El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, celebró la
intervención del gobierno y la Confederación General del Trabajo (CGT) para poner techo a los
reclamos salariales y consideró que la rápida respuesta a su demanda de contención gremial
"tranquilizó" la pulseada por los ingresos. Como devolución de gentilezas, pidió al Estado nacional
que suba el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias para aliviar la carga fiscal a los
trabajadores cuyos sueldos lo ubican como contribuyentes de ese tributo.
La semana pasada, luego de un fuerte reclamo de la entidad industrial para
contener los reclamos salariales superiores al 30 por ciento, el gobierno nacional firmó un acuerdo
de sueldos que involucra aumentos del 21 por ciento para el sector público. Y el secretario adjunto
del gremio de los camioneros, Pablo Moyano, anticipó que pedirá un incremento del orden del 20 por
ciento en las paritarias del sector.
Para los dirigentes de las entidades empresariales, ambas son fuertes señales de
contención de los reclamos salariales. Sobre todo en el caso de los numerosos gremios cuyos sueldos
básicos quedaron muy atrasados por la inflación acumulada desde principios de año. En esas
situaciones, como ocurrió en la Alimentación, la lucha para no ser superados por la línea de la
pobreza llevó a incrementar la pauta de demanda salarial del 23 por ciento promedio en el que se
habían pactado las pocas paritarias cerradas en la primera mitad del año, al 35 por ciento.
Méndez celebró esa contención, se mostró confiado en que se tranquilizará la
"psicosis peligrosa" generada supuestamente por las paritarias y devolvió la gentileza. Pidió
entonces elevar el mínimo del impuesto a las ganancias para los trabajadores y fijar "un piso más
bien alto".
"Hay que buscar un piso más bien alto, porque con estos aumentosvan a caer todos
en manos del impuesto, no se va a salvar nadie", fundamentó.
Sobre un total de 5,7 millones asalariados formales en el sector privado y 1,3
millón de asalariados en el sector público, se estima que 1,2 millón de trabajadores son afectados
por el impuesto a las ganancias. Al no actualizarse los mínimos y las deducciones desde 2008, los
incrementos salariales se traducen en un mayor pago de ese tributo.
En los sindicatos como el de Camioneros, con salarios más altos altos, la
reducción de esa carga implica una mejora sustancial del sueldo, que relativiza la importancia de
lo que se puede obtener mediante el porcentaje de incremento acordado con la patronal.
Pisos y techos. Para las cámaras empresariales, el aumento del piso imponible
significa, en este sentido, disponer de un aumento salarial para los trabajadores de ingresos más
altos, pero a cuenta del Estado.
Así, mientras la contención de porcentajes le pone techo a las demandas de la
mayoría de los trabajadores formales e informales (el 37 por ciento de los empleados en relación de
dependencia), el Estado le subsidia las paritarias en los niveles salariales más altos.
En la misma sintonía que Méndez, el diputado nacional y asesor legal de la CGT,
Héctor Recalde, planteó que los aumentos salariales hay que pedirlos con "razonabilidad".