tiene un gran vacío. Ser el responsable normativo del sistema, no le otorga al Indec carta blanca para que su palabra no pueda ser analizada, confrontada y debatida en el plano técnico.
Una cuestión a resolver con carácter prioritario es la profesionalización del personal integrante del servicio estadístico. No es suficiente la excelencia en la formación si no viene acompañada de instituciones de control entre pares.
Los dueños del problema. El Consejo Nacional de Estadística, presente en la vieja ley 14.046 desapareció con la ley 17.622, que al quedar por el camino de nuestros vaivenes políticos el Conade, ha hecho del Indec un “organismo residual de un sistema desaparecido”, sin contraparte ni contrapesos, salvo la dependencia burocrática, que le ha permitido decir al Ministro del Interior que el Indec solamente tiene un jefe: su director, frase minimalista que desconoce la activa búsqueda de equilibrio que se observa en el mundo.
Nadie está libre de tener tropiezos en el curso de una actividad tan crítica como la estadística. Por ejemplo el caso de Canadá en el Censo de Población de 2011, cuando el poder político, en el 2010, quitó la obligatoriedad de contestar los cuestionarios “largos”, que se relevaban por muestreo. Renunció el director de Canadian Statistics, Munir A. Sheikh.
Entre lo factores culturales, la fortaleza institucional y una clara división de poderes, tienen una gran influencia en la solución de los conflictos. Por eso extraña que el Poder Legislativo observe resignadamente lo que ocurre, conformándose con ser un partenaire que mensualmente presenta un compilado de índices de varias fuentes. Los ingleses, después de un largo camino, han constituido la Autoridad Estadística, con sede en el Parlamento, como cabeza de su sistema estadístico.
La estrategia requerida. La naturaleza compleja de la materia, sus fuertes connotaciones políticas y la apremiante necesidad de contar con los indicadores, exigen el reconocimiento de que es a través de una política de Estado, como se podrá ir avanzando en el ordenamiento y mejora de nuestras estadísticas públicas, mediante una estrategia nacional de desarrollo estadístico (Ende).
La hoja de ruta de la estrategia debe incluir:
• Una nueva ley de estadística que contemple la totalidad del proceso estadístico.
• La creación de órganos consultivos de usuarios, sectoriales y federales, que participen en la definición de contenidos y en la evaluación de la satisfacción de los usuarios.
• La preparación de un Plan Nacional de Estadística que deberá aprobar el Congreso.
• El monitoreo y supervisión del cumplimiento del Plan por profesionales independientes, coordinados por la AGN.
• La inclusión en los programas de estudio de los distintos niveles del desarrollo de habilidades estadísticas y el ejercicio del pensamiento crítico basado en la evidencia.
• La profesionalización de los cuerpos técnicos, mediante una estricta formación y el correspondiente control entre pares de la conducta y la idoneidad en la práctica del ejercicio profesional.
• Las ideas expuestas no pretenden agotar la cuestión, sino contribuir a una reflexión más profunda sobre los problemas que plantea la relación entre estadística y política.