La Reserva Federal (FED) de Estados Unidos decidió mantener intactas las tasas de interés de referencia de ese país y llevó algo de alivio a la mayoría de las economías emergentes, que temían una profundización del proceso de fuga de capitales al que asisten en el último año. Igualmente, los mercados financieros reaccionaron con cautela. En Wall Street, por ejemplo, la decisión decepcionó y llevó a los índices bursátiles de esa plaza cerrar con pérdidas.
Tras la reunión de su comité de política monetaria la FED, el banco central estadounidense, dejó el costo del dinero que presta al mismo nivel en que lo mantiene desde diciembre de 2008: entre 0 por ciento y 0,25 por ciento.
Esta política de tasas bajas es una de las herramientas que utilizó el gobierno estadounidense para salir de la recesión que provocó el estallido de la crisis financiera internacional. Merced a la expansión monetaria y el activismo fiscal, la economía norteamericana es hoy una de las que más crece en el mundo. Por eso, la autoridad monetaria comenzó a cortar el chorro de dólares con las que invadió al mundo en los últimos años. Primero, dio por finalizado el programa de recompra de bonos del Tesoro estadounidense. Y luego anunció que subiría los tipos de interés de referencia para evitar presiones inflacionarias. Pero no dijo cuando, y esa decisión es la que tiene en vilo desde hace meses a los mercados financieros y a los gobiernos de los países emergentes.
La presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, atribuyó la decisión de mantener casi en cero el costo del dinero a las incertidumbres que pesan sobre la economía mundial. "El panorama externo parece haberse tornado más incierto, y las fuertes preocupaciones por el crecimiento de China y otras economías emergentes han conducido a la volatilidad de los mercados", declaró.
Yellen mencionó también la apreciación del dólar y estimó que todos esos factores "podrían frenar la actividad económica de Estados Unidos".
Sin mencionarlas, los miembros del comité tomaron en cuenta las recientes turbulencias de los mercados financieros, la baja de los precios de las materias primas y de la energía y el enlentecimiento económico de China.
La decisión del banco central estadounidense repercutió negativamente en el cierre de Wall Street. Tras operar en terreno positivo durante la mayor parte de la jornada, el índice Dow Jones perdió 0,39 por ciento. Los temores con respecto a una desaceleración en China y la persistencia de la volatilidad en los principales mercados internacionales continúan ejerciendo presión en Wall Street.
En Europa, las principales Bolsas cerraron con alzas leves, En Latinoamérica, el Merval porteño subió 0,9 por ciento, mientras que la Bolsa de San Pablo ganó 2,51 por ciento. El petróleo bajó un 0,53 por ciento.